Reina Juana

Concha Velasco

Concha Velasco MADRID

Por Mario Martín Lucas

[Crítica teatral a "Reina Juana", protagonizada por Concha Velasco, sobre texto de Ernesto Caballero, con dirección de Gerardo Vera, en exhibisión en el Teatro de la Abadía, de Madrid].

¡Sencillamente impecable! …así es la interpretación que Concha Velasco hace del personaje de Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, madre del emperador Carlos I de España y V de Alemania, abuela de Felipe II y esposa de Felipe de Habsburgo, quien a pesar de sus títulos y su linaje, pasó cautiva cuarenta y seis años, de sus 76 años de vida, en el castillo de Tordesillas, primero por decisión de su padre, luego de su marido, y, finalmente, de su propio hijo.

El espectáculo de la Reina Juana se presenta en el Teatro de la Abadía hasta el cinco de junio, sobre texto de Ernesto Caballero, bajo forma de monólogo, si bien la excelente dirección de Gerardo Vera y el muy buen trabajo de iluminación, sencillo y certero, de Juanjo Llorens, junto con las acertadas proyecciones utilizadas por Álvaro de Luna, hacen que la protagonista llegue a interactuar en escena con cada uno de los personajes que marcaron la vida de quien fue conocida como Juana la Loca, que sobre la escena se justifica: “…no he querido formar parte del mundo de los cuerdos”, reconociendo haber sido sojuzgada, como esposa, como reina …y como mujer, por los hombres de su vida, y siempre por razones de Estado.

El planteamiento se desarrolla a través de la confesión de Juana de Castilla, a pesar de su falta de devoción religiosa, al futuro San Francisco de Borja enviado por su piadoso nieto Felipe, en las horas previas a su muerte; en un relato que no esquiva ninguno de los temas universales de la vida de cualquier época: amor, pasión, engaño, lucha por el poder, corrupción, etc … y también de la suya; habla de su infancia, su matrimonio, la rebelión de los comuneros en su defensa, los hijos, los celos, el encierro, los maltratos…

Concha Velasco se enfrenta a este personaje con los mismos 76 años que tenía Juana de Castilla cuando murió en Tordesillas, siendo capaz de representar, de forma maravillosa, a esa envejecida reina, vejada por unos y por otros, pero también de expresar la encendida pasión adolescente de sus primeros días con Felipe, conocido como el Hermoso; todo ímpetu e ilusión, con una gran carga sexual, tumbada en la cama, mientras se acaricia, y tacta, el propio cuerpo hasta expresar: “…de este paraíso ni el Dios de los cielos podría expulsarme”, para desde ahí desgarrarse en un grito seco y brutal, expresión del sufrimiento de los celos que ponen el contrapunto a tan inmenso gozo.

Más de diez minutos ininterrumpidos de aplausos, con el público puesto en pie, pusieron el colofón al magistral trabajo realizado por Concha Velasco, magnifica, sorprendente, llena de matices, convincente, colosal, pero sobre todo siendo creíble en el personaje de Juana “la Loca”, en una de las cimas de su impresionante carrera, habiéndose ganado para siempre un lugar entre los grandes del teatro, como en su tiempo nos pasó con Carlos Lemos o José María Rodero… ¡Enhorabuena, Concha!