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Hace 30 años que los hermanos Roca son un trío inseparable también en la cocina y 40 que empezaron la aventura al frente del que ha sido en repetidas ocasiones mejor restaurante del mundo.

Juntos dirigen un imperio gastronómico que se ha forjado con los años tras el éxito consolidado de El Celler de Can Roca, un símbolo viviente del poder de la colaboración fraternal y del trabajo en equipo.

Para Joan Roca cuyo mayor miedo a la hora de llevar su restaurante —elegido en 2013 y 2015 como el mejor restaurante del mundo por The World’s 50 Best Restaurants— reside en el hecho en "que pueda haber insatisfacción de algún cliente", para mantenerse en la cima sabe que esta debe ser su "lucha constante".

Así lo expresaba durante la entrevista que mantuvo con Javier Aznar para su podcast Hotel Jorge Juan. "Poner toda nuestra energía para que la experiencia sea extraordinaria se lleven un buen recuerdo y se vayan mejor de cómo han entrado".

También tiene claro que para eso "hay que crear un equipo extraordinario de mucho talento y mucho compromiso". De ahí que el mayor de los Roca, resume esta filosofía con una frase que transmite a todo aquel que se incorpora al equipo: “Si quieres llegar rápido ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado.

Una máxima que no es solo inspiracional, sino operativa. Porque detrás del éxito de este templo gastronómico se encuentra una sinfonía de voces: Joan, al mando de la cocina; Josep, sumiller y director de sala; y Jordi, el alquimista dulce que transforma postres en poesía.

La fuerza de los lazos

Su recorrido comenzó hace más de cuatro décadas, entre los fogones del modesto Can Roca, el restaurante que sus padres levantaron con tesón y hospitalidad. Allí, Joan se empapó de la cocina de su madre, Montserrat Fontané, mientras daba sus primeros pasos entre cazuelas y ollas.

Años después, con formación académica en la Escola d’Hostaleria de Girona, Joan trazó el mapa de lo que sería su filosofía culinaria: una cocina emocional, libre, sin ataduras, pero profundamente comprometida con el sabor genuino y la innovación científica.

Pero nada de esto sería posible, según el propio Joan, sin el poder del “nosotros”. Como deja claro en la entrevista: “En mi caso, con mis hermanos. Pero también me refiero a ese equipo que hemos conseguido crear alrededor nuestro y que nos permite tener el Celler donde está, al máximo nivel posible.”

Los hermanos Roca.

El Celler de Can Roca es una casa de sabores y también de valores. La búsqueda incansable de la excelencia va de la mano con el respeto por el equipo. En esta casa, el talento se reparte. Desde los que investigan en La Masia (el centro de I+R del restaurante), hasta quienes elaboran cada plato con precisión quirúrgica.

Joan Roca ha sido pionero en técnicas como la cocción al vacío y a baja temperatura, pero su verdadero legado quizá esté en su enfoque humanista de la cocina. Su obsesión por lograr que cada comensal se marche “mejor de como ha llegado” habla de una sensibilidad que trasciende lo culinario.

En sus platos conviven el aroma del petricor, su "favorito", destilado y transformado en salsa. La historia de una tierra, la memoria de una infancia, la curiosidad científica y el gesto compartido.

Su lema marca la hoja de ruta de una cocina que ha demostrado que la verdadera innovación no se cocina en soledad, sino en comunidad. Que el éxito no se mide solo en estrellas o premios, sino en la capacidad de tocar el alma de quienes se sientan a la mesa.