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Coca de Alba, un pequeño municipio de la provincia de Salamanca con apenas 95 habitantes según los datos del INE de 2024, ha lanzado una llamativa oferta para revitalizar la vida social de la localidad: el alquiler de su bar municipal por el precio simbólico de un euro al año.

La alcaldesa, Dori Vicente Ciudad, declaraba a La Gazeta Regional de Salamanca: que "los bares son centros de ocio, convivencia y lugares de encuentro", razón por la cual han impulsado esta particular iniciativa: el objetivo no es otro que dinamizar el pequeño pueblo salmantino e intentar frenar la despoblación rural.

El local, con licencia ya tramitada, cuenta con 200 , escenario para actuaciones, cocina amueblada y completamente equipada, televisión y pantalla para proyecciones, acceso adaptado para personas con movilidad reducida y sistema de calefacción integrado.

Hace poco ha sido reformado gracias a una subvención de la Diputación de Salamanca, por lo que se entrega totalmente listo para iniciar la actividad hostelera desde el primer día.

Requisitos del alquiler

La oferta exige unas condiciones específicas. "Los adjudicatarios deberán dinamizar el pueblo, y pedimos que sea gente que atraiga a gente y se empadronen en el pueblo", ha explicado la alcaldesa. Además, "deberán abrir los fines de semana".

Los gastos del establecimiento se compartirán con el Ayuntamiento y el contrato inicial tendrá la duración de un año, prorrogable por anualidades hasta un máximo de cuatro años.

Una tendencia en la provincia

Esta iniciativa no es única en Salamanca. Varios ayuntamientos de la provincia han adoptado medidas similares para mantener vivos sus pueblos. Localidades como Cantaracillo, Villaflores o Zorita de la Frontera han aplicado rentas muy bajas, en algunos casos de 50 euros al mes.

La Diputación de Salamanca respalda estas iniciativas a través del II Plan de Ayudas a Establecimientos Hosteleros, que cuenta con un presupuesto de 1,5 millones de euros y ha beneficiado a 66 municipios de la provincia.

El presidente de la Diputación, Javier Iglesias, ha destacado la importancia de estos establecimientos: "Son un servicio de carácter social en el mundo rural que ayuda a combatir la soledad no deseada y es un lugar de encuentro intergeneracional entre los habitantes del municipio".

Tampoco es la primera vez que Coca de Alba pone en marcha esta iniciativa. Una familia argentina se hizo cargo del restaurante tras la reforma anterior, llegando incluso a empadronarse en la localidad. Sin embargo, su regreso a Argentina obligó al Ayuntamiento a volver a ofertar el bar.

En definitiva, esta medida representa un ejemplo innovador de cómo los pequeños municipios españoles están luchando contra la despoblación, convirtiendo la necesidad de mantener servicios básicos en oportunidades para emprendedores dispuestos a apostar por la vida rural.