Cinco vecinos leoneses fallecieron el pasado lunes tras producirse una explosión en el interior de la mina de Cerredo, en Asturias; a la derecha, Omar García, en el interior de la galería afectada.

Cinco vecinos leoneses fallecieron el pasado lunes tras producirse una explosión en el interior de la mina de Cerredo, en Asturias; a la derecha, Omar García, en el interior de la galería afectada. Cedidas

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Omar García trabajó en la mina de Cerredo donde murieron 5 operarios: "De haberse cumplido el protocolo no hubiera pasado"

Es amigo de los fallecidos y conoce el interior de la galería afectada por la explosión. Todo apunta a que había una elevada concentración de gas grisú.

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Se llamaban Jorge Carro, Iván Radio, Amadeo Castelado, Rubén Souto y David Álvarez. Cuatro eran vecinos de Villablino y, el último, de El Bierzo. Los cinco estaban en el interior de la mina de Cerredo, en Asturias, cuando se produjo una violenta deflagración en la tercera planta. Nadie se explica qué pudo pasar, ya que la empresa concesionaria de la mina desde 2024, Blue Solving, tenía los permisos de investigación en regla y, además, los protocolos para las prospecciones y explotaciones en este tipo de yacimientos son muy estrictos.

Así lo asegura Omar García, vecino y amigo de los fallecidos y trabajador de la mina de Cerredo hasta 2018. Él ha transitado muchas veces por aquella infame galería en la que se produjo la tragedia. "Era de extracción de carbón, al uso, de montaña, no de pozo, con ventilación natural normalmente", asegura en conversación con EL ESPAÑOL.

El principal sospechoso de haber causado la tragedia es el gas grisú, una mezcla de metano y aire que se encuentra en las minas subterráneas de carbón y que, al entrar en contacto con el oxígeno o con cualquier fuente de calor, como un chispazo, puede iniciar una combustión que acaba en explosión.

Por eso, señala García, es imprescindible que cualquier actividad que se haga en el interior de una mina de carbón subterránea siga una serie de protocolos de seguridad para evitar accidentes.

"Las medidas son siempre las mismas en todas las minas: debes llevar un grisúmetro, que es un medidor de grisú, y el jefe de equipo o vigilante debe entrar antes que nadie, el primero, para comprobar la labor. Si se da gas metano, no se pueden realizar las labores de trabajo".

Durante las operaciones, siempre hay que tener a disposición el aparato de medición para abandonar el lugar si suben los porcentajes de gas. "Hay unos mínimos establecidos por ley. A partir del 5%, el grisú es mortal. Incluso cuando entra en contacto con el oxígeno puede provocar una deflagración".

Existen dos tipos de minas de carbón: a cielo abierto y subterráneas. En el caso de Cerredo, el accidente se produjo en la parte subterránea (tenía otra a cielo abierto que ya no está operativa). En estas minas, el metano queda atrapado en los estratos de carbón del subsuelo y se libera durante las excavaciones. Al haber una falta de ventilación, se favorece la acumulación de gas.

Entrada de la mina donde fallecieron los cinco hombres en la mañana de este lunes.

Entrada de la mina donde fallecieron los cinco hombres en la mañana de este lunes. Carlos Castro EP

En estos casos, existen dos posibilidades para evitar tragedias: que se hagan liberaciones de aire mediante túneles de ventilación o mediante el uso de turbinas aspirantes que inyectan aire fresco o ventiladores que extraigan el contaminado.

García señala que "algún error tuvo que haber", ya que "de haberse cumplido el protocolo, esto no hubiera pasado". No obstante, señala que "hay que esperar a las investigaciones pertinentes para ver cuál fue el motivo" que llevó a los cinco operarios leoneses a morir en el interior de la mina.

"Las autoridades mineras deben investigarlo y tomar las medidas apropiadas. Y pedir responsabilidades civiles y penales si así lo merece. Lo único que sabemos hasta ahora es que cinco compañeros, cinco amigos, han fallecido y no volverán a casa. Las administraciones deben estar pendientes del funcionamiento de las minas, aunque hoy la minería sea una actividad testimonial".

Omar García también critica que las comarcas mineras como Luciana o Cerredo, otrora grandes epicentros de la minería asturiana, hoy se enfrenten a la ausencia de oportunidades laborales.

"Se han cerrado casi todas las minas. En su día se prometió empleo alternativo y una transición justa para ofrecer empleos diferentes a esto. Pero lo cierto es que sigue habiendo pequeñas explotaciones mineras y que trabajadores como estos cinco compañeros que, como no tenían alternativa, decidieron irse a la mina".

Todos los fallecidos eran vecinos, amigos, padres, hijos. Gente a la que García define como trabajador, luchadora, de aquella que siempre se ha deslomado para conseguir un plato de comida para su familia. "Tanto Rubén como su mujer eran muy amigos míos. Iván también era de mi pueblo, igual que Amadeo, sobrino de unos tíos míos. Y Jorge... era un chaval muy trabajador, que combinaba la ganadería con la minería para sacar adelante a los suyos. Esto es una tragedia y no puede volverse a repetir".

Hasta el momento, el foco ha estado puesto en la empresa que tenía la licencia para realizar las investigaciones, Blue Solving. Esta superó el pasado 23 de septiembre una inspección en la que no se detectó ninguna irregularidad. Así lo ha afirmado este martes en Villablino la consejera de Transición Ecológica e Industria, Berlamina Díaz. "No obstante, se va a chequear a la empresa de arriba a abajo".

La delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, ha asegurado que Blue Solving contaba con dos permisos: uno de investigación de minerales y otro para la retirada de material de la antigua explotación situada en el piso tercero, que es donde se produjo la explosión, y la cual expiraba el 11 de abril. No obstante, no contaban con ningún permiso de extracción de carbón.

Por su parte, el Juzgado de Cangas del Narcea, perteneciente al concejo asturiano de Degaña, ha abierto diligencias para depurar las posibles responsabilidades penales derivadas del accidente.