Una de las momias de San Fernando.

Una de las momias de San Fernando.

Ciencia

El misterio de las momias de San Bernardo: el pueblo en el que los cadáveres no se descomponen

La localidad de San Bernardo cuenta con un museo que expone cuerpos momificados de forma espontánea.

6 mayo, 2024 01:26

Cuando se habla de momias, la mayoría de personas pensará en el Antiguo Egipto, las lecciones de historia de la educación secundaria y los numerosos ejemplos que se pueden encontrar en el cine. Los egipcios son los más famosos, pero no son los únicos casos en los que se puede ver este fenómeno. En una pequeña ciudad de Colombia, a 100 kilómetros de Bogotá, tiene lugar un curioso fenómeno: hay cadáveres que no se descomponen. Incluso, una de sus atracciones turísticas es un museo en el que se exponen 14 de los cuerpos momificados. 

Es el caso de Saturnina Torres, que murió hace 30 años, pero su cadáver se conserva petrificado y, prácticamente, en perfecto estado. Su caso lo ha dado a conocer la web Sciencealert. Las manos están perfectamente conservadas, se puede distinguir su cara y el color de piel y cuenta con las trenzas que lucía en vida. 

La mujer fue enterrada en 1993 en el cementerio de la localidad y su cuerpo fue exhumado en 2001. Se trata de una costumbre que hay en el municipio para dejar espacio para enterrar nuevos cadáveres. Cuando abrieron el ataúd de Torres vieron que conservaba las uñas y el pelo y que gran parte de los tejidos estaban intactos. En otro sitio quizá hubiera sido una gran sorpresa, pero no era algo nuevo en San Bernardo. En 1963 encontraron la primera momia y desde entonces han aparecido decenas en los panteones del camposanto.

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Al principio la gente no podía creérselo, pero conforme fue pasando el tiempo aumentó la frecuencia con la que se exhumaban cadáveres momificados. El punto álgido fue a finales de la década de los años 80, cuando se encontraban, aproximadamente, medio centenar de cuerpos petrificados por año. Desde entonces ha disminuido progresivamente y ahora se encuentran un puñado anualmente.

Tras numerosos internos, los expertos todavía no han conseguido explicar este fenómeno en San Bernardo. Hay lugareños que lo justifican diciendo que esta momificación espontánea es una recompensa tras la muerte porque el fallecido o la fallecida fue una persona demasiado buena durante su vida. Por el contrario, hay otros que consideran que es al revés y que se trata de un castigo.

La mayoría considera que se debe a la dieta saludable de los residentes del municipio de San Bernardo y a un estilo de vida agrícola activo, pero realmente no hay nada claro. Por ejemplo, una de las momias pertenece a Jorge Armando Cruz, que vivió en Bogotá la mayor parte de su vida y murió allí antes de ser trasladado a su lugar natal para ser enterrado.

No se puede establecer tampoco un patrón claro en los procesos de momificación. Los cadáveres pertenecen a personas de distintas edades al morir y no sobresale ningún género ni ningún tipo de cuerpo en particular. Tampoco hay una parte concreta del cementerio en el que se exhumen más momias que en otras.

Una posible explicación puede encontrarse en las criptas funerarias, ya que comenzaron a encontrarse los cuerpos petrificados tras la inauguración del cementerio, que no cuenta con tumbas subterráneas. Antes de 1960 San Bernardo contaba con dos cementerios y no se conocía ningún caso relacionado con este fenómeno. El clima de la zona es húmedo, algo que debería facilitar la descomposición, no impedirla. 

La respuesta, teorizan algunos expertos, puede estar en el hecho de que el camposanto está ubicado en la ladera elevada de una montaña. El viento que sopla constantemente y las altas temperaturas de la zona pueden crear en las bóvedas funerarias un efecto horno que en lugar de descomponer los cuerpos, los deshidrata. Todavía faltan estudios sobre lo que ocurre y las condiciones que provocan las momificaciones, cuentan los expertos a Sciencealert.

No solo ocurre en San Bernardo

El municipio colombiano no es el único donde los cadáveres se momifican, esto también se ha observado en países como México o Italia. En Noruega existe un lugar en el que la gente no puede morir desde 1950. Se trata del pequeño pueblo de Longyearbyen. Está situado en el archipiélago de Svalbard, el territorio noruego más cercano al Polo Norte. En 1950 el gobierno local instauró una normativa, o una encarecida recomendación, por la que sus habitantes no podían morir ahí.

Aunque suene descabellado, este hecho tiene una explicación. Las temperaturas extremadamente bajas de Longyearbyen (como en el resto del conjunto de islas) impiden que los cadáveres se descompongan. También influye el permafrost del suelo, que es una capa permanentemente congelada de las regiones frías o periglaciares. El peligro de esto radica en que si los cuerpos se conservan, las enfermedades contagiosas que tengan (virus sobre todo) también pueden permanecer y propagarse.

Cuando un ciudadano de la localidad muere, hay dos opciones. Se le puede cremar y guardar sus restos en el cementerio, o trasladarlo a la Noruega Continental en sus últimos días de vida para que fallezca allí.