A no ser que tengas un frigorífico no-frost, no te queda más remedio que quitar el exceso de hielo que se forma en el congelador de vez en cuando, por eso hoy vamos a explicar cada cuánto tiempo hay que descongelar la nevera y cuál es la mejor forma de hacerlo para que no sea un engorro.

Y es que esa capa de hielo que va creciendo sobre las paredes de tu congelador no solo hace que cada vez tengas menos espacio para meter cosas, sino que hace que consuma más electricidad -el motor debe trabajar más tiempo para mantener la temperatura en el interior- y, a la larga, puede hacer que tu nevera se estropee antes de tiempo.

Cada cuánto tiempo hay que descongelar la nevera

Por regla general, basta con hacerlo una vez cada seis meses, pero en zonas en las que haya mucha humedad ambiental o en casas en las que el congelador se esté abriendo con mucha frecuencia, puede ser necesario hacerlo con más frecuencia. Una buena manera de saber si ya toca descongelar es comprobar el grosor de la capa de hielo y si es superior al medio centímetro, es que ya debemos pensar en descongelar.

Cómo descongelar la nevera fácilmente

Una regla de buena práctica consiste en ir consumiendo lo que tenemos en el congelador según se va a acercando el momento de descongelarlo, pues así nos dará mucha menos pereza y nos ahorraremos el trabajo de tener que hacernos con bolsas térmicas para guardar lo que tenemos dentro mientras descongelamos, ya que el proceso nos puede llevar hasta un par de horas y debemos asegurarnos de que nuestros alimentos siguen congelados después de ese tiempo.

  • Lo ideal es poder desenchufar la nevera mientras lo hacemos, así nos aseguramos de que el motor no trabaja y la tarea será más rápida.
  • Como es muy probable que parte del agua procedente del hielo fundido acabe en el suelo, es aconsejable poner algunas hojas de periódico en el suelo delante de nuestra nevera para que recojan ese agua.

Para eliminar la capa de hielo, tenemos dos opciones:

  • Dejar la nevera desenchufada y esperar a que se derrita por sí solo, que le llevará más tiempo, pero no tendremos que trabajar.
  • O mi método favorito, con el que no tardo ni media hora en tenerlo listo. Consiste en llenar de agua un recipiente grande que pueda ir al microondas y calentarla casi hasta que hierva, meterlo en el congelador desenchufado y cerrar la puerta. Dejarlo actuar unos 10 minutos para que el vapor funda parte del hielo y lo “afloje”, pasado ese tiempo, se retira muy fácilmente pasando una rasqueta de plástico -ni se os ocurra rascar con un cuchillo o cualquier otro objeto metálico-. Si quedan zonas rebeldes que se resisten a la rasqueta, podemos pasar un trapo empapado en agua caliente y finalmente secarlo todo con una esponja.

Una vez se ha retirado la capa de hielo, es el momento de aprovechar para limpiarlo a fondo con algún limpiador antibacterias.

Finalmente, volvemos a enchufar y cerramos la puerta durante una media hora antes de meter de nuevo los alimentos que teníamos congelados para que se regule la temperatura.