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El pasado septiembre Dabiz Muñoz aterrizó en la Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez con Hungry Club, un local donde poder disfrutar de la cocina creativa del chef de DiverXO en un formato más desenfadado y a precios populares.

Ese fue solo el comienzo. Hungry Club se ha expandido y ha llegado, hasta la fecha, a los aeropuertos de Barcelona, Málaga, sumando cinco establecimientos. La llegada del chef madrileño a los aeropuertos ha traído consigo una oferta diferente, atractiva, diversa y de calidad.

A los que se pasan media vida de avión en avión, se les ha abierto una ventana al UniverXO de Muñoz. Donde poder desayunar, comer o cenar antes de despegar, o llevárselo para disfrutarlo durante el vuelo. 'Fast food' o más bien 'porn food' del bueno en un momento.

La carta de Hungry Club se compone abarca precios desde los 2,95 euros que cuesta su croissant hasta los 19,95 euros que cuesta su laksa con langostinos. Si se compara con los precios de otros establecimientos no difieren tanto, mucho menos si se tiene en cuenta el salto de calidad y experiencia que ofrecen en comparación con la propuesta de Muñoz.

En el edificio Satélite de la Terminal 4, Hungry Club se encuentra rodeado de otros tantos locales que forman parte de la red Aena y Áreas -encargados de estos espacios-. Flax & Kale, Taberna Arzábal, varios puestos de Enrique Tomás, SOHO Coffe Co. y no falta Starbucks.

Uno de los puestos de Enrique Tomás en la Terminal 4.

Si hubo gente que cuestionó sus precios, muchos de ellos cambiaron de opinión tras pasar por uno de los locales y experimentarlo. Si aún quedan dudas, tras unas cuantas idas y venidas por varias de las terminales del aeropuerto de Madrid, estas son algunas conclusiones que los defienden.

El UniverXO hecho al momento

Si algo ha aportado el aterrizado de Dabiz Muñoz a los aeropuertos, además de una oferta siempre apetecible, estimulante y variada, ha sido calidad. Empezando por el pan de brioche de sus huevos voladores, —los sándwiches con huevo revuelto que complementan a los bikinis— grande y esponjoso.

En Hungry Club no pasan mucho más de 5 minutos desde que haces el pedido hasta que te entregan uno de sus sándwiches, tiempo suficiente para que su equipo prepare uno de las propuestas más solicitadas del local.

Unos huevos voladores antes de despegar hacia Londres.

A una temperatura, presentación y degustación a la que no se le ponen ningún pero. El pan, recién tostado por la plancha, despertando sus aromas a mantequilla, se entrega en perfecto estado y no ha perdido ni textura, ni consistencia ni sabor.

Lo mismo ocurre con el resto de ingredientes más allá de sus exitosos brioches, como los cuencos de noodles, su repostería o sus hot dogs, terminados al momento con hornos eléctricos, a sistemas de inducción y vapor.

De sobra es sabido el perfeccionismo que caracteriza a Muñoz a la hora de crear sus platos y en Hungry Club no podía ser menos. Él mismo acude a los locales con regularidad para cerciorarse de su correcto funcionamiento, y experimentar con nuevos ingredientes y recetas.

Dabiz Muñoz tras la presentación oficial de Hungry Club probando uno de sus platos.

Con sus platos, Muñoz ofrece un viaje previo al viaje donde te lleva los puestos de street food coreanos con sus yakisoba, te transporta por momentos a la Puerta del Sol, mientras entre tus manos sostienes su pincho al revés de tortilla y pan de croissant o te enseña a qué sabe Italia con una focaccia César con mortadella.

Creaciones que no son otra cosa que una puerta a su UniverXO apto para todos los bolsillos y una muestra de lo que su cocina dice como embajador de nuestra gastronomía.

Una experiencia difícil de comparar en muchos casos con la oferta de la gran mayoría de establecimientos del aeropuerto: son cuestionables las tostadas que reposan en la vitrina desde primera hora de la mañana.

Por no hablar de los bocadillos, a veces apilados, con el sospechoso jamón ibérico que no se ha cortado al momento en algunos de los establecimientos.

Bocadillos de jamón ibérico.

Las bandejas de sushi no suelen anticipar a nadie un viaje a Japón. El arroz ha perdido su brillo y su consistencia no es siempre la adecuada, por su parte, el resto de ingredientes, no vienen en cantidades generosas.

Bandejas de sushi.

Comer en el aeropuerto a qué precio

Hay que partir de la base de que las concesiones de establecimientos en aeropuertos tienen un gran coste en el alquiler, que suma a un cierto porcentaje de las ventas que se queda Aena, un 50% de sus ingresos.

A partir de ahí, desayunar el aeropuerto cuesta alrededor de 12 euros si tu parada elegida es Balbisiana. El croissant con jamón y queso en el puesto con el que cuenta la pastelería en la Terminal 4 cuesta 7,50€ y el café 4 euros de media.

Si tu opción es la del bocadillo de jamón con café y zumo de naranja el ticket asciende a los 15€ aproximadamente, dependiendo si te decantas por el puesto de Enrique Tomas, pasas por Sibarium o prefieres el de la Taberna Arzábal.

Arzábal Market en el edificio Satelite de la Terminal 4.

En Flax & Kale una tostada de aguacate cuesta 8,25€, si le añades jamón o huevos revueltos 10,25€. Sus muffins cuestan 4,10€ y tienen también ensaladas como la de kale con queso de cabra o la de bulgur y espelta con falafel de garbanzos, todas a 16,50€.

Flax & Kale en el edificio Satélite de la Terminal 4.

En Hungry Club elaboran un ramen ibérico de pollo por 18,95€, un euro menos que su laksa, lo más caro del menú. Los bikinis cuestan desde los 14,25€ hasta 16,50€ el club de costilla bbq. Preparan dos tipos de perritos calientes el american thai y el american china—por 13,95€.

Su cookie de chocolate y palomitas caramelizas es un dulce pecado que te dura el vuelo Madrid-Menorca por 4,20€. Y si quieres quedar bien en tu destino, la tarta de la Pedroche, por 13,25€, se encarga de ayudarte.

Han sido muchos viajes y muchos euros invertidos en decepciones. Pero lo cierto es aunque suelo ir con el tiempo justo al aeropuerto, si me sobran minutos se los cedo a Hungry Club porque sé que será un pasaporte asegurado para empezar el viaje con buen sabor de boca. No falla.