Salud En Holanda

La extraña confusión de semen que puede hacer a 26 mujeres ser madres con un padre no deseado

Nadie se explica el "error" humano que ha podido provocar la mezcla del esperma de un hombre con los ovocitos de otras pacientes. 

28 diciembre, 2016 19:57

Noticias relacionadas

Cuando se habla del concepto "embarazo no deseado" se suele pensar en una gestación involuntaria, tras una relación sexual consentida o no en la que no se buscaba obtener descendencia. Sin embargo, un suceso que ha tenido lugar en Utrecht puede llevar a una dimensión desconocida estas palabras. 

En un hecho que los expertos califican de "inexplicable", el esperma de un hombre -en tratamiento de reproducción asistida junto a su mujer- podría haberse utilizado para fecundar los ovocitos de 26 mujeres, pacientes a su vez del mismo centro, el University Medical Center de Utrecht

El departamento de reproducción asistida del hospital holandés ha publicado un comunicado en el que explica los hechos, aunque explicar es un término muy generoso, ya que se limita a describir el error e informar de que se ha puesto en contacto con las familias que podrían haber sido afectadas, la mitad de las cuáles ya están gestando un feto de un semen potencialmente no querido por la madre o incluso han dado a luz. 

El error se pudo producir en procedimientos llevados a cabo entre abril de 2015 y noviembre de este año. Además de la paternidad no deseada de decenas de niños (no en cada fecundación in vitro se fecunda más de un ovocito), se podría dar la circunstancia de que un paciente de la clínica fuera de golpe padre biológico de todos ellos. 

El responsable del laboratorio de andrología de la clínica Ginefiv, Moisés de la Casa, se muestra muy sorprendido por la noticia, que considera "altamente improbable" que se produjera en España, pero tampoco en Holanda. Aunque reconoce que "el error humano siempre puede existir", cree que los sistemas de codificación del semen que utilizan todas las clínicas hace muy difícil confundir los gametos de un paciente con los de otro. 

Aunque reconoce que la legislación española no especifica cómo debe codificarse este material, cree que los distintos sistemas hacen muy complicado el error. "No debería haber pasado", sostiene. En su clínica, por ejemplo, tanto en los tubos de capacitación (donde se guarda el esperma fresco) como en los criotubos (donde se conserva el congelado) figura un código numérico, asociado a la historia clínica del paciente, el nombre y apellidos del mismo y la fecha de extracción. "Incluso si dos pacientes compartieran un nombre muy común, sería imposible que coincidiera también esa fecha y su número de historia clínica", sostiene.