Madre e hija dejaron las misivas en su casa de Haro, donde las encontró Ramón, el hijo pequeño.

Madre e hija dejaron las misivas en su casa de Haro, donde las encontró Ramón, el hijo pequeño.

Reportajes

Las cartas manuscritas de la madre y la abuela de la niña muerta en Logroño: "He llegado a mi meta"

Adriana y Olga han explicado en sus misivas la mala situación económica que estaban viviendo y la complicada relación con el padre de Carolina. 

4 febrero, 2020 13:00

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Cada fragmento que se conoce de las cartas que dejaron Olga y Adriana en su casa de Haro, Logroño, es más desconcertante. Las misivas manuscritas por la abuela y madre de Carolina -respectivamente- fueron encontradas por Ramón, el hijo pequeño de Olga, quien se las entregó a la Guardia Civil. Esto se produjo el mismo día en el que los agentes encontraron el cuerpo de la pequeña en la habitación 404 del Hotel Los Bracos. En el alféizar de la ventana se encontraba Adriana, con la intención de tirarse al vacío. Ambas se habían registrado junto a Olga la mañana del domingo 26 de enero; aunque de la abuela no había ni rastro. 

Pocas horas después encontraron su cadáver en el río Ebro. Ahora, los agentes intentan averiguar cómo ocurrió todo y cómo se produjo el fallecimiento de Carolina. Parece ser que las cartas han arrojado un poco de luz a lo que sucedió aquella madrugada del 27 de enero. En las mismas, madre e hija dan sus propias versiones de por qué decidieron quitarse la vida. Olga alega que vivía una fuerte crisis económica, después de que un hombre la estafara. Por su parte, Adriana explica que los horarios con su hija eran "pocos y complicados". 

Las cartas de la madre, íntegras

Ha sido el programa Espejo Público quien ha hecho públicas las cartas de Adriana y Olga. Actualmente, Adriana se encuentra detenida después de pasar por el hospital, donde fue atendida por las heridas. Fue un vecino quien alertó que una mujer se encontraba en el alféizar de una de las ventanas del Hotel Los Bracos. Cuando los agentes accedieron al habitáculo, se encontraron a Adriana con varias heridas en los brazos. Su hija Carolina yacía, sin vida, sobre la cama. 

Adriana se intentó quitar la vida con varios cortes en los brazos y saltando por la ventana.

Adriana se intentó quitar la vida con varios cortes en los brazos y saltando por la ventana.

Tanto Adriana como su madre escribieron un total de siete cartas. Las habían dejado en su casa de Haro, antes de partir a la habitación del hotel en Logroño. Las misivas de Adriana están dirigidas a una de sus amigas y a su padre, además de mandar mensajes de aliento a sus dos hermanos; Ramón y Daniela. También, Adriana se muestra muy dura con su expareja y apunta a que la casa donde la familia vivía se la había quedado Daniel y su nueva novia, a los que califica de "vagos". "Los horarios que tengo con Carolina son pocos y complicados", añade en la nota. 

Neni, no te sientas mal, amiga. Esto es una carrera de fondo y mi meta llegó ya. Ha sido larga y con mucha resistencia. No e enfades cielo, por más que pienso eso, el pensamiento.. mismo de todos... No me lo imagino mientras escribo estas líneas. Solo siento paz amiga. Necesito descansar de todo esto. 

Hace tiempo que había escrito esto. Lo siento mucho papá, pero ahora que tengo a Carolina a mi lado, en este instante, veo que hago lo correcto. Ella hoy me decía: "Mami no quiero volver, solo estar contigo". 

Solo te pido que lo que es mío luches por ello porque es tuyo. A Ramón le dejé el plan de pensiones. Papá, es poco pero... se lo dejé a él. A Dani dale todas mis joyas de oro y lo que consideres.

Estoy tranquila. Así que solo te pido perdón por todo. Te queremos,

Adriana.

Las cartas de la abuela, íntegras

Por su parte, Olga, la abuela de Carolina, realizó la misma acción; escribió sus cartas de despedida. En sus misivas explica la situación delicada por la que estaba pasando. Al parecer, y tal y como ella había denunciado en una comisaría, había sido víctima de la estafa de 'las cartas nigerianas'. Un día, cuando se encontraba con Adriana en la Puerta del Sol, un hombre -alto y con un físico imponente- se acercó a ambas. Los tres comenzaron a conversar. En ese momento, Jaime, como así se hacía llamar, le confesó que era ingeniero naval y que se encontraba en Turquía de servicio. Solo le dejaban salir pocos días al mes de la base. 

Adriana y Olga junto a Ramón, el hijo pequeño.

Adriana y Olga junto a Ramón, el hijo pequeño.

El hombre le confesó a Olga que tenía a un hijo enfermo en Londres, al que no podía visitar debido a su intenso trabajo. Desde ese momento, Jaime comenzó a pedirle dinero a Olga. Ella accedió y le hizo varias transferencias de hasta 100.000 euros. Todo esto, que consta en la denuncia que la mujer presentó, es narrado por Olga en sus cartas. 

Conocí a un chico. Me rogó y suplicó que lo ayudara porque su hijo estaba muy enfermo. Es ingeniero naval, inglés, trabaja para la ONU. Todo esto es verdad. Lo ayudé, pero me engañó. No me justifico porque no tengo justificación. Solo te pido que algún día me puedas perdonar. He estado seis meses luchando y sufriendo con esto y no puedo más. 

Mi vida es un infierno. Según el Fondo Monetario Internacional, Jaime es un estafador y que compensaban con 700.000 euros, pero ellos también pidieron dinero y no se lo di. Lucha por ese dinero, habla con Dani porque si son unos estafadores, que mi parte sirva para descubrirlos y si es la ONU que te indemnicen a ti y a Dani. 

También, tiene palabras para su hijo Ramón, de 18 años: 

Te amo con todo mi corazón, quiero que luches por tus sueños, esté donde esté siempre me tendrás a tu lado. No voy a dejar de luchar contigo. Donde están los dólares, está también lo que tengo. Es todo para ti.

Te amo con todo mi corazón. 

Ahora, los agentes esperan los resultados de la autopsia de la pequeña Carolina. Así, podrán saber si la muerte de la menor se produjo antes o después de que la abuela saliera por la puerta del Hotel Los Bracos. Lo cierto es que la relación entre Adriana y su expareja, Javier, era cuanto menos, tensa. Ambos habían intercambio varias denuncias durante los últimos años; él a ella por no cumplir con los regímenes de visitas y ella a él por maltrato. El domingo pasado era la cuarta vez que Javier acudía a la comandancia de Haro para denunciar a Adriana, no le había entregado a la niña. Otro día más.