Pablo Freire, ganador de la medalla de oro en las Olimpiadas Iberoamericanas:
La hazaña de Pablo Freire, oro en la Olimpiada Matemática a los 16 años: "Resuelve problemas con técnicas que desconoce"
El joven orensano de 16 años del IES As Lagoas ya había ganado la medalla de plata en la Olimpiada Internacional y otra de oro en la Olimpiada Gallega.
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Pablo Freire, un estudiante gallego de 16 años del IES As Lagoas de Orense, no se cansa de cosechar medallas. Hace unos meses se proclamó subcampeón de la Olimpiada Internacional Matemática, pero en esta ocasión se ha llevado el oro en las Olimpiadas Iberoamericanas, una competición celebrada en Chile.
Lo ha conseguido gracias a la asistencia a un taller que organiza su profesor Carlos los miércoles. Ahí, el joven gallego ha ido resolviendo los problemas de anteriores olimpiadas, de las fases autonómicas y de la fase nacional. Sin embargo, para afrontar esos problemas se requiere una teoría específica fuera del ámbito curricular escolar. Y ahí entra en juego la preparación del docente.
Carlos, como profesor, le facilita todo tipo de material para el estudio. Lo consigue gracias a los exolímpicos (algunos de ellos son profesores en el exterior) y a preparar las competiciones autonómicas. Pero preparar las olimpiadas internacionales requiere ir más allá de los fundamentos teóricos.
Pablo Freire, segundo por la izquierda en Chile, con el volcán Osorno de fondo.
Por eso, la labor del profesor es dar una visión general rápida para abordar los problemas. "Este tipo de alumnos, como Pablo, asimilan todo muy rápido y como tienen ya esa intuición matemática completan los detalles sobre la marcha. Yo he visto a Pablo resolver problemas con técnicas que desconoce, que no sabe ni el nombre. Lo hace todo intuitivamente", explica su profesor en conversación con EL ESPAÑOL.
El docente destaca que se trata de una inteligencia que trasciende lo teórico: "Ellos trabajan mucho, tienen una facilidad y un gusto por las matemáticas; para él es una diversión, el tiempo que le dedica es lúdico". En su equipo, además de Pablo, brillaron Fernando González y Diego Alonso (plata) y Antonio Laso (oro). En total, el taller del IES As Lagoas cumplió ocho años de trayectoria formando talentos. "No miramos expedientes académicos, sino que tengan ese gusto", subraya Carlos.
El taller y el gusto por pensar.
En las sesiones, los alumnos abordan problemas complejos que fomentan el pensamiento creativo. "Les gusta pensar, pero estudiar poco, porque no les apetece cogerse un libro de texto y aprenderse dos o tres temas enteros", comenta el profesor. Pablo comparte esa perspectiva: le interesa más el por qué de un algoritmo que su mera aplicación.
El taller busca precisamente eso: enseñar matemáticas reales, fomentar la estrategia y la toma de decisiones a través del juego y el reto. Freire comenzó a amar la disciplina gracias al proyecto ESTALMAT-Galicia, un programa de detección de talento matemático en jóvenes entre 11 y 13 años. "De ahí nació mi interés, entré en sexto de Primaria y me gustó mucho", recuerda el estudiante.
Pablo, en este sentido, anima a otros jóvenes a seguir este camino: "Que no duden, porque yo tuve dudas también, pero a raíz de ir profundizando en las matemáticas, me he dado cuenta de que me gusta mucho más de lo que creía". Su futuro está claro: quiere estudiar Matemáticas, aunque no se ve como docente. "De momento la docencia no me atrae mucho, me atrae más la investigación", confiesa.
Claves del aprendizaje
Tanto el profesor como el alumno coinciden en la importancia de la paciencia y la comprensión. Freire aconseja "no coger manía u odio, porque luego es muy difícil salir", y recomienda "intentar más que memorizar, entender".
Carlos complementa con una reflexión sobre el programa ESTALMAT, fundado por Miguel de Guzmán: "Para participar en este programa les hacen una selección previa... Es un examen de mucha creatividad, son problemas y ejercicios abiertos".
Esa metodología impulsa el pensamiento demostrativo y conecta ámbitos distintos. "Las matemáticas están para entenderse, son una invención humana, todos podemos explicar el porqué de todo", afirma el docente, recordando la enseñanza de Guzmán. "Cuando se salta ese muro inicial, ya se empieza a ver la luz, aunque cueste más o menos".
El reto de las Olimpiadas
En las Olimpiadas Iberoamericanas, Pablo tuvo que enfrentarse a un problema particularmente complicado: "el número tres". En él debía decidir si existía un número natural cuya suma de dígitos en distintas bases (del 2 al 2.095) cumpliera una condición específica. "El 5 en binario es 101 porque en ese sistema se usan potencias de 2", explica el joven al describirlo con naturalidad.
Este tipo de desafíos le ha permitido no solo crecer académicamente, sino también aprender a manejar la presión. En cuanto a la convivencia con otros representantes, reconoce que "es más difícil abrirse y socializar con gente de otras delegaciones", aunque valora la experiencia como algo único.
En la competición adoptó una mentalidad radical pero efectiva: "Uso un pensamiento que es un poco bruto, que es el de vida o muerte: tengo que darlo todo aquí, como si fueran los últimos problemas de matemáticas que voy a resolver en mi vida". Esa intensidad le ha llevado al podio ya soñar con un futuro entregado por completo a su pasión.