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Abraham Galera es un camarero originario de Lloret de Mar que trabaja en Bar Danús, un restaurante ubicado en Tordera, en la provincia de Barcelona (Cataluña). El joven denunció hace unos días haber recibido una inspección laboral para verificar si atiende a sus clientes en catalán y su caso se ha vuelto viral.

Galera, conocido en redes como @abrigaca, cuenta con más de 880.000 seguidores en TikTok y más de 350.000 en Instagram. Es famoso por compartir publicaciones en las que habla sobre aspectos del trabajo en hostelería, muchas veces desde una perspectiva cómica y no meramente informativa.

A raíz de su denuncia en redes sociales y la gran difusión que han tenido los hechos, esta semana ha sido entrevistado en televisión. "Mi queja es que alguien que no ha venido nunca a mi restaurante pueda poner una denuncia en la que venga un inspector de la Generalitat de Catalunya a corroborar si yo le hablo o no en catalán", ha criticado en el programa En boca de todos.

El relato de los hechos

El pasado 2 de octubre, Abraham publicó un vídeo en el que contaba que ese día había visitado su restaurante un inspector de la Generalitat de Cataluña. ¿La razón? Alguien le había puesto una denuncia anónima en la que le acusaban de no hablar catalán ni atender a los clientes en esta lengua.

En su opinión, la denuncia procede de alguien que se ha sentido ofendido con un vídeo suyo donde imagina que una clienta le pide comunicarse en catalán y él finge no entenderlo, lo que ha provocado que la gente crea que en su local no se habla catalán.

Contrariamente a esto, Abraham habla un perfecto catalán nativo y en su restaurante se usa el catalán a diario, como él mismo ha afirmado. "No perdería un cliente por no hablarle en catalán", asegura.

De hecho, según cuenta, el propio inspector se rió tras intercambiar con él unas cuantas frases. A los 10 segundos le dijo que "ya tenía la faena hecha", pues Galera le saludó nada más recibirle diciendo "Bon dia".

"Lo que me da más rabia de esta situación es saber que cualquiera puede poner una denuncia a un restaurante sin haber ido", ha criticado. También ha señalado que si esa denuncia llegara a ejecutarse la multa tendría que 'comérsela' él y pagarla.

De todas formas, los gastos de la visita del inspector, va a pagarlos él con sus impuestos. "Lo lógico sería que todos los gastos de esa denuncia los pagara íntegros el denunciante", lamenta.

¿Es obligatorio el uso del catalán en hostelería?

Pero, ¿qué habría pasado si Abraham se hubiera dirigido al inspector en castellano? Él cree que si no llega a hablarle en catalán la denuncia se hubiese convertido en multa, ya que "los camareros están obligados a entenderse con el cliente", ha dicho en En boca de todos.

"Si aquí solo supiéramos una de las dos lenguas oficiales, el catalán o el castellano, tendría que ser el catalán", explica.

"Tanto la rotulación del restaurante como las cartas o menús los puedo tener en catalán y castellano, pero si solo los tuviera en una lengua tendría que ser el catalán por obligación, y lo mismo pasa a la hora de entenderse con los clientes", ha agregado.

¿Y qué dice la legislación catalana? En efecto, la ley establece que los consumidores tienen derecho a ser atendidos en cualquiera de las lenguas oficiales de Cataluña, es decir, tanto en catalán como en castellano.

Sin embargo, la obligatoriedad de usar el catalán en la atención al público depende del tipo de establecimiento y de la normativa aplicable.

La Ley 1/1998 de Política Lingüística promueve el uso del catalán en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la atención al público. Aunque no impone sanciones directas a los establecimientos privados, establece la obligación de ofrecer servicios en catalán en ciertos contextos.

Dependiendo del tipo de establecimiento y de su relación con la Administración pública (por ejemplo, si recibe subvenciones o es una empresa pública), puede haber obligaciones adicionales de ofrecer atención en catalán.

Reacciones al caso

Miles de personas han reaccionado al caso de Abraham. Algunas han mostrado su sorpresa frente a la posibilidad de poder multar a un negocio que no atiende al público en catalán y han lamentado que se dediquen impuestos a este tipo de hechos en lugar de invertirlos en sanidad o educación. "Cada uno que hable como le dé la gana y a ser felices", comentaba una usuaria.

No obstante, otras personas le han criticado duramente y le han dejado múltiples reseñas negativas en Google. "No atiende en catalán ni a Puigdemont" o "No vayas aquí porque maltratan la lengua" han sido algunos de los mensajes que el camarero denuncia haber recibido.

El caso de Abraham Galera abre un debate entre los derechos lingüísticos de los consumidores y la libertad de los trabajadores. Mientras la Generalitat defiende la promoción del catalán, el sector hostelero pide claridad y apoyo para evitar conflictos en la atención al cliente.