"Sin café no soy nada" o "No me habléis antes del primer café" son algunas frases que se pueden escuchar a menudo en España. Y es que esta bebida forma parte de la rutina diaria de millones de personas: cada español consume de media 4,22 kilos de café al año, lo que equivale a unas 562 tazas anuales.
Así lo demuestra el último Informe Sectorial del Café en España (2023-2024) de la Asociación Española del Café (AECafé): en nuestro país se beben más de 67 millones de tazas cada día, de las cuales dos tercios se preparan en el hogar y un tercio se disfrutan en bares y cafeterías.
Esa cifra confirma la relevancia social, económica y cultural de este estimulante, que sigue creciendo en consumo (un 3,7% más que el año anterior) y que se diversifica en formatos: desde el café de tueste natural, que lidera tanto en hogares como en hostelería, hasta las cápsulas, que ya representan una de cada cinco tazas en casa.
En este contexto, no es extraño que surjan debates sobre cuánto cuesta realmente tomar un buen café. Y ahí entra en juego la voz de un barista experto en café de especialidad Santo Amaro, que ha querido zanjar el asunto con un mensaje contundente: "El café de especialidad no es caro,
es que tú no sabes de matemáticas".
En un vídeo publicado en redes sociales, el profesional ha respondido a un comentario que cuestionaba el precio de un kilo de café de especialidad (unos 35 euros) y lo ha hecho con una sencilla operación matemática.
Según ha explicado, con esa cantidad de café, con ese kilo, se pueden preparar alrededor de 100 tazas, utilizando la medida estándar de 10 gramos por cada una. El resultado es que cada café saldría por 0,35 euros.
A partir de ahí, compara ese número con lo que cuesta un café en cualquier bar, que ronda los 1,20 euros, y subraya la diferencia de calidad entre ambos productos.
"¿En serio no te vas a gastar 35 céntimos en un producto que es mucho mejor para tu salud y que sabe mucho mejor en todos los aspectos?", ha preguntado a sus seguidores.
El vídeo, que acumula ya miles de visualizaciones en TikTok, ha abierto debate entre los usuarios. Algunos aplauden el cálculo y destacan que invita a valorar más lo que se consume en casa, mientras que otros cuestionan que el café de especialidad sea accesible para todos los bolsillos,
incluso aunque el precio por taza parezca bajo.
¿Qué es el café de especialidad?
El café de especialidad es aquel que destaca por la calidad extraordinaria de sus granos, su cuidadosa trazabilidad y su perfil sensorial único, y debe obtener al menos 80 puntos sobre 100 en evaluaciones certificadas por la Specialty Coffee Association (SCA).
No es simplemente un café 'especial', sino el resultado de un proceso completo en el que desde la plantación, la cosecha a mano, el tueste y la preparación se cuida minuciosamente para alcanzar la máxima calidad.
Esta calidad se evalúa mediante catas profesionales realizadas por catadores certificados llamados Q Graders, quienes consideran aspectos como el aroma, sabor, acidez, cuerpo, balance y la ausencia de defectos.
Un barista con una taza de café.
Entre sus características principales, identificamos una selección rigurosa de los granos, generalmente de la variedad arábica. Además, proceden de zonas geográficas bien identificadas, con microclimas específicos y cultivos sostenibles.
Por otra parte, el proceso de producción es completamente trazable: se informa del lugar de cultivo, fecha de tueste, altura, origen y método de procesamiento.
Es un producto de nicho, en lotes pequeños, muchas veces de pequeños productores y con prácticas de comercio justo. Por último, el perfil de sabor es complejo y distintivo, lo que lo diferencia claramente de los cafés comerciales comunes.
¿Por qué el café de especialidad es mejor?
El café comercial, destinado al consumo masivo, suele tener sabores homogéneos y no alcanza la puntuación mínima para ser considerado de especialidad, además de carecer de trazabilidad y, muchas veces, de criterios de producción sostenible.
El café de especialidad implica una dedicación ética y consciente, y la pasión tanto del caficultor como del barista. El cuidadoso manejo en cada fase, desde la finca hasta la taza, determina el resultado final: una bebida de excelencia sensorial y con impacto social positivo.
