
Sushi de salmón.
El sushi de salmón no se inventó en Japón: este es el origen de un bocado que cumple 40 años
'Proyect Japan' es la campaña que puso en marcha el gobierno noruego durante más de una década para conseguir exportar su salmón al país nipón.
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Cuando pensamos en sushi, que hoy celebra su Día Mundial, es inevitable imaginar Japón: sus calles repletas de restaurantes tradicionales, los gestos precisos de los itamae (maestros del sushi), y esa reverencia cultural hacia el arroz y el pescado crudo.
Sin embargo, uno de los ingredientes más queridos y populares del sushi moderno —el salmón— no tiene su origen en la tradición nipona, sino en los fiordos fríos y cristalinos de Noruega. Una historia de diplomacia gastronómica, innovación y marketing cumple ahora 40 años, y merece ser contada.
El sushi, tal como lo conocemos hoy, tiene un recorrido ancestral que comienza en China alrededor del siglo IV a.C., cuando el pescado se conservaba en arroz fermentado con sal. Fue en Japón donde este método evolucionó y dio lugar al sushi moderno: fresco, preciso, estéticamente impecable.

Nigiris de salmón, junto a un par de makis.
Pero durante siglos, entre sus variedades, jamás apareció el salmón como ingrediente crudo. ¿La razón? El escepticismo de los japoneses frente a la salubridad del salmón del Pacífico, que consideraban inapropiado para consumir sin cocinar.
Noruega y el “Proyecto Japón”: un hito de marketing gastronómico
La transformación llegó en 1985, de la mano de un ambicioso programa llamado Proyecto Japón, impulsado por el gobierno noruego y el Consejo de Productos del Mar.
Su misión era tan simple como audaz: convencer a los japoneses de que el salmón del Atlántico, criado en las frías y puras aguas noruegas, era seguro para comer crudo, y además, delicioso.
Durante una década, chefs, distribuidores y consumidores japoneses fueron persuadidos con paciencia y calidad. Finalmente, en 1995, el salmón noruego comenzó a comercializarse masivamente en Japón.
Así nació uno de los matrimonios más exitosos de la historia gastronómica moderna: el sushi y el salmón.

Salmón y arroz, matrimonio perfecto.
Hoy, el sushi de salmón no solo es habitual en Japón, sino que reina en los menús internacionales. En España, por ejemplo, su popularidad es arrolladora: el salmón encabeza la lista de pescados consumidos en casa, y forma parte habitual de la oferta en restaurantes, supermercados y caterings.
En 2024, Noruega exportó 96.282 toneladas de productos del mar a España, con el salmón como protagonista indiscutible, generando 750 millones de euros en valor comercial.
“Nama saamon”: un nuevo vocabulario, una nueva tradición
El éxito del salmón noruego fue tan rotundo que incluso impulsó la creación de un nuevo término en japonés: nama saamon, que literalmente significa “salmón crudo no manipulado”.
Este término no solo distingue al salmón como producto seguro para el consumo en crudo, sino que en la cultura japonesa actual, nama saamon se entiende automáticamente como salmón noruego.
Esta confianza no es casual: la pureza, el riguroso control sanitario y la calidad del salmón noruego han hecho que se convierta no solo en el preferido para sushi, sino también en sashimi, poke, tartares o platos cocinados de todo tipo.
Salmón, garantía de nutrición
Más allá de su protagonismo en la cocina, el salmón noruego brilla por sus propiedades nutricionales: 150 gramos cubren las necesidades semanales de Omega 3 y la vitamina D diaria.

Erling Haaland, embajador del salmón de Noruega.
También aporta minerales esenciales como fósforo y potasio, antioxidantes como el selenio y la vitamina E, convirtiéndose en un superalimento habitual en dietas saludables y deportivas. No es casualidad que el futbolista Erling Haaland sea uno de sus embajadores más conocidos.
Hoy, el sushi de salmón representa una historia de éxito global que conecta culturas, técnicas y paladares. Lo que empezó como un experimento diplomático entre Noruega y Japón ha acabado por transformar la gastronomía del siglo XXI. Y en su 40º aniversario, es justo celebrar no solo su sabor, sino también el ingenio y la perseverancia que lo llevaron a conquistar el mundo.