Fotografía personal de Berta Domínguez.

Fotografía personal de Berta Domínguez. Instagram

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Berta Domínguez, la MIR contra Sanidad: aprueba y le niegan la plaza por ser tetrapléjica

"Si me llegan a decir esto, no me preparo el examen. Ha sido un esfuerzo impresionante y ahora estoy luchando por algo que ya he ganado", cuenta.

7 junio, 2023 03:20

A Berta Domínguez todavía le cuesta olvidar el día que asistió por primera vez a presenciar una operación en directo. Tenía tan solo 16 años y lo hizo acompañada de su padre, cirujano de profesión. Debido a una pequeña complicación con el paciente, la intervención duró más de seis horas. Pero el tiempo que Berta pasó en aquel quirófano a modo de espectadora no evitó que esta joven, natural de Badajoz, saliera del hospital con la sensación de haber sido "un niño en una tienda de caramelos". Y no solo con el sentimiento de haber disfrutado como una cría, sino también con la clara convicción de que, en un futuro, ella también quería ser cirujana y tener la oportunidad de salvar vidas. 

Llegado el momento de elegir qué carrera quería estudiar, Berta se decantó por el Grado en Medicina de la Universidad Europea. Y aunque para ella se trataba de todo un sueño, una mala decisión durante la celebración de una fiesta en una finca privada cambió su vida para siempre en una milésima de segundo. "Me tiré de cabeza a la piscina y en el fondo se me resbalaron las manos y me di con el centro de la cabeza en el suelo de la piscina. Se me estalló la vértebra cervical 5, la C5, y se me fracturó la C6. Eso hizo que tuviera una lesión modular incompleta, pero una tetraplejia", cuenta a EL ESPAÑOL. 

A pesar de que, tras el accidente, Berta quedó en silla de ruedas y sin movilidad en las manos y las piernas, nunca dejó de luchar por su gran pasión. De hecho, finalizó su formación universitaria habiendo completado las prácticas obligatorias en algunos centros hospitalarios, como es el caso de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid. Al ver que no existía ningún impedimento, se presentó al MIR y, tras aprobar el examen y quedar en el puesto 8.161 de la lista, pidió su plaza en Medicina Familiar y Comunitaria. Sin embargo, con el contrato ya firmado y a tan solo un día de incorporarse al que iba a ser su nuevo puesto de trabajo, a Berta le comunicaron que, debido a una serie de informes que habían recibido, su contrato ha sido anulado. 

Fotografía personal de Berta Domínguez.

Fotografía personal de Berta Domínguez. Instagram

Como en toda oposición pública, existe un cupo de plazas reservadas para personas con discapacidad. De hecho, Berta tenía entendido que este número de vacantes se activaban una vez se habían escogido las especialidades por orden de lista. Por ello, con la nota que había obtenido, pensó que no tendría problema para acceder a Psiquiatría, la que había sido siempre su primera opción. Pero, finalmente, no fue posible y se tuvo que decantar por Medicina Familiar y Comunitaria. 

Fue a partir de ese instante cuando empezó la batalla de esta joven pacense contra el Ministerio de Sanidad. Aceptó su plaza y, a mediados de mayo, fue a firmar su nuevo contrato. "En todo momento yo presenté mi grado de discapacidad. De hecho, firmé cogiendo el boli con las dos manos. Mi discapacidad es visible y no puedo ocultarla", cuenta en conversación con este periódico. 

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Pero, tras firmar el contrato y acudir a Salud Laboral, Berta se encontró con el primer impedimento: la médico que le atendió le dijo que no creía que fuera a ser apta ya que no podría hacer cosas básicas durante su periodo como residente, como explorar a los pacientes. "Ahí es cuando empezamos con las cosas que no puedo hacer. A mí en ningún momento me preguntan qué puedo hacer, ni tampoco me hacen un examen o un reconocimiento dirigido a esa especialidad", asegura. 

A pesar de ello, y tras haber superado las pruebas y exámenes, Berta pensaba que se incorporaría el día 23 a su puesto de trabajo. Pero un correo enviado desde Salud Laboral a menos de 24 horas de incorporarse aseguraba que la joven no era "apta" para el puesto. "No me han convocado para hablar con nadie y no conozco la cara de nadie. He mandado un correo al Ministerio contándoles que lo estaba pasando mal y que necesitaba una cita para que me explicaran las cosas y me dijeron que lamentaban mi situación y me mandaron una lista de leyes por las que yo no podía acceder", explica. 

Fotografía personal de Berta Domínguez.

Fotografía personal de Berta Domínguez. Instagram

— ¿En algún momento antes de haberte presentado a la prueba te informaron de que esto podría suceder?

— A mí me dicen todo lo contrario. Me dicen que por ley me tienen que adaptar todo y que qué mejor ambiente que el de un hospital para trabajar en mi situación. Todo era para bien. Nadie te informa de que te van a hacer un examen clínico antes de hacer la especialidad y que puede anularla. Y mucho menos por una discapacidad. Eso se supone que es ilegal, pero no es tan ilegal. Hay leyes que amparan ese proceso. Habría que cambiar las leyes para que se adaptara a la especialidad. 

Berta sufrió el accidente que le dejó tetrapléjica durante su último año de carrera. Por ello, su etapa final como estudiante universitaria coincidió con su paso el Hospital de Parapléjicos de Toledo. "Yo estudiaba mientras hacía la rehabilitación por las tardes", asegura. Después, comenzó con las prácticas. Durante meses realizó actividades formativas en diferentes especialidades, como Medicina Familiar, Psiquiatría o Ginecología. Y tal y como asegura, nunca se encontró con ningún obstáculo. Salvo por una mala experiencia con un médico profesor que le cuestionó para qué iba a querer ella terminar la carrera si no podía hacer nada y no iba a poder pasar consulta. 

"A mí como me han dicho tantas veces lo que no puedo hacer y luego lo he hecho, me daba igual, pero a mis padres sí que les marcó bastante. Me decía que por qué me iba a hacer a mí un examen oral si todos los alumnos debíamos estar en las mismas condiciones. Yo le dije que no todos estábamos en las mismas condiciones porque no todos tenían una tetraplejia. Yo no podía hacer un examen escrito", asegura. 

Su guerra contra Sanidad

Si la experiencia de preparar el examen del MIR es complicada para todos los aspirantes, para Berta lo fue aún más. Tal y como recuerda, le costó sangre, sudor y lágrimas. Y es que, al estrés de tener que decidir su futuro profesional en una prueba, se sumaban las complicaciones derivadas de su discapacidad.

Fotografía personal de Berta Domínguez.

Fotografía personal de Berta Domínguez. Facebook

"Coger apuntes, hacer resúmenes y esquemas se me complicó. Yo no tenía la misma rapidez que antes. Además, estudiaba con las piernas en alto porque, si pasaba mucho tiempo, con el estrés me bajaba la tensión y me mareaba. Y luego los espasmos. Todo el rato con almohadones en las piernas porque se me cruzaban solas por el estrés. Fue un esfuerzo extra que, en vez de reconocerse, se ha quedado ahí y parece que no ha pasado nada", asegura. 

El día que debía incorporarse a la que iba a ser su plaza —y que le habían anulado—, Berta recibió de nuevo una llamada. En este caso, le recomendaban pedir una prórroga para que no le quitaran la plaza al no presentarse. Por ello, pidió la prórroga y, tal y como le aconsejaron, solicitó un cambio excepcional de especialidad. Un cambio que, sin embargo, tampoco se adaptó a las preferencias de Berta. "Me dijeron que me ofrecían Medicina Preventiva y Salud Pública. No la menosprecio, pero yo nunca he pensado en hacer eso y no me atrae", asegura. 

A pesar de ello, Berta decidió aceptar la plaza con tal de poder cumplir su sueño y trabajar en un centro hospitalario. Un sueño que, aunque parecía que estaba cada vez más cerca de cumplirse, no parece que vaya a materializarse en un plazo próximo. "Ahora resulta que me dicen que, según el procedimiento, todo queda en manos de la Comisión Nacional de Medicina Preventiva y Salud Pública, que debe hacer un informe que puede ser favorable o desfavorable. Si es favorable me dirán en qué año y en qué condiciones podré trabajar. Y que si es desfavorable me explicarán las cosas que no puedo hacer y por qué", cuenta. 

Berta Domínguez junto a su padre.

Berta Domínguez junto a su padre. Facebook

Una decisión que ha indignado todavía más a Berta. Y es que la joven critica que, además de haberle sido arrebatada la plaza que ella misma se ganó con su esfuerzo, todavía desconozca si podrá trabajar de lo que desea en un futuro o no. "Yo tengo un montón de gastos de medicinas y rehabilitación y yo necesito empezar a trabajar ya. Hay cosas que no puedo hacer, obviamente. No puedo hacer técnicas quirúrgicas o guardias de 24 horas. Pero si no puedo hacer una guardia de 24 horas divídeme esas horas en dos turnos en las franjas horarias más saturadas para descongestionar el sistema. Todo el mundo está diciendo que faltan médicos, que el sistema está colapsado, y yo estoy aquí deseando trabajar y poniendo todo de mi parte para incorporarme y no me dejan. No tiene mucho sentido. Y más cuando a todos se les llena la boca para la inclusión y la igualdad", reclama.

— ¿Qué debería cambiar en el sistema de cara a futuras ocasiones en las que puedan surgir casos como el tuyo?

— A mí lo que más me molesta es que no haya habido ninguna información hasta el último momento. Si me llegan a decir que va a pasar todo esto, yo seguramente no me preparo el MIR. Ha sido un esfuerzo impresionante y de repente yo estoy luchando por algo que ya he ganado. Yo ya he aprobado y me he ganado mi plaza. Y ahora por una situación que no depende de mí, que es una tetraplejia, me quitan mi plaza. Yo lo que creo es que hay que regular el acceso a la plaza desde una discapacidad. Tú no puedes decir que vas a adaptar cualquier plaza cuando es mentira y lo que haces es anularle un contrato un día antes de trabajar.