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Por la unidad de España

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Una de las premisas políticas de algunos partidos nacionales en España es la defensa a ultranza de la unidad del país. Sin embargo, esa defensa de la supuesta unidad nacional se ha reducido a atacar a los nacionalismos catalán y vasco, consiguiendo justo lo contrario: que esa "unidad" se convierta en una máquina de fabricar independentismo.

Si entendemos la unidad nacional simplemente como el hecho de que Cataluña y Euskadi sean España, es que no hemos comprendido el verdadero significado de la palabra unidad. ¿Cómo vamos a querer que España esté unida y que Cataluña y Euskadi se sientan parte del país, si nosotros mismos llevamos siglos dividiéndonos?

Primero fueron borbónicos contra austracistas; después liberales contra absolutistas; afrancesados contra patriotas; carlistas contra isabelinos; monárquicos contra republicanos; fascistas contra republicanos; y, dentro de estos últimos, comunistas contra anarquistas. Durante el franquismo también hubo dos Españas: la de los franquistas y la de los demócratas. Y hoy seguimos igual: izquierda contra derecha. En definitiva, España nunca ha sido una sola.

Este problema de unidad nacional refleja perfectamente las disputas políticas actuales. Izquierda y derecha se apropian de sus banderas sin cuestionar si algo de su ideario puede ser discutible. Por tanto, España no estará unida solo porque Cataluña y Euskadi formen parte del Estado. España estará unida cuando, en lo esencial, toda la sociedad comparta unos valores comunes. La verdadera unidad no depende de los colores de una bandera, sino de la coherencia y la honestidad de quienes la defienden.

La unidad de España se alcanzará cuando haya una derecha que reconozca que Mazón ha sido negligente y debe ser juzgado. La unidad de España se alcanzará cuando haya una izquierda que asuma que los casos de corrupción del PSOE son motivo suficiente para acudir a votar. La unidad de España se alcanzará cuando la derecha admita que lo ocurrido en Palestina fue un genocidio, y cuando la izquierda reconozca que Venezuela y Cuba son dictaduras y que es inaceptable que un expresidente del Gobierno se pasee por Caracas haciéndose fotos con Maduro.

En las calles se han escuchado cánticos que proclaman "España es una y no cincuenta y una". Pero ¿cómo va a ser España una, si esos gritos van precisamente contra una parte muy importante de la sociedad? ¿Cómo va a estar unida España si, durante la pandemia, unos aplaudían a los sanitarios y otros daban caceroladas al Gobierno?

Yo sí creo en la unidad de España, pero también creo que, viendo lo que ha sido este país a lo largo de la historia, nunca lo estará si los españoles no somos capaces de unirnos ni siquiera en los momentos más difíciles. Una España unida será aquella que reclame la dimisión de un Mazón negligente y también la de un presidente del Gobierno que gestionó de forma inaceptable la pandemia.