Evolución de la mortalidad por cáncer en nuestro país en las últimas tres décadas.

Evolución de la mortalidad por cáncer en nuestro país en las últimas tres décadas. Diseño: Arte EE

Salud

Así han caído las muertes por cáncer en España en 30 años: un 25% en hombres y un 20% en mujeres

Cambios en el estilo de vida, detección precoz y nuevas terapias han influido en la compleja 'película' del cáncer en nuestro país.

4 febrero, 2023 02:26

En 2021 hubo 113.662 muertes por cáncer en España, contabilizó recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es la cifra más alta desde que existen registros, 40.000 más que hace 30 años. Sin embargo, la mortalidad por cáncer en España se ha disminuido en un 25% en los hombres y en un 20% en las mujeres en ese tiempo.

En estas tres décadas (un periodo suficientemente amplio para valorar cómo los cambios sociales han influido en el cáncer, ya que se tarda décadas en desarrollar uno), esta enfermedad, que en realidad son cientos de enfermedades distintas, ha cambiado radicalmente y nuestra visión de la misma también. El cáncer asusta pero ya no es una sentencia.

Las últimas cifras del Observatorio Global del Cáncer referidas a España datan de 2018. Ese año, 123,7 hombres de cada 100.000 murieron por cáncer, por 165,3 en 1988. Es decir, que uno de cada cuatro hombres –el 25,1%– que habrían muerto por algún tumor hace 30 años no lo ha hecho. En las mujeres, la mortalidad era de 81,3 por cada 100.000 a finales de los años 80, por 65 el último año con datos. En este caso sería una de cada cinco mujeres –el 20%– ha salvado la vida.

¿A qué se debe este descenso? "Hay todo un conjunto de factores", explica el epidemiólogo Jaume Galcerán, del Hospital Universitari Sant Joan de Reus. "Las mejoras terapéuticas afectan en distinto grado a los cánceres: en algunos todavía no se notan o no se han notado hasta ahora. Todo aporta, la disminución del tabaquismo, las mejoras terapéuticas, el diagnóstico precoz e incluso las mejores de accesibilidad al sistema sanitario: tú puedes tener los tratamientos pero si accedes antes al sistema, al notar los síntomas, tu cáncer está menos avanzado y tus posibilidades de curación son más altas".

Galcerán sabe de lo que habla: es el presidente de Redecan, la Red Española de Registros de Cáncer, que elabora cada año las estimaciones de incidencia (el número de nuevos diagnósticos anuales) de los tumores. Para 2023 se prevé, en números brutos, una ligera reducción respecto al año pasado, influida por los efectos de la pandemia pero también subyace una tendencia a largo plazo: la de la disminución del consumo de tabaco.

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De hecho, es por esta última que se prevé que los nuevos casos de cáncer en hombres se estanquen y disminuyan en los próximos años mientras que en mujeres siguen aumentando: ellas se incorporaron después a este hábito y están abandonándolo más lentamente. De hecho, desde principios de los 90, el porcentaje de hombres considerados fumadores habituales en nuestro país ha pasado del 43% al 25%, según datos del Ministerio de Sanidad. En el mismo periodo de tiempo la reducción del consumo en mujeres ha sido menos espectacular: del 20% al 18%.

Esto se nota en la mortalidad por cáncer de pulmón. En 1988, la tasa de muertes por 100.000 hombres era de 45 y siguió subiendo hasta mediados de los 90, cuando comenzó a bajar. Los últimos datos del Observatorio Global del Cáncer la sitúan en 34,8, la más alta de todos los cánceres –sigue siendo responsable de una de cada cuatro muertes– pero muy por debajo de los datos de finales de siglo XX. En cambio, la tasa de mortalidad por cáncer de pulmón en mujeres no ha dejado de aumentar en el mismo tiempo: de 3,4 a 9,3 muertes por cada 100.000 mujeres.

A la disminución del tabaquismo ha comenzado a unírsele la cada vez mayor eficacia de las terapias dirigidas (fundamentalmente, a aquellos tumores con la mutación ALK) y la inmunoterapia, cuyo impacto se verá más claro en los próximos años. Otro factor puede unírsele en el medio-largo plazo: el cribado poblacional ayudará a detectar los tumores en fases más tempranas.

Consiste en seleccionar aquellas personas que, por sus características (edad, tabaquismo) tienen mayor probabilidad de desarrollar la neoplasia y realizarles pruebas de imagen de forma rutinaria. Aunque todavía queda dilucidar su relación coste-beneficio, cada vez más estudios apoyan su implantación y figura como una de las prioridades de salud a evaluar por la Comisión Europea en los próximos años.

El consumo de tabaco no está ligado únicamente al cáncer de pulmón. Otros, como el de laringe, también se han visto afectados positivamente por su descenso pero "se trata de una mezcla de tabaco y alcohol, y los hombres han dejado de fumar pero no tanto de beber, por lo que no vemos tanta disminución", comenta Galcerán.

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El de pulmón no es el descenso de mortalidad más espectacular en estos últimos 30 años. El cáncer de estómago no es para nada un tumor raro pero hace tiempo que las alarmas oncológicas no saltan en este campo: las muertes se han reducido a poco más de un tercio tanto en hombres como en mujeres.

"La incidencia ha bajado por la [bacteria] Helicobacter pylori", explica Galcerán. "Los cambios que ha habido en las últimas décadas en los sistemas de conservación de los alimentos, como el acceso a la refrigeración, han cambiado la incidencia y, por tanto, la mortalidad".

También ha sido notable la reducción de muertes en los dos grandes tumores ligados a características sexuales: la próstata en hombres y la mama en mujeres. Ambos vivieron un aumento hasta mediados de los 90 para comenzar a bajar desde entonces.

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En el caso de la próstata, de 13,6 muertes por 100.000 hombres en 1995 se ha pasado a 8. En la mama se ha pasado de 17,3 a muertes en las mismas fechas a 10,8 en la actualidad. La detección temprana ha tenido una importancia vital en esta reducción, pues ambos tumores tienen técnicas muy precisas que permiten diagnosticarlo de forma cada vez más precoz.

Sin embargo, mientras que la determinación de la proteína PSA en sangre solo ha demostrado su beneficio contra el cáncer de próstata en hombres con síntomas o antecedentes familiares pero no en toda la población, la mamografía en todas las mujeres a partir de los 50 años está bien implantada en nuestro país.

Obesidad, la gran enemiga

Frente a estos casos de éxito, hay otros tumores cuya mortalidad ha aumentado ligada a su mayor incidencia. El cáncer más diagnosticado en España este 2023 será el colorrectal, con más 40.000 nuevos casos y, aunque lejos de las cifras del pulmón, será el segundo más mortal: según el Observatorio Global, la tasa es de 15,6 en hombres y de 7,8 en mujeres. Con todo, las cifras observan un descenso continuo en la última década.

Asimismo, la incidencia de los tumores en el páncreas lleva aumentando de forma sostenida en las últimas décadas de forma lenta pero sostenida. El número de defunciones también lo ha hecho: de 5,4 por cada 100.000 hombres en 1988 a 7,1; de 3,1 en mujeres a 4,7.

En ambos casos, el cambio en los estilos de vida y la obesidad está jugando un factor crucial. "Está relacionada con nueve tipos de cáncer distintos", afirma Galcerán, que no se atreve a vaticinar que el sobrepeso sustituirá al tabaquismo como principal factor de riesgo del cáncer en España, "pero estos dos factores muy probablemente afectarán más a las clases socioeconómicas más bajas, posiblemente junto a otros como el cáncer de cuello uterino, que está relacionado con el virus del papiloma humano: las personas con un nivel socioeconómico más alto se realizan más controles, hay más diagnóstico precoz…"

Al tratarse de un conjunto de cientos de enfermedades distintas, Galcerán no cree que se pueda trazar un único perfil de la evolución del cáncer en España en las últimas tres décadas, pero apunta que hay que seguir mirando los factores subyacentes, como el nivel socioeconómico.

"Antes, quienes más fumaban eran los ricos. Después muchas campañas e información sobre su relación con el cáncer, esto ha cambiado. Ahora, la obesidad se está dando más en gente con nivel socioeconómico bajo, tiene que ver con el ejercicio físico, la alimentación, etc."

También la relación campo-ciudad influye: "En lugares con industria o muchos coches, la contaminación es otro factor". Sin embargo, en el retrato tipo de un potencial candidato a tener un cáncer se encuentra "el fumador y bebedor: este es el que tiene un riesgo más elevado que otros".

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Más allá de la evolución temporal, Galcerán también apunta a las diferencias geográficas producto del estilo de vida de cada país. Donde más claro está en el cáncer de mama, asociado a los niveles de estrógenos y ciclos ovulatorios.

"En los países ricos, donde muchas mujeres tienen uno o ningún hijo o, si lo tienen, lo hacen en edades más avanzadas, es más frecuente. En África casi no hay cáncer de mama ya que tienen más hijos y a edades más tempranas".

Con todo, el panorama mundial no se aleja demasiado a lo que se ve en España. El Global Burden of Disease estimaba 2,04 millones de muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo en 2019, el tumor más mortal y con cada vez más diferencia sobre el resto.

Este estaba seguido del cáncer colorrectal (1,09 millones), que superó al de estómago (957.185) como segundo cáncer con mayor número de muertes en 2013, mama (700.660), páncreas (531.107) y esófago (498.067).