Lucía Amoruso, investigadora de IkerBasque.

Lucía Amoruso, investigadora de IkerBasque.

Salud

Lucía Amoruso, neurobióloga: "Hablar varios idiomas funciona como un gimnasio mental que protege del declive cognitivo"

"El multilingüismo combina varios tipos de estimulación cerebral que lo que lo convierte en un factor especialmente potente"/ "Vivir en sociedades donde se usan varios idiomas se asocia con un envejecimiento más saludable"/ "La inteligencia artificial no sustituye la experiencia cognitiva y social que implica manejar varios idiomas"/ "Cuantas más lenguas, mayor protección".

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Publicada

Lucía Amoruso, líder del grupo de Neurobiología del Lenguaje en el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) e investigadora de Ikerbasque, acaba de presentar uno de los estudios más relevantes en el campo del declive cognitivo. Manejar más de un idioma -y cuantos más, mejor- evita que perdamos capacidades mentales pese al paso del tiempo.

En colaboración con Agustín Ibáñez del Global Brain Health Institute (GBHI) del Trinity College en Dublín (Irlanda), y Hernán Hernández, del Latin American Brain Health Institute (BrainLat) en la Universidad Adolfo Ibañez, Santiago de Chile, los investigadores recabaron datos de más de 86.000 participantes de 27 países europeos, recoge su publicación en Nature Aging.

¿Las personas que manejan más de un idioma en su día a día tienen mayores posibilidades de conservar sus habilidades cognitivas durante más tiempo?

Lo que muestra nuestro trabajo es que vivir en sociedades multilingües se asocia con un envejecimiento más saludable, es decir, con un ralentizamiento del declive cognitivo y funcional típico de la edad. Las personas que residen en países donde se hablan varios idiomas presentan aproximadamente el doble de protección que aquellas que viven en contextos monolingües.

Lo más interesante es que el efecto protector aumenta con cada lengua adicional: cuantas más lenguas se hablan en un país, mayor es la protección observada. El mensaje clave es que la experiencia multilingüe contribuye a construir resiliencia a medida que envejecemos. 

¿Este efecto protector solo se deriva del uso de múltiples idiomas en el día a día? ¿Aprender
idiomas de adultos, aunque tengamos poca ocasión de usarlos, ya otorga beneficios?

Todo apunta a que el beneficio no depende solo del aprendizaje inicial, sino del uso continuado de los idiomas, de mantenerlos activos en la vida diaria. Aprender idiomas en la adultez también puede ser beneficioso, especialmente si existe un contexto donde puedan utilizarse con cierta regularidad. La clave no es solo aprenderlos, sino seguir ejercitando el cerebro al usarlos. 

En la misma línea, ¿las personas que han nacido inmersas en un entorno bilingüe o políglota tienen esa protección innata desde los primeros momentos de su vida?

Nuestro estudio no midió directamente este aspecto. No obstante, la evidencia disponible sugiere que la clave no está solo en haber nacido en un entorno bilingüe, sino en mantener el uso activo de varios idiomas a lo largo de la vida. 

Para obtener esta protección, ¿es necesario conversar en más de un lenguaje de forma habitual? ¿Hay beneficios del consumo cultural (películas, libros...) en otros idiomas?

Los mayores beneficios parecen surgir del uso activo. Sin embargo, el contacto cultural, como leer, ver películas o consumir contenidos en otras lenguas, también puede contribuir a mantener el cerebro estimulado. 

¿Qué regiones cerebrales se ven estimuladas por el ejercicio cognitivo de cambiar de idioma para expresarnos y descifrar lo que nos relatan los demás?

El cambio de idioma activa, por supuesto, las redes cerebrales implicadas en el procesamiento del lenguaje, pero su impacto va mucho más allá. También estimula sistemas de control ejecutivo, atención y memoria de trabajo, localizados principalmente en regiones fronto-parietales, que son clave para la flexibilidad cognitiva. En ese sentido, el multilingüismo funciona como un gimnasio mental que entrena precisamente las redes que más tienden a deteriorarse con la edad. 

¿Hay alguna actividad cognitiva comparable al efecto que tiene el multilingüismo para la protección del cerebro, como la práctica de cálculo mental o la memorización?

En un estudio reciente publicado en Nature Communications mostramos que actividades creativas practicadas de forma regular, como tocar un instrumento o bailar tango, también protegen al cerebro. Sin embargo, el multilingüismo combina varios tipos de estimulación a la vez (memoria, control, atención, flexibilidad e interacción social), lo que lo convierte en un factor único y especialmente potente. 

El reloj epigenético -cómo nuestros hábitos de vida pueden frenar el envejecimiento biológico- está en boga. ¿Se relaciona su estudio con esta línea de investigación?

Sí, nuestro trabajo se relaciona con esa línea de investigación, aunque desde un enfoque diferente. Los relojes epigenéticos estiman la edad biológica a partir de marcadores moleculares del ADN, mientras que nuestro estudio utiliza relojes biocomportamentales, entrenados con factores protectores y de riesgo observables en la población. Algunos de los indicadores que usamos para entrenar el modelo incluyen cognición preservada, habilidades funcionales, años de educación, enfermedades cardiometabólicas y déficits sensoriales.

Teniendo en cuenta todas estas variables, el modelo aprende a predecir la edad biológica de las personas, que puede coincidir o no con su edad cronológica. Cuando la diferencia es positiva, significa que una persona presenta un perfil más envejecido de lo esperado para su edad; cuando es negativa, indica un envejecimiento más lento o saludable. 

¿Qué medidas de salud pública se pueden implementar a partir de sus conclusiones? ¿Habría que ir más allá del aprendizaje y fomentar más oportunidades de bilingüismo?

Nuestros resultados muestran que vivir en sociedades donde se usan varios idiomas se asocia con un envejecimiento más saludable a nivel poblacional. Desde esta perspectiva, las políticas de salud pública y educación podrían centrarse en fomentar contextos multilingües, donde la exposición y el uso de distintos idiomas formen parte de la vida cotidiana: medios de comunicación, entornos educativos, laborales y culturales que integren más de una lengua.

El mensaje no es solo aprender más idiomas, sino promover sociedades donde el contacto con varias lenguas sea habitual, porque ese entorno parece favorecer una mayor resiliencia cognitiva y funcional en la población. 

Ahora que la IA traduce textos y discursos al momento, ¿hay que reivindicar el aprendizaje de idiomas no solo como algo práctico, sino como un hábito cognitivo saludable y enriquecedor?

La inteligencia artificial puede traducir, pero no sustituye la experiencia cognitiva y social que implica manejar varios idiomas. Aprender y usar lenguas sigue siendo un ejercicio mental y culturalmente enriquecedor, con beneficios para el cerebro que ninguna herramienta automática puede replicar.