A la izquierda, el ala independentista antisistema; a la derecha, el ala convergente favorable de facilitar la investidura de Sánchez.

A la izquierda, el ala independentista antisistema; a la derecha, el ala convergente favorable de facilitar la investidura de Sánchez. Diseño: Arte EE / EP

Reportajes

Guerra civil en Junts por investir o no a Sánchez: el búnker de Waterloo contra lo que queda de CiU

Las dos facciones del partido separatista pugnan por facilitar la investidura o bloquearla. "No será una decisión racional", advierte un politólogo.

28 julio, 2023 01:49

Tras los resultados electorales del pasado 23-J, los análisis señalaron a Carles Puigdemont como quien tiene la llave del próximo Gobierno de España. Sin embargo, más allá de la paradoja, siguen siendo incapaces de prever qué decisión tomarán los siete diputados electos de Junts per Catalunya; porque hay quien, desde dentro, se opone al prófugo de Waterloo. 

“Facilitar la investidura de Pedro Sánchez no dependerá de una decisión racional. Será una decisión fruto de una lucha de poder dentro de Junts”, explica a EL ESPAÑOL el politólogo y sociólogo Joan Roca.

Esta lucha intestina se libra entre dos principales facciones: por un lado, la de los independentistas antisistema; fieles a Puigdemont, partidarios de la línea dura y el nacionalismo irredento, el sabotaje de España y el bloqueo de la gobernabilidad del país. Son advenedizos de la política e hijos del procés. Por el otro, los vestigios de la vieja CiU; procedentes del catalanismo de centroderecha; también independentistas pero, sobre todo, posibilistas, pactistas y realistas. En definitiva, un separatismo más moderado, abierto a dejar que Sánchez llegue a la Moncloa con una abstención a cambio de prebendas.

A izquierda y derecha, los nombres de las dos facciones enfrentadas de Junts.

A izquierda y derecha, los nombres de las dos facciones enfrentadas de Junts. Diseño: Arte EE / EP

El horizonte de la investidura del candidato socialista ha provocado que esta lucha interna evolucione en una guerra total. Y quienes la van ganando, de momento, son los radicales, partidarios del bloqueo y la repetición electoral: el búnker de Waterloo. “Estas dos familias se vieron muy bien definidas en octubre de 2022, cuando Junts decidió salir del Govern de la Generalitat”, subraya Roca. 

En aquel momento, Puigdemont instó -con ayuda de Laura Borràs- a que sus consejeros abandonaran la Generalitat por diferencias con su socio independentista Pere Aragonès y su partido, ERC. Junts desoyó en un primer momento a su líder en Bélgica, por influencia del ala más moderada, partidaria de mantenerse en el poder. Pero, finalmente, fueron las bases quienes dieron un espaldarazo a la facción rupturista: el 55% votó a favor de las directrices de Puigdemont contra el 42% que se opuso.

Independentistas antisistema

La facción ‘ultra’ está representada, sobre todo, por Carles Puigdemont, quien desde Waterloo, mantiene la influencia en las decisiones del partido. “Sigue teniendo el poder y es casi imposible que Junts facilite una investidura sin su visto bueno”, dice Roca. “Un sólo tuit suyo puede definir la línea del partido. Por ejemplo, apuntaló a Míriam Nogueras como cabeza de lista al Congreso cuando ésta se la disputaba con Jaume Giró, una de las figuras prominentes de la otra familia. Nogueras terminó siendo la elegida después de que Giró renunciase a las primarias”, prosigue.

Entre los leales a Puigdemont y partidarios del bloqueo están la propia Nogueras; Toni Comín, también residente en Bélgica y del núcleo duro del expresidente catalán; Laura Borràs, condenada por falsedad en documento oficial y prevaricación administrativa; Jordi Puigneró, exvicepresidente de la Generalitat e impulsor de la Agencia Espacial Catalana; Albert Batet; Josep Rius; David Torrents; Jaume Alonso-Cuevillas; Francesc de Dalmases; Aurora Madaula o el expresidente Quim Torra. Todos estuvieron a favor de romper el Govern el pasado octubre.

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Dentro de esta familia se sitúan, además, cinco de los siete diputados electos de Junts en el Congreso, de cuya abstención o improbable voto a favor depende que Sánchez forme ahora Gobierno. Son Nogueras; la periodista Pilar Calvo; Eduard Pujol, inhabilitado temporalmente de militancia en 2020 por acusaciones de acoso sexual; Marta Madrenas, alcaldesa de Girona tras Puigdemont y muy cercana al expresidente; y Josep Maria Cervera, exsenador y exalcalde del Port de la Selva.

La mayoría de estas figuras llegaron a la primera línea política de la mano de Puigdemont. “En las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017, meses después de la celebración del referéndum, Puigdemont no quiere a los perfiles de siempre de Convergencia, y trae caras nuevas para acentuar la línea dura”, dice Roca.

“Muchos no habían estado en Convergencia, sino que son figuras independientes que se alejan de la visión pragmática de CiU y cuya única prioridad es la secesión. Son capaces de renunciar al marco ideológico del centroderecha por la independencia, y es por ello que en Junts se da una amalgama ideológica indefinida, al contrario de lo que sucedía en CiU”, prosigue el politólogo. Para el experto, si esta facción acaba ganando la guerra interna, “no aceptará nada, por mucho que Sánchez les haga una buena oferta”.

Vestigios de CiU

Aunque la influencia de Puigdemont sigue siendo trascendente en el seno del partido independentista, los herederos de CiU todavía tienen la esperanza de descompensar la balanza y que sean sus figuras quienes se impongan al expresidente y a su ala antisistema para lograr un trato de favor con Sánchez en el Gobierno.

Jaume Giró, que renunció presentarse a las primarias de Junts para liderar la lista del Congreso.

Jaume Giró, que renunció presentarse a las primarias de Junts para liderar la lista del Congreso. Efe

Sin un liderato claro, su cabeza más visible es el exconseller de Economía Jaume Giró, quien también ha ocupado puestos de responsabilidad en empresas como CaixaBank (director ejecutivo), Gas Natural, Repsol (en ambas, director de Comunicación) o Petrocat (presidente).

Le siguen otros nombres como el exalcalde de Barcelona Xavier Trias; el exconseller de Interior Joaquim Forn; el exsecretario de Organización de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Josep Rull, el exconseller de Territorio Damià Calvet, la exconsejera de Acción Exterior Victòria Alsina, la exdiputada autonómica Violant Cervera, el ex Director General de Transporte y Movilidad David Saldoni, la exdiputada al Congreso Lourdes Ciuró y el expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez.

“En su caso, la mayoría son militantes históricos de CiU, procedentes de la antigua CDC o del PdCat. Muchos han tenido cargos en el Govern. Hay algunas excepciones, como Giró o Alsina, que han desarrollado sus carreras en instituciones privadas. O Sànchez, que viene del activismo. Pero son los que acaban representando la cara más convergente de Junts”, dice Roca.

“Son igualmente independentistas, pero para ellos la independencia no está en un primer plano, sino que se mueven en la lógica pujolista de reclamar más competencias y financiación, y tienen un eje ideológico enmarcado en la derecha y el pragmatismo”, continúa.

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En este lado está también la minoría de los diputados electos de Junts en el Congreso, Isidre Gavín y Josep Maria Cruset. Son ingenieros, provienen de Convergencia y han estado ligados a la gestión de infraestructuras en los últimos años.

Escisión moderada

En las pasadas elecciones generales, esta facción de Junts, además, tuvo una escisión, la del PdCat-Espai CiU de Roger Montañola. Con una propuesta para recuperar el espacio vacío de la antigua Convergencia y de renuncia a la independencia, obtuvo poco más de 31.000 sufragios. Montañola abogó por recuperar la "política adulta" y alejarse de las formas que Junts ha mantenido en el Congreso hasta ahora, más cerca de la escenificación que de lograr ventajas para Cataluña.

“La escisión no se produjo por cuestiones ideológicas sino por temas orgánicos. Lo que han visto las bases es que este posibilismo ya está representado dentro de Junts y el PdCat apenas consiguió apoyos. Los de esta rama que se han quedado en Junts lo han hecho para orientar al partido hacia la moderación”, apunta Roca.

El choque entre esta facción moderada y la de Puigdemont viene de lejos. El PdCat se distanció del prófugo en 2018 cuando sus diputados decidieron apoyar la moción de censura contra Mariano Rajoy que llevó a Sánchez a la presidencia, en contra del criterio de Puigdemont y su núcleo antisistema.

Roger Montañola, excandidato del PdCat al Congreso.

Roger Montañola, excandidato del PdCat al Congreso. EP

Marta Pascal, entonces Coordinadora General del PdCat, dijo que Cataluña no se podría dirigir “desde Waterloo”. Pero Pascal dimitió y fue a partir de ese momento que el expresidente catalán aglutinó a todas las escisiones de CiU en Junts, con mando absoluto. “Es un claro ejemplo de las luchas de poder personal que hay dentro del partido”, señala el politólogo.

Investir o no

Quien se encuentra en medio de esta guerra es Jordi Turull, secretario general del partido. En los últimos días ha declarado que “la abstención no es una opción” y que Junts sólo apoyará la investidura de Sánchez si se negocia la autodeterminación de Cataluña y la amnistía.

“El suyo es un perfil independentista de siempre, heredero y militante histórico de Convergencia, rodeado de un grupúsculo ‘turullista’ que defiende el ala pragmática. Él evita posicionarse”, asegura Roca. De alguna manera, según el politólogo, es la figura que media entre ambas facciones enfrentadas.

Para el analista, que Junts facilite o no la investidura dependerá de los vencedores de esta guerra interna. “La que acabe teniendo más peso es la que decantará la decisión, y no será por las propuestas, sino por las figuras que más poder aglutinen”, dice. “Las decisiones de Junts se han ido moldeando según las circunstancias y la preeminencia de unas figuras sobre otras. Es un partido imprevisible y, hoy por hoy, nadie dentro sabe qué van a hacer”, añade.

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La mayoría en el número de diputados en el Congreso (cinco de siete) junto a golpes de efecto como que Nogueras fuera la elegida para encabezar la delegación del partido separatista en Madrid deja en desventaja a la facción más favorable a la abstención. A esto se suma que Xavier Trias, de esta segunda familia, ha perdido influencia interna al no lograr la alcaldía de Barcelona y que el poder de Puigdemont apenas se ha diluido. "Es posible que sean las bases las que vuelvan a decidir a través una consulta interna", dice Roca. En octubre dieron la razón a Puigdemont.