Publicada

En su compromiso con los productos de proximidad, Reversible, el restaurante alojado en el Hotel Indigo Plaza España by IHG ha hecho del maridaje entre vino natural y queso artesanal su gran apuesta para el afterwork barcelonés. Bajo el lema 'Terruar: vins i formatges de territori', esta experiencia rinde homenaje a la tierra, a sus artesanos y al poder del producto local.

Durante el mes de junio, Reversible propone una escapada sensorial a través de un ritual tan sencillo como sublime: tres quesos artesanos seleccionados por el afinador David Morera (Artefor), acompañados por dos copas de vino natural elegidas por el distribuidor Jaume Jordà. Por 23 euros, esta propuesta para dos personas es una puerta de entrada al paisaje y al carácter de Cataluña.

Un maridaje comprometido con el paisaje.

Morera, uno de los grandes afinadores del país, pone sobre la tabla una trinidad quesera que es, en sí misma, un mapa sensorial: un curado de cabra con notas a frutos secos, uno de vaca tipo Tête de Moine afinado con agua de mar isotónica de la Costa Brava —detalle que otorga una profundidad y mineralidad únicas— y un queso de oveja madurado en aceite de arbequina del Priorat, intenso y herbal.

Son productos que hablan de su origen, de la biodiversidad de un territorio y de una forma de hacer las cosas que prioriza el respeto al animal y al entorno.

Por su parte, Jaume Jordà aporta la nota líquida con una selección de vinos naturales que representan la riqueza vinícola catalana desde una mirada honesta y pasional.

Quesos y vinos naturales para cerrar el día.

Desde espumosos como el +9 Escumós Blanc Brut Nature 2n hasta tintos de fuerte personalidad como el +9 Ai Mareta, cada etiqueta ha sido escogida no solo por su calidad, sino por su capacidad de diálogo con los quesos. El rosado ecológico Viamic Amat y el blanco Amor per la terra completan una paleta vinícola diversa y accesible.

Lo que propone Reversible es una experiencia pensada para resignificar el momento del afterwork, invitando a los comensales a desconectar de la rutina y reconectar con el territorio, que tanta falta hace y tan poco nos permitimos.

La colaboración entre Jordà y Morera encarna esa idea de “equilibrio entre entorno y oficio” que define las grandes cocinas. Y es que, sin un terroir cuidado, sin manos expertas ni pasión por el detalle, difícilmente se alcanza la excelencia. Y esta además se alcanza, para el público, por un precio razonable.