De las Peñas, durante un simposio.

De las Peñas, durante un simposio. Cedida

Salud

De las Peñas, el oncólogo que pone miles de euros de su bolsillo para investigar los tumores más raros

Desde el Hospital de Castellón, el especialista ha financiado becas por valor de 63.000 euros que han posibilitado la llegada de nuevos tratamientos. 

29 enero, 2023 03:58

Su gran pasión es la arqueología y, en cierto modo, este oncólogo recién jubilado la ha practicado a su estilo. Porque Ramón de las Peñas, como un Indiana Jones de la medicina, se ha dedicado a descubrir y sacar a la luz los secretos de los tumores más ocultos, aquellos de los que sus compañeros apenas han oído hablar. Incluso, dedicando buena parte de su propio dinero en ello.

Porque a su carrera como especialista e investigador se suma otra muy especial, la de mecenas. De las Peñas tiene una beca a su nombre, financiada con lo que ganaba investigando en ensayos comerciales, los promovidos por la industria farmacéutica.

"Sobre todo en cáncer de pulmón", comenta a EL ESPAÑOL. Justicia poética: financiar el estudio de tumores raros con los beneficios obtenidos de uno de los más comunes. "Pero también sarcomas y tumores cerebrales", matiza.

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Durante 10 años, este oncólogo valenciano nacido en Marruecos –"nos vinimos porque la colonia española allá se fue dispersando poco a poco"– ha estado financiando la beca Gethi-Ramón de las Peñas de Ayuda a la Investigación en Tumores Huérfanos e Infrecuentes. Han sido cinco ediciones, aportando un total de 63.000 euros. "En 2013 fue la primera, no hubo mucho dinero, unos 6.000 euros. A partir de ahí, me autoimpuse una convocatoria cada dos años".

Se acuerda perfectamente a qué se ha dedicado cada una de ellas: el estudio de factores pronósticos en tumores cerebrales, el análisis de un factor para el melanoma uveal –"es un tumor extrañísimo, creo que he visto uno en mi vida"–, biomarcadores en paragangliomas y el estudio del metiloma, es decir, las moléculas que se adhieren al genoma con el tiempo.

De las Peñas entrega la tercera beca Gethi a su nombre.

De las Peñas entrega la tercera beca Gethi a su nombre. Cedida

Pero si de un proyecto se muestra orgulloso es del que recibió la segunda de sus becas. El ketoconazol, un antifúngico, recibió en 2017 la designación de medicamento huérfano (dedicado a enfermedades infrecuentes), por parte de la Agencia Europea del Medicamento, para el tratamiento del cáncer de la granulosa ovárica, un tumor que representa entre el 2% y el 5% de todos los cánceres de ovario.

Lo hizo gracias al estudio 'Greko I', dirigido por Jesús García-Donas, del Centro Integral Oncológico HM Clara Campal. García-Donas, precisamente, sucedió a De las Peñas al frente del Gethi, el Grupo Español de Tumores Huérfanos e Infrecuentes, una asociación de médicos e investigadores de los cánceres raros, esos que quedan fuera del radar de la investigación comercial.

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"Como estaba empezando a trabajar con este grupo, me planteé derivar el dinero que ganaba con los ensayos clínicos al mismo, pero la junta directiva no lo veía bien: si yo fallaba se podían quedar tirados", recuerda. Por eso decidió aprovechar lo que obtenía de la investigación comercial en becas para que investigaran otros.

"Luego he tenido la ayuda de pacientes y familiares que, sabiendo que yo me dedicaba a financiar investigaciones, aportaban también. Es algo que siempre agredeceré, por poco que fuera", cuenta. "También han colaborado asociaciones locales de pacientes". Todo ello se gestiona a través de la Fundación del Hospital Provincial de Castellón, que canaliza la investigación del centro. Que, por cierto, comenzó con él.

Segundas oportunidades

Si es un ejemplo de solidaridad, este oncólogo también lo es de que se puede reencauzar su carrera y triunfar. Tras licenciarse de Medicina en 1979, De las Peñas se especializó en Neurología y estuvo trabajando de ello en León, donde se casó con su mujer, que es médica de familia.

Tras unos años yendo a trabajar a Ponferrada, cumplió su contrato y De las Peñas se vio en la calle. Así que, una década después de aprobarlo, decidió volver a presentarse al examen MIR. "Saqué my buena plaza y podía elegir lo que quisiera. En aquel momento, la Oncología era una especialidad apasionante, novedosa, rompedora. Era principios de los 90. Estuve de oncólogo en León un tiempo, pero preparé una oposición para Castellón, donde entré en 1998".

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En aquel entonces estaba todo por hacer. La gran mayoría de hospitales españoles (y más si tienen servicios de oncología, donde es fundamental) realizan investigación clínica hoy en día, pero esto no era muy común hace 20 años. "Yo fui quien comenzó la investigación en el Provincial de Castellón. Primero, la investigación clínica y, conforme surgen los ensayos, me planteé derivar el dinero a otras cosas".

De las Peñas aclara que la mayor parte de los ensayos en que participa son "de coste cero, de grupos multicéntricos que no tienen aportación, pero también hay algunos de la industria".

También deja claro que no ha buscado participar en más ensayos clínicos para recaudar más con fines altruistas, porque vería que su actuación estaría "sesgada". Sin embargo, "cuando se planteaba la idea de hacer un ensayo clínico, yo no decía que no". 

Reconoce que quienes más le ha preguntado por esta función altruista han sido los periodistas. En su trabajo no lo veían mal (aunque desconoce casos de médicos que sigan sus mismos pasos) y la respuesta política ha sido ausente.

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Solo ha habido una excepción. "Tuvimos una audiencia con la Reina Letizia, que la nombramos presidenta de honor del Gethi en uno de nuestros simposios. No pudo venir pero, para resarcirse, nos invitó a una audiencia". Sin embargo, el tema del altruismo "no salió".

Y su entorno, ¿no le ha dicho alguna vez por qué no ha aprovechado el dinero para, no sé, irse de vacaciones? "A mi familia le parece bien; como me conocen, tampoco les sorprende". De las Peñas no tiene hijos y su mujer "es muy crítica con el uso indebido de las ganancias por parte de los ensayos", por lo que le apoyó en todo momento.

Pese a su apoyo a la investigación, es ver a pacientes lo que más echa de menos con la jubilación, "poder hablra con ellos, explicarle lo que tiene, las estrategias terapéuticas. Los momentos buenos, los malos, las crisis... Eso te hace crecer".

Ahora disfruta de una jubilación activa: a sus lecturas sobre arqueología hay que añadir las propias de la oncología (no quiere quedarse atrás, aunque sea desde la barrera) y su participación en el Grupo Español de Neurooncología y la coordinación del registro español de tumores cerebrales. Con ello sacia el gusanillo de sus dos amores profesionales: el cerebro y el cáncer.