¿Se pueden patentar sabores? Esta es la pregunta a la que ha tenido que dar respuesta el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tras estudiar el caso de un queso holandés. La sentencia abría el debate sobre si los alimentos pueden estar protegidos por derechos de autor, entendiéndose así como creaciones artísticas y “obras” únicas.

La cuestión se plantea tras la disputa entre dos compañías holandesas productoras de queso. Una empresa acusó a la otra de crear un queso con un sabor exactamente igual al suyo. La máxima autoridad legal de la UE tuvo que clarificar si un producto gastrónomico es una obra artística, y por lo tanto, se le puede conceder la protección derivada de la propiedad intelectual.

La incógnita se resuelve gracias a una guerra entre quesos

El enfrentamiento entre dos compañías holandesas, Levola y Smilde, por ver cuál de las dos había creado un queso crema de hierbas, llevó la problemática a los tribunales de Holanda. Levola afirmaba que su queso, el Hekseenkas, estaba protegido por derechos de autor, y que por lo tanto, su imitación infringía la ley. La acusación vertía sobre el Witte Wievenkas, un queso crema de la compañía Smilde que parecía tener exactamente el mismo sabor que el Hekseenkas. Así se iniciaba el rompecabezas sobre si los creadores tienen derecho a patentar sabores y verse protegidos por los derechos de la propiedad intelectual.

Los tribunales holandeses no pudieron deshacer el conflicto quesero y acabó en manos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La decisión del órgano jurídico europeo ha sido clara y no deja lugar a dudas: la ley no permitirá patentar sabores. Así lo publicaba ayer un artículo de la BBC, en el que se plasmaba el caso del queso holandés Hekseenkas.

La Unión Europea deja clara su posición a través de la sentencia de las compañías holandesas, al quitarle la razón a la productora del Hekseenkas. Los jueces europeos consideran que no se puede establecer un copyright para el sabor de los alimentos porque es un atributo “subjetivo y variable”.

quesos

Levola creía que el caso le sería favorable porque estimaba que su queso era una creación intelectual propia y única. Y de considerarse así, el Witte Wievenkas de Smilde, sí podría haber estado violando la ley y se le hubiera instado a dejar de comercializar su producto. Sin embargo, el dictamen del Tribunal de Justicia es tajante porque considera que cualquier sabor no puede ser medido con precisión. Intervienen las sensaciones y experiencias previas del sujeto, desechándose así cualquier denuncia futura en relación a si se pueden o no patentar sabores.

Patentar sabores será imposible, los alimentos no son “obras”

La máxima autoridad legal de la UE ha apoyado su decisión por considerar a la gastronomía un elemento cualitativo, no cuantitativo. Y para que una creación se pueda ver protegida por los derechos de autor, debe poder ser medida con objetividad. Esto hace que ningún juez europeo pudiese haber obrado con diligencia absoluta, porque hubiera intervenido su experiencia propia, así como sus hábitos de consumo.

El no poder proteger una creación gastronómica impide ver estas elaboraciones como obras artísticas, por lo menos a ojos de la ley, cosa que hace posible la existencia de dos productos exactamente iguales pero con distinto nombre. Si un producto es suficientemente bueno, es probable que sea imitado y le surjan gemelos en estantes cercanos del supermercado.

La problemática en torno al copyright de los sabores no es algo que pille por sorpresa a los aficionados de la cocina. Otras creaciones como las recetas de cocina pueden copiarse libremente sin que se considere delito, algo que se asemeja a los casos de imitación del sabor. Por lo tanto, tras esta decisión de la UE, ni recetas ni alimentos se podrán patentar. Ambos quedan exentos de cualquier amparo legal.

El Kit Kat inició el debate

Aunque el caso de los quesos holandeses ha reabierto el debate, no es la primera vez que los tribunales se enfrentan a un problema similar. El pasado junio, Nestlé ya intentó patentar sabores a través de uno de sus productos estrella: el Kit Kat. El Tribunal de Justicia de la UE consideró que no merecía ningún tipo de protección, lo que supuso un golpe importante para la multinacional suiza.

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