Santos Cerdán con Pedro Sánchez.

Santos Cerdán con Pedro Sánchez. Europa Press

La impunidad del amo

Marcelo Echevarría
Publicada

Diversas columnas de EL ESPAÑOL publicadas por prestigiosos analistas políticos y periodistas de investigación, dieron cuenta acerca de los escándalos que atraviesa el Gobierno de España.

No deseo detenerme en la génesis de estos, toda vez que notables figuras han ahondado en ellos.

Pero:

¿Qué lleva a un funcionario público a acosar sexualmente?

¿Qué lo moviliza a los fines de cometer actos de corrupción como si fuese algo totalmente natural y, a su vez, un acto justificado socialmente?

¿Qué lo motiva para que sus administrados (los ciudadanos) posean un deterioro constante en su una calidad de vida y, contrariamente, ellos luzcan su riqueza que adquirieron gracias a los suculentos impuestos que pagan los españoles?

La respuesta a estos interrogantes la podemos sintetizar en una sola palabra "impunidad".

El populismo posee una estrategia para cooptar a las masas que la podríamos calificar como "loca" pero "infalible".

¿Por qué es loca?

Porque nadie en su sano juicio puede entender cómo es posible que una masa de ciudadanos con necesidades básicas insatisfechas o con sus ingresos que no les permiten vivir dignamente, se encuentren fanatizados por estos seres despreciables y, aunque ellos no tengan pan para comer, justifiquen la riqueza que poseen gracias a negociados con el Estado.

¿Por qué es infalible?

Porque gobiernan por y para el delincuente, para el inmigrante ilegal y, contrariamente, al trabajador, al librepensador, al intelectual que los increpa, o al periodista que los cuestiona, les colocan una mordaza y, ante cualquier mención que ellos consideren sectaria o discriminatoria, utilizan los estamentos de la justicia adicta a este sistema perverso para censurarlo, perseguirlo y culminar por castigarlo en un claro mensaje que le hacen llegar a la ciudadanía, sembrando el miedo y la impotencia.

Las autoridades policiales quedan atadas de pies y manos.

Por ello,  no podrán apartarse un ápice para enfrentar a un okupa, para perseguir a un extranjero que llega deliberadamente a España para delinquir, toda vez que, una mera cicatriz que le provoquen a estas lacras sociales, el policía podría ser exonerado.

Cuando este sistema nocivo va creciendo y expandiéndose a través de los años, los funcionarios ya son los "dueños" del Estado.

Cambian el estatus de "servidores públicos" por el de "amos".

Se convierten en seres superiores quienes pueden acosar, delinquir, mostrarse en aviones privados, hacer alarde de sus lujosas mansiones, etc., toda vez que nadie los podrá cuestionar.

Son impunes.

Esta impunidad termina cuando el pueblo se harta.

Cuando los impunes caen, su caída es fortísima.

Ellos lo saben.

Por ello, previo a su decadencia, se los ve desesperados, fuera de su eje, irascibles.

Cuando los vean en ese estado, ello constituye el primer síntoma dando cuenta que comienzan a perder el control.

Cuando ello suceda, ese control será retomado por el pueblo.

Será recién allí donde comenzará a encaminarse un nuevo sistema basado en los valores tales como la familia, el trabajo, la propiedad privada, la educación y la seguridad.

En mi modesta apreciación, queda poco tiempo para que ello ocurra.