El hongo alucinógeno que está ganando la partida a los antidepresivos: la ciencia avala la psilocibina
Una nueva publicación en 'Nature' apoya el uso médico de la sustancia psicotrópica que se extrae de algunas setas.
12 abril, 2022 04:10Noticias relacionadas
En los últimos años, están surgiendo varios estudios que indagan en el uso de drogas psicodélicas para el tratamiento de dolencias mentales. Es más, en Estados Unidos han llegado al punto de que se abierto 'spas cerebrales', lugares en los que se administra ketamina para inducir a los clientes a estados de relajación. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) no ha autorizado dicha droga para tratamientos de salud mental, pero sí como sedante, así que estos métodos se mantienen en una especie de limbo legal.
No obstante, parece que muy pronto otra sustancia con propiedades psicotrópicas pueda formar parte de un tratamiento legal para la salud mental. Se trata de la psilocibina, un compuesto presente en las setas alucinógenas y que ha demostrado evidencia científica contra la depresión, según relata un análisis que publica Nature Medicine.
Llevado a cabo por un equipo del Centro para la investigación psicodélica del Imperial College London y dirigido por Robin Carhart-Harris, de la Universidad de California (Estados Unidos), el estudio ha comprobado como un grupo de personas tratadas con psilocibina mostraba un aumento de comunicación entre áreas cerebrales que suelen estar más 'arrinconadas' en pacientes con depresión.
Realizado en un grupo de casi 60 personas, el experimento estuvo conformado por dos partes. La primera, una en la que probaron los efectos de la psicolicibina en pacientes que habían demostrado resistencia al tratamiento tradicional de la depresión. La segunda, un ensayo de control aleatorizado en el que se comparó los efectos de esta sustancia psicotrópica con el escitalopram, un agente antidepresivo.
Asimismo, todos los participantes recibieron terapia psicológica y se les fueron realizando escáneres cerebrales: antes del experimento, un día más tarde de que éste finalizara y, por último, tres semanas después.
Los resultados demostraron que, mientras que las personas tratadas con psilocibina presentaban una mayor conectividad cerebral, a los que se había suministrado un antidepresivo tradicional no presentaban cambios. Además, estos efectos podían durar hasta tres semanas después de su administración.
"Estos hallazgos son importantes porque hemos descubierto por primera vez que la psilocibina funciona de manera diferente a los antidepresivos convencionales, lo que provoca que el cerebro sea más flexible y fluido y menos enraizado al pensamiento negativo, patrones asociados a la depresión", explica David Nutt, director del Centro para la investigación psicodélica del Imperial College London.
Más estudios por llegar
Los resultados de esta investigación se han adelantado a los avanzados en noviembre de 2021 por el laboratorio farmacéutico Compass Pathways, que había logrado datos positivos en un ensayo de fase II para el tratamiento con psilocibina de personas con depresión y con resistencia a los medicamentos usados tradicionalmente.
En este caso, el tamaño del grupo era mucho mayor, 233 pacientes y, al igual que ocurrió en el experimento del Imperial College, su mejoría se hizo evidente al día siguiente de la experiencia. Además, los resultados se mantuvieron hasta tres meses, en algunos casos.
"La diferencia es muy importante y lo contundente es que la mejoría se ve en muy pocas horas y se mantiene tres meses después con una única dosis", explicaba a EL ESPAÑOL Víctor Pérez, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar y uno de los investigadores del estudio.
A espera de la publicación de la fase III, que probará los resultados de la psicolocibina con una muestra más grande y readministrando la dosis en el tiempo, queda por ver si consiguen sacar a esta sustancia del ostracismo, al que se la redujo en la década de 1960, cuando Estados Unidos la clasificó como sustancia tipo uno, es decir, peligrosa y descartada del uso médico. En España lo hizo en 1970, con la Ley de Control y Prevención Exhaustiva del Abuso de Drogas.
Hay que tener en cuenta que la psicolocibina tiene efectos secundarios, que van desde síntomas leves como dolor de cabeza, náuseas o insomnio hasta consecuencias graves como alucinaciones, autolesiones o comportamientos suicidas.
Por eso, destaca el hecho de que estos estudios se realizan en ambientes controlados, siempre con vigilancia y con el apoyo de psicoterapia. "Las personas deprimidas a las que se les somete a estos 'viajes' no se divierten", expresó Nutt en una entrevista para Forbes. "A menudo, vuelven a las experiencias más horribles de su vida y reviven las cosas que habían olvidado, pero que les están causando la depresión".
Antidepresivos
La psicolocibina en terapia controlada se presenta así como una posible alternativa en el tratamiento de la depresión, ya que en los últimos años han surgido voces que alertan sobre los posibles efectos secundarios de los medicamentos antidepresivos tradicionales.
"En las depresiones leves se utiliza psicoterapia, que vas combinando con fármacos en función de la gravedad, pero con una depresión resistente acabas combinando antidepresivos, que no es algo muy deseable porque vas acumulando efectos secundarios", señalaba a EL ESPAÑOL Miguel Vázquez, farmacéutico del Hospital Universitario de Jerez de la Frontera.
En una entrevista reciente con este medio, Esther Samper, médico y divulgadora, advertía también sobre los bajos beneficios de los antidepresivos, sobre todo en casos de depresiones leves y moderadas, y los efectos secundarios graves que podían ocasionar.
Veremos si, finalmente, la psilocibina sigue el camino de la esketamina, una sustancia similar a la ketamina que fue autorizada por la Agencia Española del Medicamento para el tratamiento del trastorno depresivo mayor. Si bien, si prescripción tiene el requisito de que la persona debe no haber respondido adecuadamente a dos tratamientos diferentes con antidepresivos.