Un bosque de Finlandia junto a sus lagos
Un verano en Finlandia
Disfruto desde hace más de treinta años de la amistad de una familia finlandesa, lo que me permite acercarme, de vez en cuando, al interior de la vida y de la sociedad de ese país, que nunca deja, positivamente, de asombrarme.
Este verano decidí ir con mi mujer a las casas de verano de mis amigos, estas cabañas, disponen de dos, dada la descendencia, y están situadas en los bosques fineses en las proximidades de la ciudad de Lahti, zona de lagos.
A menudo la segunda vivienda de los fineses es parte de una multipropiedad, especializada en algún tema, en el caso de mis amigos especializada en deportes. En esta multipropiedad, ellos son propietarios, durante tres semanas al año, dos semanas en verano y una en invierno, en Navidad.
Cuando nos referimos a una cabaña quiero expresar que se trata de toda una casa firme de madera que dispone de todas las comodidades funcionales requeridas en la vida de hoy, sauna incluida, ubicadas en el complejo vacacional de Vierumäki, en el municipio finlandés de Heinola, en la región de Päijät-Häme.
En este complejo vacacional entrenan varios de los equipos nacionales y se disputan, en diferentes estaciones del año torneos de varios deportes tales como tenis, golf, patinaje artístico, gimnasia, hockey sobre hielo y curling, por citar algunos, Dispone asimismo de diversas escuelas de deporte y de parque de aventuras para jóvenes y de dos torres de buceo en la orilla del lago Valkjärvi.
Para muchos fineses estas casas de verano, también existen hoteles, constituyen el lugar de encuentro anual de la familia y es una manera de continuar el contacto con el núcleo familiar originario, con tres generaciones, generalmente los fineses tienen dos hijos, quienes a su vez les proporcionan nietos, de los cuales disfrutan en estos encuentros.
Dada la extensión de Finlandia, es difícil que toda la familia viva en la misma ciudad, pues por motivos laborales los hijos se ven obligados a desplazarse, lo que facilita que durante las vacaciones de verano, o los días de Navidad, se encuentren.
La práctica del deporte y el contacto permanente con la naturaleza forma parte del ADN de los fineses, quienes tienen muy claro que son condiciones necesarias para mantener la independencia, (de los rusos), de un país de seis millones escasos de habitantes para 338.145 km² de los cuales un diez por cierto del territorio son lagos. La cuestión de seguridad para ellos es la base de su libertad, la mili es obligatoria, y no es por casualidad su relativamente reciente adhesión a la OTAN.
En este bosque hablado y habitado disfrutan, tanto de las actividades deportivas que prefieran como del calor familiar, y ambos hechos están entrelazadas de alguna manera, y es una forma de afirmación también colectiva y social, pues la festividad de San Juan y sus hogueras nocturnas constituyen uno de los momentos de expresión más tradicionales de los que disponen, en esa noche sin noche.
La sociedad finesa es una de las más avanzadas que existen en Europa. Dispone de un sistema de valores muy autoexigente, derivado de la religión luterana, que presenta como logros un gran nivel educativo y de educación cívica e igualitaria entre sexos y un alto nivel de vida, del que se sienten orgullosos y al que, leal y comprometidamente contribuyen, que evita toda ostentación.
Asimismo, las condiciones medio ambientales, con una naturaleza extrema, les obliga a desarrollar un sistema de infraestructuras y dotaciones muy desarrollado tecnológicamente y que sabe aprovechar los medios naturales de que dispone, basados en un gran respeto hacia su tierra.
Poco a poco el país se abre a una migración cualificada, "aceptamos a los que vienen a trabajar, no a los que vienen a aprovecharse de nuestro sistema de bienestar", me dicen.
En cuanto a la sociedad de consumo, lejos de ser colonizados por las marcas extranjeras, han sabido desarrollar marcas propias de gran calidad en muchos de los elementos de consumo habituales, y me refiero desde bebidas y licores hasta chocolates. Al mismo tiempo que mantienen sus refrescos, frutas, mermeladas, carnes y pescados tradicionales en la dieta diaria.
Finlandia fue el primer país de Europa en reconocer el sufragio universal (1906), y en el que la mujer se incorporó a la política activa, a principios del siglo XX, y ha tenido una presidenta, Tarja Halonen, y tres primeras ministras, entre ellas la actual Sanna Marin, socialdemócrata, al frente de una coalición de cinco partidos de diferentes tendencias, todos liderados por mujeres.
Curiosamente de los cinco países escandinavos cuatro, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, excepto Suecia, hoy están liderados por mujeres, a los que habría que añadir Estonia, también con una primer ministro mujer.
¿Seremos capaces en nuestros lares, manes y penates mediterráneos de aprender algo de estos países que triplican nuestro nivel de vida con manifiesta humildad?