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Albert Rivera ya incumplió lo que dijo en otras ocasiones

Albert Rivera, en su mitin de la Plaza de la Villa, en Madrid.

Albert Rivera, en su mitin de la Plaza de la Villa, en Madrid.

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Corría el mes de noviembre de 2015 cuando Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, afirmó que: “Nosotros nos vamos a apoyar ni a Sánchez, ni a Rajoy”, frase enmarcada entonces en la precampaña electoral del 20-D de ese año, para pocas semanas insistir con otra, ya en diciembre de 2015: “No voy a apoyar un Gobierno presidido por Pedro Sánchez”, todo lo cual no fue óbice para que Sánchez y Rivera protagonizaran aquella foto del “Pacto del Abrazo” (febrero 2016), suscrito por ambos bajo el influjo del metafórico cuadro de Juan Genovés como, más que alegórica, imagen de fondo del mismo. Aquel pacto no concitó una mayoría parlamentaria a su alrededor, principalmente por el voto en contra de Podemos, en una decisión más que discutida y polémica, pues su simple abstención habría bastado.

Pero el paso del tiempo, como siempre en la vida, puso una vez más las cosas en su sitio, y las manifestaciones de Albert Rivera sobre su no apoyo a Mariano Rajoy, terminaron convirtiéndose en un pacto parlamentario expreso de Ciudadanos a los “populares”, sustentado en 150 medidas recogidas en su documento firmado por Rafael Hernando (PP) y Juan Carlos Girauta (Cs).

La nueva configuración del escenario político español, que ha pasado de estar polarizado por dos grandes opciones, condenadas, para su satisfacción, a sustituirse en el poder la una a la otra, para ahora estar compuesto por hasta cinco partidos de implantación nacional, de derecha a izquierda: Vox, PP, Ciudadanos, PSOE y Podemos, hace que cobren vital importancia la política de pactos y en ese terreno no parece lo más apropiado, con más de dos meses de antelación a la cita electoral, que el partido que, teóricamente, ocupa el centro ideológico (Ciudadanos), emita un comunicado en el que descarte cualquier pacto o acuerdo con cualquiera de sus dos colindantes, a izquierda y derecha, no es un mensaje adecuado dentro de la moderación y el sentido de Estado que debería imperar.

Aunque parece que las afirmaciones realizadas por Albert Rivera, ratificadas por unanimidad por la ejecutiva nacional de Ciudadanos, no gozan de total credibilidad dentro de su propia formación política, quizás porque conozcan, mejor que nadie, a su líder en detalle, ya que el nuevo vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín considera que, aún, sigue siendo posible un pacto de gobierno entre PSOE y Cs tras las elecciones generales del 28-A, llegando a manifestar en prensa que “hay que esperar unos días, ver cómo se desarrolla la campaña y cuáles son los posicionamientos de cada uno”, e incluso Manuel Valls, radiante candidato a alcaldía de Barcelona, con el apoyo, entre otros, de la formación naranja, se ha expresando contrario al veto, preguntándose en voz alta “¿Cómo no van a hablar Pedro Sánchez y Albert Rivera? Más difícil fue la foto de Manuel Fraga y Santiago Carrillo”.

Permítame, querido lector, que me anime a hacer un pronostico, y diga ya hoy, a más de ocho semanas de la cita electoral del 28-A, que tras ella, habrá pacto electoral entre PSOE y Ciudadanos, siempre que el sumatorio de sus escaños les acerquen a una mayoría absoluta. Se diga lo que se diga, y más allá de la sobreactuación, el interruptus “Pacto del Abrazo” sigue más vigente de lo que se quiere decir y reconocer, para incomodidad del PP y de Podemos.

Ciudadanos, y especialmente Albert Rivera, no está nada satisfecho con la foto junto a Santiago Abascal, líder de Vox, en la manifestación de Colón de hace unas semanas y su teórico “centrismo” necesita ser reivindicado con algún pacto que no sea sólo con el PP (Madrid, Andalucía, etc…). No se puede apelar a recabar voto moderado socialdemócrata y que los acuerdos  concretos y explícitos, sólo sean en el terreno de la derecha ideológica. Ciudadanos puede tener muchas diferencias con el PSOE, y con Pedro Sánchez, en el terreno del modelo territorial, pero necesita, como el respirar, acordar un pacto con un interlocutor que no sea el PP ni, obviamente, Vox.

En todo caso las amenazas, o si quieren posicionamiento público, de Ciudadanos respecto al PSOE y el actual presidente del Gobierno, buscan marcar distancia con ellos en el caso que su sumatorio conjunto quede demasiado lejos de la opción de lo que ya se conoce como las “tres derechas”, si este escenario se da, el pragmatismo de Rivera, más allá de fotos incómodas, se impondrá.

¿Habrá un nuevo Gobierno compuesto por las “tres derechas” o la reedición de un nuevo “Pacto del Abrazo”?, lo maquiavélico de la situación es que, a fecha de hoy, ni Albert Rivera tiene certeza sobre ello, pero sabe que se tiene que preparar tanto para una hipótesis, como para su contraria… ¡Cosas de la política del siglo XXI en esta España nuestra!, mientras tanto dice, promete… Y si hay que corregir, lo hará, de nuevo justificándose en el interés nacional por encima de las posiciones particulares.