Tras casi dos semanas recluidos en un inhóspito hotel de Adís Zemen, los 19 turistas españoles consiguen llegar a la capital etíope; a la derecha, en primer plano, la guía Noelia Bertrán

Tras casi dos semanas recluidos en un inhóspito hotel de Adís Zemen, los 19 turistas españoles consiguen llegar a la capital etíope; a la derecha, en primer plano, la guía Noelia Bertrán Imagen cedida

Reportajes

Los 19 españoles atrapados en Etiopía gestionaron su propio rescate con los contactos locales de la guía

Noelia Bertrán, a cargo de los 18 turistas, narra en primera persona cómo han vivido estas dos semanas de angustia y miedo.

13 agosto, 2023 02:34

Los once días de terror de los 19 turistas españoles atrapados en el fuego cruzado de las fuerzas de seguridad de Etiopía y las milicias Fano han terminado con un final feliz. El grupo llegó el sábado a Addis Abeba para descansar y comer en buenas condiciones por primera vez desde que el 1 de agosto estallaran los conflictos entre ambas facciones en la turística región de Amhara. Allí, al noroeste del país, se encuentra Addis Zemen, una pequeña ciudad de 25.000 habitantes en la que los viajeros permanecieron refugiados casi dos semanas hasta ser evacuados en helicóptero.

El grupo de españoles iba a pasar 15 días recorriendo la nación en una excursión organizada por la barcelonesa agencia Kananga. Llegaron a Addis Abeba el 29 de julio. Los días 30 y 31 conocieron Lalibela, una de sus joyas culturales, y el 1 de agosto viajaron a Gondar, conocida como 'la Camelot de África' por sus impresionantes castillos. Al siguiente, de camino a Bahir Dar, el conflicto los pilló sin previo aviso. Nadie, ni siquiera el ministerio de Exteriores –que sí había avisado de que la región de Tigray era peligrosa– podía imaginar que en Amhara iba a estallar una revuelta. Militares y rebeldes comenzaron a enfrentarse a tiros en las carreteras y en las ciudades, y el grupo de turistas decidió frenar sus desplazamientos. Se quedaron a mitad de camino, en Addis Zemen, esperando a que las aguas se calmasen.

Allí se refugiaron en un hotel "insalubrecon pulgas, en muy malas condiciones", señalan los propios afectados. Esperaron 10 días, nerviosos, exhaustos, con hambre y sueño, hasta que las tropas del primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, despejaron el camino. El sábado por la mañana fueron evacuados en un gigantesco helicóptero Antonov hasta Bahir Dar. Después tomaron un vuelo hasta Addis Abeba.

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"Ahora mismo estamos en un hotel cercano a la capital y ya tenemos internet. Llevamos muchísimas horas sin comer, pero en unos minutos nos sentaremos a cenar. Tenemos ganas de volver a casa". Quien habla es Noelia Bertrán Baeza, guía del grupo, a la que ya nadie duda en tachar de heroína, pues ha mantenido a los 18 turistas unidos durante estos días de angustia y miedo. Todos, los 19, se encuentran sanos y salvos en el hotel Kuriftu, en la ciudad de Bishoftu, a unos cuarenta minutos del corazón administrativo de Etiopía.

"Mañana por la mañana nos vamos a ir de ruta hacia las 10:00 de la mañana. Así, al menos, vamos a cerrar el viaje. Teníamos un plan de 15 días. Una semana en el norte y otra en el sur. Sólo pudimos aprovechar tres días. Todo lo demás se echó a perder por los conflictos. Han sido 11 jornadas tremendas", relata Bertrán a este diario con un tono sorprendentemente tranquilo. El domingo por la noche saldrán hacia Turquía y llegarán a España a lo largo de la mañana y el mediodía del lunes.

Durante su reclusión en Addis Zemen, mientras en el exterior el ejército etíope se enfrentaba a las milicias Fano y las tropas de uno y otro bando recogían a sus muertos, Noelia Bertrán demostró su sangre fría. Llamó a la calma en los momentos de mayor tensión, se encargó de entablar diálogo con las milicias rebeldes ("nunca nos hicieron daño, la cosa no va con los extranjeros"), les pidieron ayuda para encontrar medicinas para uno de los turistas, que padecía problemas de corazón, y Bertrán hasta llegó a sacar fuerzas para distraer y calmar a la niña de 13 años que los acompañaba. Mientras, afuera, las balas silbaban a Dios sabe cuántos metros.

Comunicado de la guía Noelia Bertrán y de una de las turistas españoles, Inma de Blas

Además de erigirse como líder indiscutible del grupo, Bertrán también fue la capitana del plan de evacuación. Junto con Kananga, la agencia organizadora del viaje, se encargó de gestionar la huida a zona segura. "La embajada acaba de sacar un comunicado en el que se ha puesto la medalla por habernos sacado de aquí, pero no es cierto. Me da rabia y me parece súper inadecuado, una vergüenza", asegura, mientras argumenta que han sido los responsables del viaje quienes han hecho prácticamente todos los trámites por evacuarlos.

"Nosotros no sabíamos si íbamos a ser capaces de salir hacia Addis Abeba. Imagínate: la embajada ni siquiera estaba informada de que un helicóptero iba a venir a buscarnos a Addis Zemen. Tuve que llamar yo al cónsul español en Etiopía [Fernando Magallanes] para informarle de que habíamos salido del pueblo. Con el embajador [Manuel Salazar Palma] acabo de hablar por primera vez hace unas horas, al llegar al aeropuerto de la capital".

La frustración de Noelia Bertrán va en aumento. "Fernando, el cónsul, se ha portado muy bien. Nos llamaba para preguntar cómo estábamos. Por lo menos se preocupaba y me daba algo de información. Pero la embajada sólo hacía papeleo. Les hice una llamada informándoles de que teníamos que salir urgentemente el viernes, porque era la única forma de desplazarse con seguridad, pero no había ninguna acción preparada. No podían actuar rápido".

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Noelia Bertrán y los 18 españoles necesitaban un plan alternativo, así que se coordinó con Miquel Ribas, de la agencia Kananga, un experto en Etiopía que ha viajado en más de 70 ocasiones al país africano y goza de una buena agenda de contactos bien relacionados con las altas esferas de poder. Juntos urdieron un nuevo plan de escape: "En este tipo de casos, siempre debemos tener planes B, C y D. Gracias a la ayuda de Miquel y a un chico llamado Daniel [lo dice con acento inglés], manager de un hotel cercano, contactamos con el alcalde de Bahir Dar y con el ministro de Cultura y Turismo de Etiopía. Dimos hasta con el general que lleva la operación militar contra los Fanu. Llamamos a todo Dios".

Gracias a estos contactos consiguieron que el ejército de Etiopía viniera a rescatarlos con presteza según recuperaron el territorio ocupado por las milicias rebeldes y limpiaron las carreteras de barricadas y obstáculos. "Llamé al dueño de un hotel que tenía mucha influencia política", asegura Miquel Ribas, de Kananga, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. "Me dijo que iba a hacer lo posible por ayudarnos. Uno de sus contactos, el mencionado Daniel, fue a la base militar de Bahir Dar y pidió a las tropas que sacaran a los turistas y los llevaran a la ciudad". Así lo hicieron.

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Mientras tanto, Kananga gestionó los vuelos hacia Addis Abeba, pero se encontró con otro problema: no había plazas. Nueva llamada, esta vez a Javier de Dios, representante de Ethiopian Airlines en España, quien le hizo el favor de meter a los 19 turistas en un vuelo hacia la capital. "Aún tengo que pagar la factura", confiesa Ribas, quien ha hecho de nexo entre las altas esferas del poder de Etiopía, el ministerio de Exteriores y el grupo de turistas.

Ayer por la tarde, tras once días de conflicto armado, los 19 llegaron sanos y salvos a un hotel de lujo en Addis Abeba. El lunes, a las 00:40 de la madrugada, los 19 saldrán vía Estambul en un vuelo de Turkish Airlines. En el grupo hay diez catalanes, seis madrileños y tres valencianos. "Llegarán a las 10:00 del lunes a Barcelona, a las 11:30 a Madrid y a las 15:00 a Valencia, más o menos", asegura Ribas, que insiste en recordar que ha sido su empresa la que ha pagado toda la repatriación.

A pesar del mal trago y de los sobrecostes de la fallida expedición, Ribas agradece a la embajada sus esfuerzos, aunque deja claro que la coordinación no ha sido la óptima y que las cosas se podrían haber hecho mucho mejor. "Si no llega a ser porque nos hemos movido y hemos hecho las llamadas pertinentes, ahora mismo seguiríamos recluidos. Estaríamos una semana más. O vete a saber cuánto", concluye Noelia Bertrán.