Personal de Hipra trabajando en la vacuna.

Personal de Hipra trabajando en la vacuna.

Salud

Así se gestó el hito de Hipra: cómo una compañía veterinaria creó la primera vacuna española

En dos años ha pasado de dedicarse a la salud animal a desarrollar vacunas de última generación contra la Covid.

2 abril, 2023 02:51

Noticias relacionadas

La aprobación de la primera vacuna española contra la Covid-19 marca un antes y un después en la ciencia de nuestro país. En tres años, España no solo ha cubierto el hueco que tenía en la fabricación de vacunas de uso humano sino que ha sido capaz de desarrollar una propia, un hito que nos pone a la altura de grandes potencias biofarmacéuticas mundiales.

Además, no parte del SARS-CoV-2 salido de Wuhan sino que se basa en variantes posteriores como alfa y beta. Ambas poseen mutaciones no presentes en el virus original pero que sí lo están en las cepas de ómicron que han dominado desde finales de 2021. Es, por tanto, una de las vacunas más avanzadas hasta el momento.

El hito es mayor si partimos de que las vacunas no son fáciles de desarrollar y producir. "España no es una potencia", explica un experto en vacunas de la industria farmacéutica que prefiere no decir su nombre. La fabricación de estos sueros siempre ha estado limitada a grandes productores como Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania. En las últimas décadas se han unido países como China e India "impulsadas por iniciativas de las Naciones Unidas como GAVI", que busca distribuir estos productos en países de bajos ingresos.

Nuestro país apenas ha tenido producción de vacunas, y mucho menos desarrollo. "En su momento, el Instituto Llorente llegó a fabricar algunas, pero ya ha desaparecido". Empresas como Rovi se han 'puesto las pilas' en esta pandemia, comenzando con el envasado de la de Moderna para acabar realizando todo el proceso productivo. En el apartado inventivo, "el Instituto de Medicina Preventiva de la Defensa desarrolló algunas para el Ejército, como la tifoidea y la antitetánica, pero aquello se fue al garete porque eran producciones limitadas y con tecnología arcaica".

El responsable de la nueva vacuna contra la Covid, Hipra, ha pasado de ser un gigante desconocido (posee 38 filiales en todo el mundo) dedicado a la salud animal a ser una de las farmacéuticas más reconocidas entre el público general. Aunque tiene más de 50 años de historia, solo se fijó en las vacunas a partir de 2008; eso sí, ya suponen casi el 90% de su negocio. El crecimiento de la compañía ha sido imparable desde entonces, facturando en 2021 más de 300 millones de euros. Adicionalmente, ha demostrado que hay ciencia en España más allá de las grandes –y valiosas– instituciones públicas.

Primer intento con ARN mensajero

La farmacéutica gerundense comenzó a sonar a finales de 2020 cuando fue elegida para fabricar una vacuna contra la Covid en experimentación, Covarna. Se trataba de un proyecto liderado por el Hospital Clínic de Barcelona, en el que también participaban varias universidades españolas, para desarrollar un suero basado en la tecnología de ARN mensajero, al igual que las vacunas más prometedoras por aquel entonces, las de Pfizer-BioNTech y Moderna.

Buscaban un 'socio capitalista' que fuera capaz de producir suficientes dosis, primero entre empresas ya dedicadas a salud humana, pero no les convenció ninguna, por lo que se fijaron en las veterinarias. Ahí Hipra destacó y recibió una inyección de medio millón de euros por parte del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) para fabricar la vacuna en cuanto estuviera lista su composición definitiva.

Pero no ha sido Covarna la primera en llegar a la meta. Al mismo tiempo que este proyecto se ponía en marcha, sobre mayo de 2020, la farmacéutica ya empezaba a pensar en un producto propio, basado en tecnologías de proteínas recombinantes en las que ya contaba con experiencia. Además, los coronavirus también causan estragos en las granjas, por lo que era un tipo de virus al que ya se habían enfrentado anteriormente.

Cuando casi un año después, Pedro Sánchez se acercó a Amer (Girona) junto a  los entonces ministroas de Sanidad y Ciencia, Carolina Darias y Pedro Duque, fue para apoyar a la -entonces llamada PHH-1V y ahora Bimervax- 'hermana' de Covarna, que ya se mostraba como la candidata más prometedora del panorama de vacunas en desarrollo de España junto a la que desarrollaba el equipo de Mariano Esteban en el CSIC.

La vacuna se ensaya en personas

La vacuna de Hipra se había ensayado en ratones, cerdos y monos y había recibido tres millones de euros desde el Ministerio de Ciencia (pronto recibiría otros 18 millones del CDTI) para desarrollarla. El 21 de junio de 2021, la compañía presentaba ante la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios su solicitud para iniciar ensayos clínicos en humanos, casi al mismo tiempo que la de Mariano Esteban.

El revés que supuso el atraso en la autorización de la vacuna del CSIC dejó a Hipra como la única candidata con posibilidades reales de llegar a buen puerto: el 11 de agosto recibía el visto bueno de la Aemps para iniciar los ensayos clínicos en fase I/IIa, seleccionando a 30 personas de entre 18 y 39 años que no hubieran sido infectadas por SARS-CoV-2 ni hubieran recibido vacuna alguna contra la Covid.

Fueron dos los equipos encargados de los primeros ensayos: el primero, liderado por Rafael Ramos en el Hospital Doctor Josep Trueta de Girona; el segundo, por Alex Soriano y Lorna Leal, en el Hospital Clínic de Barcelona. En una entrevista con EL ESPAÑOL, Toni Mateu, director de Salud Humana de Hipra, ya anunciaba que la intención de la compañía era ofrecer su suero como dosis de recuerdo de las actuales.

Todo iba bien y en noviembre de 2021 daba comienzo la fase IIb del ensayo, ampliando el número de participantes y enfocándose en su eficacia como dosis de refuerzo. Elia Torroella, directora del departamento de I+D y Asuntos Regulatorios de la farmacéutica, explicaba a este medio que, mienras el refuerzo con Pfizer multiplicaba por 67 el número de anticuerpos, la de Hipra los hacía por 147.

La última fase del ensayo antes de presentar la autorización a la Agencia Europea del Medicamento se inició en febrero de 2022, con apoyo del grupo de clínicas privadas HM Hospitales. Las agencias reguladoras pidieron más datos y, en marzo, se iniciaba una nueva rama del ensayo donde se estudiaba a aquellas personas inoculadas con la pauta completa de las vacunas de adenovirus (las de AstraZeneca y Janssen, minoritarias en nuestro país).

Inmediatamente después se abría un nuevo grupo dedicado a estudiar su efecto en personas inmunosuprimidas. Sin embargo, la buena marcha de la pandemia en los últimos meses ha hecho que la Agencia Europea del Medicamento relegara la Covid a un segundo plano, dejando de ser una prioridad. De ahí el retraso en la aprobación de Bimervax hasta ahora.

Paso al frente en la ciencia española

El paso dado por Hipra marca un antes y un después en el panorama español de vacunas siendo la primera desarrollada y fabricada en nuestro país con un amplio panorama comercial. Además, con la pandemia han crecido plantas con capacidad de producción, como las de Rovi o Biofabri.

Sin embargo, "hay que mantener estas fábricas en funcionamiento", advierte el experto en vacunas de la industria. "No vale decir 'las abro y cuando haya una pandemia comienzo a fabricar'. Tienes que tener la fábrica funcionando, la gente entrenada y trabajando, y tiene que haber un mercado para lo que se fabrique".

A nivel científico, "es un paso importante el haber sido capaces de desarrollar una vacuna", apunta Matilde Cañelles, investigadora del Instituto de Filosofía del CSIC, que ha publicado este año, junto a las también investigadoras del CSIC Mercedes Jiménez y Nuria Campillo, Las vacunas, un libro divulgativo sobre el funcionamiento de estos sueros.

"Además, tiene la ventaja de que es bivalente, conteniendo en una proteína dos variantes distintas del virus, alfa y beta, pero en el futuro se podrá combinar con variantes más recientes", explica, recordando que, aunque la tecnología utilizada no es tan novedosa como la de ARN mensajero, "es más complicado desarrollarla" y se ha hecho en un tiempo que, en otro momento, sería de récord.

El logro de Hipra muestra también el músculo de la ciencia española más allá de las instituciones públicas de investigación. Pero también es un reflejo de lo poco que puede avanzar la ciencia si no se apuesta por ella. "A lo mejor hubiera sido buena una alianza con el CSIC para desarrollar las vacunas" explica el farmacéutico de la industria.

Y es que las vacunas que han salido adelante han sido las más fuertemente apoyadas por los gobiernos. La operación Warp Speed puesta en marcha por Donald Trump en Estados Unidos inyectó 10.000 millones de dólares para el desarrollo de vacunas anti-Covid. En Europa se invirtieron unos 3.200 millones de euros, pero no para el desarrollo sino para la compra de sueros. Eso sí, BioNTech recibió casi 500 millones de euros para sacar adelante su vacuna conjunta con Pfizer.

Matilde Cañelles hace un matiz. Las vacunas desarrolladas por el CSIC tienen un componente novedoso que va más allá del ámbito comercial. "Son una apuesta; la empresa privada diseña algo con lo que se va a poder lucrar, prioriza lo viable". De esa forma, destaca los experimentos de Luis Enjuanes con una vacuna intranasal que, esta vez sí, evite la infección. "Desde el principio vio que íbamos a necesitar una vacuna de este tipo".

Sin embargo, lamenta que la Covid no haya generado en España una colaboración público-privada tan fuerte como la que ha sido producto de la operación Warp Speed en Estados Unidos y la unión entre la Universidad de Oxford y AstraZeneca en Reino Unido.

"Es una asignatra pendiente que tenemos en España", señala. Hipra, que ha recibido unos 22 millones de euros de financiación estatal y ha contado con la colaboración de instituciones públicas como el Hospital Clínic de Barcelona, es la esperanza de un camino que no debe cerrarse.