La fuga del virus desde uno de los laboratorios del IRTA-CReSA es una de las posibilidades que se investigan.

La fuga del virus desde uno de los laboratorios del IRTA-CReSA es una de las posibilidades que se investigan. Efe

Ciencia

Así se sabrá si el origen de la peste porcina es un laboratorio o un bocadillo con embutido: "No descartemos el sabotaje"

La secuenciación completa del genoma de los jabalíes encontrados muertos en Collserola dará pistas definitivas pero no garantiza saber qué pasó exactamente.

Más información: De la fuga del laboratorio al sabotaje: las siete hipótesis sobre el origen de la peste porcina africana en España

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Las claves

Un brote de peste porcina africana ha matado al menos 13 jabalíes en el Parque de Collserola, Barcelona, siendo el primer caso en España desde 1994.

Las principales hipótesis sobre el origen del brote incluyen la contaminación por restos de alimentos (la 'hipótesis del bocadillo'), una fuga de laboratorio cercano y el posible sabotaje.

El análisis genético del virus detectado muestra que es un subgrupo nuevo, distinto al que circula actualmente en Europa, lo que complica identificar el origen exacto.

Expertos y autoridades están realizando investigaciones exhaustivas, incluyendo la comparación genética con muestras de laboratorio, para esclarecer cómo llegó el virus a la zona.

Científicos nacionales e internacionales, técnicos de la Administración y hasta la Guardia Civil están buscando el origen del brote de peste porcina africana que ha matado, al menos, 13 jabalíes en el entorno del Parque de Collserola, en Barcelona.

Hay varias hipótesis abiertas, desde la 'hipótesis del bocadillo' hasta un escape de un laboratorio cercano, pero falta la 'pistola humeante', la pista definitiva que resuelva el misterio.

Esa pista parece encontrarse en el genoma del propio virus, pero la cosa no es tan sencilla como parece.

El 26 de noviembre fueron hallados muertos dos jabalíes en Collserola. Muestras de los animales enviadas al Laboratorio Central de Veterinaria en Algete (Madrid) confirmaron la presencia de la peste porcina africana por primera vez en España desde 1994.

Aunque no afecta a humanos, el virus es letal en jabalíes y cerdos, por lo que lo primero era asegurar las granjas porcinas y limitar su expansión.

Esto solo se puede lograr conociendo cómo entró el virus en nuestro país. Podía ser que lo introdujeran animales que migraron desde otros países.

Hay focos de difícil erradicación en Italia, Europa Central y los Balcanes. Un animal podría haberse movido de su entorno hacia la Península e ir contaminando a otros en su camino.

Esta opción se descartó en seguida. Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca, apunta que "en Francia no ha habido focos, no se ha detectado una conexión geográfica con otras zonas europeas".

El virus se transmite por contacto estrecho (no por el aire, como la gripe o la covid) con animales infectados, cadáveres y productos contaminados, excrementos o a través de garrapatas.

De estas últimas, sin embargo, no todas lo hacen y, las que sí, tienen una distribución muy limitada en la zona donde se encontraron los jabalíes.

"También se habló de la introducción de jabalíes para la caza, pero la zona donde estaban los animales no es de caza", comenta Rivas.

De toda la gama de posibilidades de introducción de restos y objetos contaminados en el país, la más probable es la llamada 'hipótesis del bocadillo'.

Superpoblación de jabalíes

Se trata de restos de alimentos contaminados —por ejemplo, el embutido en un bocadillo— que una persona haya traído consigo desde las zonas donde existen focos y que abandonara en las proximidades del parque, dejándolo al alcance de animales silvestres.

La superpoblación de jabalíes en la zona (hay 125.000 solo en Cataluña) y su presencia cada vez mayor en entornos humanos hurgando en la basura en busca de alimento haría el resto.

Aunque pueda parecer algo de película, en las últimas décadas ha sido lo habitual.

Por ejemplo, en los años 60 entró en Portugal a través del catering de un avión procedente de Angola. En 1978 llegó a la isla de Cerdeña por alimentos contaminados procedentes de España.

La cepa del virus actualmente circulante en Europa entró por Georgia en 2007. El punto de entrada fue el puerto de Poti: carne contaminada importada del África subsahariana cuyos restos se usaron como alimento para cerdos.

La 'hipótesis del bocadillo' era la más plausible, pero tenía un problema: nadie ha visto el bocadillo, embutido o resto alimenticio que daría origen al brote. No hay 'pistola humeante'.

El viernes 5 de diciembre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación anunciaba la apertura de una investigación complementaria a la abierta inicialmente.

El informe del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA) de Valdeolmos (Madrid) había comparado las primeras muestras de los jabalíes y las había comparado con las del virus circulante en la actualidad en la Unión Europea: eran distintas.

"El virus de la peste porcina africana tiene más de 20 genotipos distintos, pero en Europa solo circulan dos", explica Rivas.

Uno es endémico de Cerdeña y el otro deriva del que entró por Georgia en 2007. El virus encontrado en los jabalíes del Collserola tendría el mismo origen pero sería un subgrupo nuevo, distinto del que circula por Europa en la actualidad.

"¿Qué implica esto?", se pregunta el microbiólogo. "Se abren diferentes hipótesis, desde que el virus ha ido cambiando y adaptándose hasta que haya podido ser introducido conscientemente y no de forma accidental".

Había otro factor. En España hay varios laboratorios que trabajan con muestras del virus para encontrar una vacuna (actualmente, no hay ninguna lo bastante eficaz y segura) y uno de ellos está junto al parque natural donde se encontraron los jabalíes.

Se trata del IRTA-CReSA, un centro de investigación animal puntero en Europa que cuenta con varios laboratorios de nivel 3 de bioseguridad, donde investigan virus de alto riesgo.

El IRTA-CReSA trabaja con el genotipo de Georgia pero no con la cepa actualmente circulante. El anuncio del Ministerio de Agricultura no descartaba que el origen del brote pudiera estar "en una instalación de confinamiento biológico".

Por tanto, impelía al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil a investigar los hechos, como autoridad competente para investigar infracciones medioambientales.

Poco después, la Generalitat de Cataluña anunciaba la constitución de un comité de expertos que asesoraría y guiaría al IRTA para encontrar el origen del virus.

Son seis personas las que lo componen: Aura Pérez, coordinadora científica y jefa del Área de Animalario y Seguridad Biológica del CISA; Gorka Aduriz, jefe de Área de Sanidad Animal de Neiker; Massimo Palmarini, director del Departamento de Virología del Erasmus MC de Rotterdam; y Gonzalo Pascual, director técnico y responsable de Seguridad Biológica y Biocontención del Instituto de Salud Carlos III.

Lo completan, por parte del IRTA-CReSA, Xavier Abad, jefe de la Unidad de Alta Biocontención, y Diana Ramírez, jefa de la Plataforma de Infraestructuras de Producción Animal y presidenta del Comité Ético de Experimentación Animal del IRTA.

"Lo lógico sería una fuga"

Este miércoles, el Ministerio de Agricultura anunciaba la conformación de otro grupo de expertos que asesoraba en la investigación.

Está formado por profesionales de distintos ámbitos. María del Carmen Gallardo, del CISA-INIA, y Marta Martínez Avilés, del CSIC, proceden del área de sanidad animal.

Daniel Babot Gaspa, ingeniero agrónomo y catedrático de la Universidad de Lleida, y Antonio Palomo Yagüe, doctor en veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, son expertos en producción animal.

También se incorporan dos expertos en fauna silvestre: Carlos Sánchez García-Abad, doctor en veterinaria por la Universidad de León, y Christian Gortázar, catedrático del Área de Sanidad Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha y miembro del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC).

"Nos encargamos de asesorar sobre cómo controlar brotes, aportarles conocimiento añadido en campos especiales como ecología del jabalí para controlar poblaciones, etc.", explica este último a EL ESPAÑOL.

"Hay dos hipótesis sobre el origen del virus: que llegue de fuera o que venga de dentro. Si viene de dentro, lo lógico sería una fuga, pero hay que ver el origen real".

Si viene de fuera, la hipótesis del bocadillo es la prevalente. "La otra alternativa es que viniese de un animal vivo, pero nadie está trasladando jabalíes o cerdos vivos desde países de fuera de la UE y el tipo de virus aparece no es el que está circulando fuera de la Unión".

Hay incógnitas, claro. "No podemos saber cuál es la cepa que está circulando por Rusia, por ejemplo, porque no es el país más transparente. En la medida que surjan cepas parecidas en otras partes del mundo podremos sacar alguna conclusión".

Una de las claves está en la secuenciación completa de las muestras de virus de animales muertos —ya van 13— y su comparación con el virus usado en el IRTA-CReSA.

Aunque ya se conocen algunas características de los virus, no es tan fácil como parece. Raúl Rivas lo explica: "Una cosa es secuenciar el genoma y otra es ensamblarlo, analizarlo, etc. Necesitas secuenciadores y equipos bioinformáticos, y de la cantidad de recursos dependerá tardar más o menos en tener las secuencias completas".

Ignacio López-Goñi, microbiólogo y director del Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra, apunta que algo similar se hizo con el SARS-CoV-2, analizarlo y enmarcarlo en el árbol filogenético de los virus existentes.

"Se extrae el genoma del virus y se compara con las secuencias que haya en el laboratorio y bases de datos con secuencias del virus, haciendo estudios filogenéticos igual que se hicieron con el SARS-CoV-2".

Hay una salvedad. "Este virus, al tener un genoma más grande, tipo ADN, no es más difícil pero sí más tedioso secuenciarlo. Por eso hace falta algo más de tiempo. Pero las comparaciones filogenéticas nos dirán si es el mismo virus del laboratorio u otra variante".

¿Un sabotaje?

Por eso se tardará todavía en conocer el resultado de la comparación. Pero hay otra clave más: ¿Qué ocurriría si las secuencias coinciden?

"Un laboratorio de bioseguridad de nivel 3 como el del IRTA es un búnker, es difícil que salga algo aunque sea por accidente", apunta.

El centro —este periódico ha contactado con él pero sin respuesta— está acometiendo obras de ampliación de sus laboratorios, según El País.

Con todo, "aún en obras, las zonas donde se trabajan con virus están controladas", señala Rivas.

El microbiólogo señala una última posibilidad, "la introducción voluntaria del virus, el sabotaje, que es poco probable pero no descartable en absoluto".

Casi al mismo tiempo que la aparición de los cadáveres de jabalíes en Cataluña, en Polonia se encontraba un animal infectado.

Era un cadáver de jabalí atado a una estaca en una zona con un gran número de granjas porcinas. El Gobierno polaco acusa directamente a Rusia de haber abandonado ahí al animal.

"Si, por casualidad, la secuenciación genética del animal muestra similitud con la de los cadáveres hallados en Cataluña, "completaríamos una pieza fundamental del puzle".

Si, en cambio, se demuestra que el virus del IRTA es idéntico al de los cadáveres de Collserola, quedaría mucho por hacer.

"Los peritos tienen que evaluar protocolos de bioseguridad, revisar los filtros, el sistema de desinfección, el sistema de tratamiento de sólidos, heces, cadáveres", apunta Christian Gortázar.

"También ver si ha habido incidentes, si los indicadores han mostrado anormalidades a lo largo del tiempo... Es un trabajo arduo".

Al final de ese trabajo, sin embargo, tampoco se garantiza un éxito. Volvemos a Rivas: "Una cosa es que se vea que el virus es el mismo que el del laboratorio y otra es el origen. Ese misterio puede que no se resuelva nunca".

Tanto la hipótesis del bocadillo como la de la fuga de laboratorio o la del sabotaje "tienen que consolidarse con datos científicos. Muchas veces, el origen no se termina por saber. Esperamos que esta vez no sea así".