Arsenio, agricultor; Francisco, obrero; Carlos, seguridad; Diego, lotero; José, 'rider'; y Noelia, ganadera.

Arsenio, agricultor; Francisco, obrero; Carlos, seguridad; Diego, lotero; José, 'rider'; y Noelia, ganadera. C.B. | Cedidas

Reportajes

"Cocidos" en España por trabajar a más de 40º: de Arsenio el agricultor a Francisco el obrero

Muchos trabajadores continúan con su ocupación durante esta semana a pesar de las múltiples alertas por las infernales temperaturas. 

10 agosto, 2023 02:38

La ola de calor más infernal del verano reina ya en España. Las previsiones meteorológicas indican que, a lo largo y ancho de la geografía española, las temperaturas se irán a los 30 y muchos grados. En las horas centrales del día, además, la barrera de los 40 grados se superará con holgura. Según ha establecido la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), cinco comunidades autónomas entrarán en alerta roja por altas temperaturas a lo largo de la semana: Andalucía, Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha y País Vasco.

En estas condiciones, el mero hecho de estar en la calle paseando o tomando algo en una terraza ofrece una experiencia bastante similar a la cocción. No digamos ya realizar algún tipo de actividad física o, como es el caso de muchos, trabajar.

Muchos de los trabajadores a los que se ha preguntado se confiesan "cocidos" por las altas temperaturas. "Se pasa mal estos días, pero hay que cumplir la jornada o mantenerse hasta que el cuerpo aguante", bromea Lex, un camarero de la zona de Lavapiés. Otros, como Emilio, un operario de 24 años, no dudan en reflejar el mal rato que pasan durante las horas de más calor. “Lo peor llega cuando estoy llamando a algún portal y tardan un poco más en abrirme la puerta. Ahí, el sol rasca en la nuca”, confiesa.

Como el Barrendero Madrileño, los trabajadores de la capital bien merecen un monumento.

Como el Barrendero Madrileño, los trabajadores de la capital bien merecen un monumento. C.B.

Y es que, a pesar del infierno que se avecina, la rueda sigue girando y muchas personas acudirán, como cualquier otra jornada, a su puesto de trabajo. Aunque la actividad laboral baja un tanto su intensidad durante los meses veraniegos, hay varios sectores que no echan el cierre por vacaciones. Y, en algunos casos, los trabajadores se enfrentan a turnos a la intemperie, cociéndose bajo el ardiente sol y soportando temperaturas más propias de una caldera.

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El exceso de calor puede tener consecuencias nefastas sobre la salud. En principio, nuestro organismo trata de mantener la temperatura corporal en torno a los 37 grados. Tal y como explica Julie Davies, profesora de la UCL Global Business School for Health al portal Euronews, si se supera esta cifra, “el cuerpo no puede sudar lo suficiente para mantenerse fresco”. "Si superas los 35 o 37 grados, corres el riesgo de sufrir un infarto o un golpe de calor", afirma la experta.

Por todo ello, EL ESPAÑOL ha salido a la calle a tomar el termómetro a los trabajadores que desarrollan su profesión a la intemperie. ¿Cómo adaptan su empleo a las altas temperaturas? ¿Qué medidas toman para paliar los efectos de la ola de calor? ¿Existe algún truco para evitar que el inmisericorde sol acabe pasando factura al cuerpo?

Beber agua, el consejo esencial

Lo primero en lo que inciden la mayoría de los trabajadores consultados por EL ESPAÑOL es en la necesidad de beber mucha agua. Hay que recordar que este líquido constituye, por mucho, el componente más importante de nuestro organismo y que, cuando arrecia el calor, el cuerpo comienza a perderlo a pasos agigantados. Las recomendaciones dictan que los trabajadores al aire libre deberían hidratarse cada 15 o 20 minutos.

José Gregorio (40 años), repartidor en el área de Jacinto Benavente.

José Gregorio (40 años), repartidor en el área de Jacinto Benavente. C.B.

A José Gregorio, al que este diario encuentra gestionando su próximo pedido en la calle San Sebastián, muy cerca de Jacinto Benavente, no se le olvida rellenar todas las mañanas el “tanque de agua” que le acompaña durante toda su jornada como repartidor. Idéntica costumbre mantienen los trabajadores que desarrollan su labor en solitario por las calles de Madrid. Por ejemplo, Carlos, auxiliar de seguridad al lado de Atocha, tiene siempre a mano su botella de agua.

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En cafeterías y restaurantes, como en la que trabaja Beatriz, lo tienen más sencillo. Con los grifos de agua y botellas de bebidas refrescantes a mano, siempre es más fácil mantener el cuerpo hidratado. “Tenemos aquí agua y todo lo necesario”, explica la camarera, quien reconoce que el calor se hace notar “durante todo el día, por la mañana y por la tarde”.

En un establecimiento de la calle Argumosa tienen otros trucos para refrescarse. Lex, camarero en este restaurante de la popular vía, cuenta que suelen mantener un pulverizador en la nevera para poder aliviar el sufrimiento de las altas temperaturas. “Se pasará mal estos días, pero habrá que aguantar”, se resigna. Por suerte, el calor aplaca hasta a los estómagos más hambrientos y, durante las horas de mayor castigo, casi nadie se presenta en su terraza.

Lex (31 años), camarero en un restaurante de Argumosa.

Lex (31 años), camarero en un restaurante de Argumosa. C.B.

Descansos frecuentes

Por otra parte, no hay que desdeñar la importancia de tomarse un respiro cada poco tiempo. Estas temperaturas pueden provocar un episodio de estrés térmico, caracterizado, entre otras cosas, por un agotamiento extremo: falta de energía, desmayos, náuseas… Con el trote que está dando el tiempo, unos minutos de descanso son imprescindibles para sortear cualquier problema.

Es el caso de Francisco, que trabaja durante estas semanas en las obras que jalonan la Puerta del Sol y sus alrededores. “Cuando se superan los 35 grados, tenemos el derecho a parar cuando queramos”. Precisamente le encontramos descansando junto a un compañero a la sombra del Teatro Albéniz, donde aprovecha para contarnos que “cada 15 días o así, nos dan una charla en la que nos explican los riesgos del calor y todo lo que podemos hacer para prevenirlo”.

Francisco (52), obrero en la Puerta del Sol.

Francisco (52), obrero en la Puerta del Sol. C.B.

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Sin embargo, los hay que no pueden permitirse un descanso tan frecuentemente. Por ejemplo, Diego, vendedor de lotería en la esquina de la calle Montera con la Puerta del Sol, a la pregunta de cuántos descansos se toma al día replica que “ninguno”. Desde las 9:30 hasta las 17, se mantiene en su puesto, resguardado gracias al toldo del propio carrito y a un enorme parasol que despliega en las horas centrales.

Diego (65), vendedor de lotería en la calle Montera.

Diego (65), vendedor de lotería en la calle Montera. C.B.

“Cuando empieza a pegar el sol, las temperaturas debajo de la sombrilla aumentan bastante. Sin embargo, llevo trabajando todos los veranos durante los últimos 21 años y ya estoy acostumbrado”, relata. A punto de jubilarse -Diego tiene 65 años-, ni las adversas condiciones climáticas hacen que este vendedor pierda el buen humor y las ganas de bromear con los clientes que, cada mañana, van a probar suerte con alguno de sus boletos.

Cerrado de 14 a 17

Evitar las horas centrales del día. Esa es la consigna que muchos de los trabajadores y empresas siguen para evitar cualquier incidencia relacionada con el calor. Y es que, entre las 12 y las 17, el color rojo se extiende por los territorios más afectados, indicando unas temperaturas que, en muchos casos, superan los 40 grados. En ese ambiente, el cuerpo -máxime si se está realizando esfuerzo o actividad- corre el riesgo de fallar por muchos frentes.

Por todo ello, en numerosos sectores o bien adelantan la hora de comienzo o bien la retrasan. De esa manera, los trabajadores pueden desarrollar sus responsabilidades sin ver en peligro su integridad física. Es el caso de Emilio, un joven de 24 años que se dedica a controlar los contadores de agua de los edificios del madrileño barrio de Malasaña. “Normalmente nuestra jornada comienza a las 9, pero, con el calor, nos dejan empezar un par de horas antes y así terminar lo más pronto posible”.

Emilio (24), revisor de contadores en la calle Fuencarral.

Emilio (24), revisor de contadores en la calle Fuencarral. C.B.

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Otro tanto se puede decir de Francisco, que trabaja en la obra de Puerta del Sol. “Los días en los que se prevén temperaturas altas, solemos empezar hacia las 7:30. De hecho, tenemos prohibido seguir durante las horas centrales. Echamos el cierre y cada uno se va para casa”, explica.

Sin embargo, hay sectores donde tomar este tipo de precauciones resulta imposible. José Gregorio, rider en la zona centro, confiesa que, “si por mí fuera, solamente saldría durante la tarde y la noche. Pero como la cosa está tan parada a esas horas, tengo que repartir un poco más pronto, a la hora de la comida, para que los días me salgan rentables”.

Algo parecido ocurre con las cafeterías y los restaurantes, donde camareros y cocineros han de aguantar el tipo durante el intervalo más caluroso del día. “Al final, dependemos de los clientes”, refleja Beatriz, “y si quieren venir a la hora de la comida, pues a la hora de la comida estaremos”.

Beatriz (50), camarera en la calle Santa Isabel.

Beatriz (50), camarera en la calle Santa Isabel. C.B.

¿Cómo se vive en el campo?

Saliendo ya de la gran ciudad, lo cierto es que la ola de calor se deja sentir en territorios como Castilla y León o el País Vasco. Si bien en estas zonas no es habitual que los termómetros rocen los 40 grados, no se destila una gran alarma entre los agricultores y ganaderos de provincias como León o Vizcaya. “No es más que uno o dos días”, arguyen. Eso sí, como todos, tomarán precauciones.

En conversación telefónica con EL ESPAÑOL, Arsenio García, que se dedica eminentemente al cultivo de maíz en el Páramo Leonés, reconoce que tendrán que “llevar una buena gorra y ropa fresca para sobrellevar el sol”. En su plantación, aunque no cuentan con un acondicionamiento especial, la frondosidad de la vegetación colabora en la prevención del calor.

Arsenio García, agricultor en el Páramo Leonés.

Arsenio García, agricultor en el Páramo Leonés. Cedida

De todas formas, debido a las características de los cultivos con los que trabaja, que necesitan el agua a unas horas concretas, Arsenio no podrá adaptar el horario. “Son solamente unos minutos al día, pero está claro que habrá que tomar precauciones”, afirma. Por suerte, al tener buena parte del sistema de riego modernizado, puede aportar el agua necesaria a sus cultivos.

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“Otro gallo cantaría si el riego no lo tuviéramos así. Habría que regar por inundación y eso, al final, depende de cuando llegue el agua a los terrenos”, advierte. Desde luego que no es baladí contar con uno de estos sistemas modernos. ¿Por qué? “Te permite tener al maíz hidratado y evitar que sufra en episodios de calor extremo como este”, explica Arsenio.

Por su parte, Nerea del Río, que mantiene una explotación ovina llamada Ovejas y Ríos en la localidad de Robladillo de Ucieza, en Palencia, cuenta que tendrán que tomar algunas medidas para paliar unas temperaturas que alcanzarán los 38 grados. Sacarán a las ovejas un poco antes y tratarán de llevarlas por zonas más frescas, como la vega del Ucieza, el río de la comarca.

Noelia de Santiago, ganadera en la explotación de Nerea.

Noelia de Santiago, ganadera en la explotación de Nerea. Cedida

En cuanto a la prevención personal, no faltarán las botellas de agua, la ropa fresca y los sombreros. “Hay que contar con que, una o dos veces cada verano, hay días como estos y eso significa trabajar un poco menos, acabar la jornada un par de horas antes” asegura al tiempo que añade que “la seguridad de los trabajadores es lo más importante, aunque eso pueda suponer menos productividad”.

Las recomendaciones del sindicato

Desde la Unión General de Trabajadores (UGT) han emitido un comunicado en el que inciden sobre la importancia de “prevenir los posibles accidentes relacionados con los trabajos con exposición a altas temperaturas, aplicando la normativa en materia de prevención de riesgos”.

Como recuerda el sindicato, un episodio de altas temperaturas como el que se vive estos días obliga a las empresas a adaptar las condiciones de trabajo. En caso de alerta naranja o roja, tienen que asegurar la hidratación y el descanso necesario, especialmente a aquellos trabajadores que presenten factores de riesgo, como patologías previas.

Por último, también explica cómo identificar los síntomas de un golpe de calor y enumera los pasos que hay que seguir: “colocar a la persona en lugar fresco y aireado, elevar la cabeza de la víctima sobre material blando para que no sufra golpes en caso de convulsiones, aplicar compresas de agua fría en la frente y muñecas de la víctima, abanicar a la víctima para refrescar el cuerpo y no controlar las convulsiones, ya que es un mecanismo de defensa para eliminar el calor y hacerlo puede provocar daños musculares.”