Imagen de archivo de una intervención en una clínica dental en España.

Imagen de archivo de una intervención en una clínica dental en España. EFE

Salud

De la sedación a una sepsis letal: la muerte de una menor en una clínica dental de Valencia pone en el punto de mira al Propofol

El uso indebido de este anestésico puede causar un shock séptico que ponga en peligro la vida del paciente, como ya ha ocurrido anteriormente en España.

Más información: Doctor García, el sabio de la anestesia: "La sedación es un procedimiento potencialmente mortal"

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Ya son tres las menores afectadas por la sedación letal que se llevó a cabo en una clínica dental de Alzira, en Valencia. Puede que este suceso se convierta en un nuevo ejemplo de los peligros que conlleva un uso indebido del Propofol.

Este anestésico fue uno de los tres fármacos que habría administrado a las menores el anestesista, quien presuntamente sustrajo el Propofol y el Midazolam (otro de los sedantes que usó) de un hospital en el que había trabajado hasta un mes antes de lo ocurrido.

Un día después de ser detenido, el especialista fue puesto en libertad ya que, según entiende la instructora del caso, no existen suficientes indicios de que la causa definitiva del fallecimiento pueda atribuirse exclusivamente a una imprudencia profesional.

Las sospechas recaen ahora sobre el Propofol. De confirmarse, no sería la primera vez que se relaciona con un fallecimiento en España.

En 2011, un paciente de 46 años falleció en Ourense tras someterse a una colonoscopia, intervención que requiere de este anestésico. En Cataluña también se registró la muerte de un hombre al que se le había administrado por una endoscopia digestiva.

Riesgo de graves sepsis

Como demuestran los dos casos anteriores, el uso del Propofol va desde pruebas diagnósticas (para las que sea necesaria la sedación) hasta el ámbito quirúrgico. Se utiliza tanto porque actúa de una forma muy rápida.

Además, los efectos que deja en los pacientes al despertarse suelen ser menores que otros fármacos. Lo más común es que tengan algo de cansancio y mareo, pero se resuelve a las pocas horas.

El mayor peligro de este anestésico es cuando no se mantiene en buen estado de conservación o si se hace un uso reiterado. En los prospectos se recomienda que se mantengan a una temperatura ambiente de entre 2 ºC y 25 ºC.

Cualquier remanente debe ser descartado, ya que no contiene conservantes antimicrobianos, por lo que una contaminación mínima puede generar una carga bacteriana alta en pocas horas.

Si esta anestesia contaminada se utiliza con la misma persona en una segunda ocasión o se comparte entre varios pacientes, se puede inyectar directamente una gran cantidad de bacterias al torrente sanguíneo, desencadenando un caso grave de sepsis.

Aunque aún no se les han realizado los análisis microbiológicos correspondientes, dos de las afectadas por la anestesia realizada en Alzira sufrieron una sepsis. En una de ellas no pudo ser controlada a tiempo.

La literatura científica ya ha recogido casos, incluso en nuestro país, de sepsis en las que el único factor común fue el Propofol contaminado. Los síntomas que se describen coinciden con los que habrían tenido las menores: fiebre y problemas respiratorios.

En 2016, se publicó una revisión en la que se analizaron 20 brotes que se habían dado desde la aprobación del uso del Propofol como anestésico. La mayoría ocurrieron en quirófano, con una mortalidad del 9,3%.

Una sedación sin licencia

El Propofol es un caldo de cultivo para hongos y bacterias porque al ser una emulsión lipídica, está compuesta por una mezcla de aceite de soja, lecitina de huevo y agua. Por su composición también existe otro riesgo: el de la anafilaxia.

"Si eres alérgico al huevo o a la lecitina de soja, puedes tener un shock anafiláctico", señala a EL ESPAÑOL el presidente del Consejo General de Dentistas de España, Óscar Castro, quien confía en que judicialmente se aclare lo sucedido en la clínica dental valenciana.

"Si no tienes la capacitación ni el aparataje necesario para controlar a un paciente sedado, debería recibir la sanción correspondiente", argumenta. En España, no todas las clínicas dentales tienen permitido llevar a cabo una sedación por vía intravenosa.

Además de la licencia de unidad U44, por ser una clínica dental o estomatológica, se requiere la de unidad U35, por realizar sedaciones conscientes. En el caso de la clínica de Alzira no contaban con esta última autorización.

El permiso lo debe otorgar la consejería de sanidad de cada comunidad autónoma. Castro opina que "no pueden existir 17 legislaciones distintas para un mismo procedimiento".

No obstante, la primera opción es optar por la terapia conductual, tratándole de explicar al menor el proceso que se le va a realizar. Si no se logra calmarlo, tanto el anestesista como los padres deben firmar un consentimiento informado antes de la sedación.

Por su parte, desde la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) han insistido en un comunicado que las sedaciones que emplean anestésicos son "procedimientos con riesgos potencialmente graves, incluso vitales".

Por ello entienden que deben ser realizadas "exclusivamente" por especialistas en Anestesiología. Denuncian que en los últimos años han avisado en repetidas ocasiones de que no se está cumpliendo con esta obligación.