Yván Pozuelo,  gijonés de 47 años, es profesor de francés y doctor en Historia.

Yván Pozuelo, gijonés de 47 años, es profesor de francés y doctor en Historia. Cedida

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Asturias suspende el empleo de Yván, el profesor que ponía un 10 a todos sus alumnos

El docente se reincorporó a su puesto este miércoles sólo para encontrarse con que, por sorpresa, llevaba inhabilitado desde hace tres semanas.

15 enero, 2022 20:26

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"Persecución". "Caza de brujas". Son algunos de los términos con los que Yván Pozuelo resume su situación. Este profesor de la educación pública lleva dos años expedientado por su particular método de calificación, que consiste en poner un 10 a todos sus alumnos. Bueno, a casi todos, como reconoció en una entrevista con EL ESPAÑOL. Ahora, tras varios días fuera debido a la vacunación, se ha encontrado con que su trabajo ya no es suyo.

Ocurrió este miércoles, tras faltar los dos primeros días a clase a causa de los efectos de la vacuna. Como de costumbre, llegó al CIFP de Hostelería donde trabajaba y se encontró, por sorpresa, que estaba suspendido de empleo y sueldo desde el pasado 24 de diciembre. "No recibí notificación alguna de la ejecución de la sanción, que el centro sí recibió el 10 de enero. No se puede tratar a un trabajador y funcionario así y espero que al juez no le tiemble la mano para calificar esto de abuso de poder y acoso", ha explicado.

Expedientado por la Consejería de Educación, Yván lleva dos años enfrentándose a una amenaza que le pedía ocho meses de suspensión, lo equivalente a una multa de 30.000 euros. La razón son cinco cargos, entre ellos calificar a sus alumnos con la misma nota (10) independientemente de su rendimiento. En principio, y según sus abogados, todavía tenía dos meses para presentar un recurso.

2.500 páginas de expediente

El expediente que sanciona a Yván abarca la friolera de 2.500 páginas. “Hay asesinos con menos páginas en los juzgados”, afirma. “Supongamos que tienen razón los del servicio de inspección: que yo hago un paripé y que todas mis notas son falsas e inmerecidas. Aún así, ¿ocho meses sin empleo y sueldo?”. Hace una pausa de varios segundos. “Hay casos de delitos de verdad en los que han sido muy benévolos los mismos inspectores que me sancionaron. Aquí hay algo raro”.

El profesor se encuentra ahora inmerso en recurrir esta sanción. En un primer momento, la Consejería de Educación le amenazó con 30 años de inhabilitación. “Esto es lamentable”, insiste Yván, impotente. Si nada cambia, pasará ocho meses sin su sustento y sin hacer lo que le apasiona. “Puede ser dentro de un mes o mes y medio. Ahora hay plazo para unos recursos que están preparando mis abogados. Por cierto, tuve suerte con los abogados. Me están animando y salvando todo esto”, decía hace unos meses a este diario.

Su equipo legal no es su único sustento emocional. “Tengo la suerte de contar con un batallón de profesores, amigos, historiadores, universitarios, padres y alumnos que me están defendiendo desde el primer segundo. Es por eso que no me derrumbé, no pedí baja y seguí dando clases, a pesar de la vigilancia y la mala fe de algunos”.

Por otro lado, “hay algo positivo”, cuenta con sarcasmo. “Ninguna fuerza política y sindical se ha puesto de mi lado. Aquí la derechona y la izquierdona parecen todos satisfechos. Me llama bastante la atención porque ellos suelen hablar de todo. Son especialistas en todo, en másteres y doctorados…”.