Las cómodas sin anclar suponen un peligro para los niños.

Las cómodas sin anclar suponen un peligro para los niños.

Reportajes

Cuidado con las cómodas de Ikea: Jozef, el niño que murió aplastado por sus cajones es uno de muchos

La mayor indemnización pagada por Ikea a la familia de una víctima menor de edad, conocida esta semana, es de 46 millones de dólares. 

11 enero, 2020 02:32
San Diego, EEUU
"Por favor, no lea esto si puede afectarle leer sobre el fallecimiento de un niño". Con esta advertencia a los lectores comienza Jackie Collas el testimonio sobre la historia de su hijo Curren. Esta madre de Pensilvania perdió a su pequeño de dos años en febrero de 2014, aplastado por una cómoda modelo Malm de Ikea. Fue uno de los primeros casos mortales que trascendió en EEUU, donde este popular y económico aparador se ha cobrado la vida de al menos ocho niños, según el recuento de diversos medios, y ha herido a miles de menores.

Tras aquella tragedia, Jackie compartió su dolorosa experiencia en Facebook, tratando de concienciar sobre el riesgo de estos muebles e iniciando un movimiento que ahora va más allá de marcas concretas y que, a la espera de sentencia, podría acabar modificando las regulaciones nacionales que rigen este tipo de muebles baratos y automontables.

Pero antes de llegar a ese punto, conviene entender cómo arrancó todo. Gracias a la denuncia de Jackie Collas y de otros afectados por accidentes similares sucedidos antes y después, la multinacional sueca se vio obligada en 2016 a retirar del mercado estadounidense y canadiense estas cómodas, abriendo el mayor proceso de devoluciones de este tipo de productos de la historia del país, con más de 29 millones de artículos por retirar. Además, se inició un periodo de litigios judiciales que no aún no ha concluido. 

Otro accidente con la cómoda Malm de Ikea


De hecho, esta misma semana se ha hecho público el último acuerdo alcanzado entre Ikea y la familia de una víctima, que se ha traducido en la indemnización más cuantiosa de todas las que ha tenido que afrontar.  En total, la empresa pagará 46 millones de dólares a los padres de Jozef Dudek, un niño de dos años que murió en mayo de 2017 en California, tras caerle encima la cómoda mientras dormía la siesta.

Jozef fue el octavo niño que fallecía en EEUU debido a la caída de este mueble, y el primer caso que se producía después de que Ikea ordenara la retirada de las estanterías Malm, un anuncio que no llegó a los padres de este pequeño, que desconocían los riesgos de este artículo.

Los abogados de los Dudek aseguran que es la indemnización más alta jamás alcanzada por la muerte de un niño. "Millones de familias no sabían que la cómoda Malm era inestable e insegura para su uso en un hogar con niños pequeños, pero quien sí lo sabía era Ikea", explica Alan Feldman, del bufete de abogados Feldman Shepherd de Filadelfia.

Este tipo de pactos extrajudiciales no es nada raro en EEUU. Es más, Ikea ya había suscrito otros acuerdos con familiares de víctimas, pero de menor cuantía. De hecho, seis meses después de lanzar el aviso para retirar las cómodas Malm en 2016, la multinacional sueca pagó 50 millones de dólares a los padres de otros tres niños pequeños que perdieron la vida por el mismo motivo entre 2014 y 2015.

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Entre estas tres familias indemnizadas estaba la de Curren Collas. Su madre, Jackie, describió con todo detalle lo que ocurrió la mañana de aquel fatídico martes 25 de febrero en un artículo que difundió en internet. Y tal y como ella misma advierte, el relato puede resultar muy duro.

La tumba del pequeño Curren.

La tumba del pequeño Curren.

"Subí a vestir a Curren para desayunar como cada mañana, pero en cuanto abrí la puerta, supe que algo iba mal. La cómoda estaba completamente volcada. Vi que su cuerpo estaba atrapado debajo del mueble. En ese momento comencé a gritar. Su cabeza estaba encajada con el borde de la cama y todo el peso del mueble descansaba sobre su cuello. Intenté retirar la cómoda", relata. El modelo que cayó sobre el menor era de seis cajones.

"Tuve que intentarlo dos veces hasta que lo conseguí. Traté de levantarlo como lo hago normalmente, pero su cuerpecito y su cuello parecían muy flojos. No sé por qué creí que estaba bien. Quizá me encontraba en fase de negación. Su cara estaba completamente morada por los vasos sanguíneos rotos, pero todavía estaba caliente. Lo coloqué en la cama e intenté sentir el corazón. En ese momento yo seguía gritando y temblando incontroladamente. Lo cargué en brazos y bajé corriendo las escaleras. Inmediatamente llamé a Emergencias y comencé la reanimación. La ambulancia vino y se llevó a mi bebé al hospital sin mí", recuerda.

Un agente de policía trasladó a Jackie al hospital tras interrogarla por lo sucedido. Ella aún pensaba que el pequeño se recuperaría. "Creía que entraría en la habitación y vería sus enormes ojos azules. Que sólo necesitaba recuperarse. Nunca en un millón de años pensé que no lo lograría. Cuando entré en la sala de emergencias, me llevaron a un lado y me dijeron que esperara al final del pasillo en una pequeña estancia. En cuanto me lo dijeron, mi corazón se hundió. Sabía que algo andaba muy mal, pero aún así pensé que él estaría bien", añade.

El pequeño Curren Collas

El pequeño Curren Collas

La última víctima, Jozef Dudek

La última víctima, Jozef Dudek

29 millones de unidades

Ante estas muertes, la reacción de la multinacional sueca y de los organismos reguladores de consumo llegó por fases. Tras conocerse las primeras muertes, en julio de 2015, se anunció un programa de reparación para estas estanterías. En aquel momento, ya tenían conocimiento de dos muertes trágicas: el fallecimiento de Curren en febrero de 2014, y el de un bebé de 23 meses ocurrido en junio de 2014 que quedó atrapado debajo de un aparador de tres cajones que se volcó sobre él en el estado de Washington.

Tras aquel primer aviso, se empezaron a conocer nuevos accidentes, incluido uno en febrero de 2016, en el que un niño de 22 meses de Minnesota murió cuando un modelo Malm de seis cajones cayó sobre él. Al poco tiempo, salió a la luz otro caso ocurrido en septiembre de 2011. Un niño de dos años de Virginia murió después de que una estantería de tres cajones lo aplastara

En todos los casos de muerte, los muebles no estaban anclados a la pared, como recomendaba el fabricante. Además, Ikea recibió informes de 41 incidentes que provocaron 17 lesiones en niños de entre 19 meses y 10 años.

Ante la gravedad de los hechos, en junio de 2016 las estanterías Malm fueron retiradas del mercado y remodeladas. Ikea lanzó un aviso público alertando de que estos productos -en sus diferentes tamaños-, fabricados entre enero de 2002 y junio de 2016, eran "inestables si no están anclados adecuadamente a la pared, lo que representa un grave peligro de vuelco y aprisionamiento que puede provocar la muerte o lesiones a los niños".

La multinacional ofrecía el reembolso de la compra o hacerse cargo de su reparación, alertando de que los consumidores debían "dejar de usar inmediatamente" el mueble, si éste no estaba convenientemente anclado, y situarlo "en un área a la que los niños no puedan acceder". Para los de años anteriores a 2002, también había opciones de devolución.

En total, se habían vendido 29 millones de aparadores en EEUU y otros seis millones en Canadá. En la rueda de prensa por aquel aviso, se hizo una demostración con maniquíes que ponía en evidencia el peligro para los menores. Cuando un niño trataba de escalar o se subía en los cajones, el mueble se venía sobre ellos.

Pese a lo alarmante de las noticias y a la campaña de comunicación que Ikea anunció que llevaría a cabo, en febrero de 2019 sólo 1,3 millones de artículos respondieron a la alerta. De 29 millones.

No sólo Ikea

Los muebles Malm están fabricados de aglomerado de madera en diferentes colores y, en el periodo afectado por la retirada, costaron entre 70 y 200 dólares, según el modelo.

Éste es uno de los grandes reclamos de esta multinacional. Muebles funcionales y fáciles de montar, a bajos precios. Sin embargo, este tipo de artículos ligeros pueden entrañar riesgos si el anclaje no es el adecuado. Y esto no se limita a un único modelo.

El 14 de mayo de 2017, Meghan DeLong encontró a su hijo de dos años, Connor, aplastado bajo una cómoda Ikea tipo Hemnes. Esta clase de mueble no se incluyó en la alerta de devolución de 2016, por lo que esta madre de Florida pensaba que sus muebles eran seguros. Sin embargo, el problema de inestabilidad parecía ser el mismo.

En un caso posterior, grabado en vídeo, se puede ver cómo el mismo tipo de mueble se vuelca sobre dos gemelos que jugaban a treparlo. Milagrosamente, ninguno de los dos pequeños resultó gravemente herido, pero las imágenes son estremecedoras.

Los dos hermanos que se salvaron milagrosamente.

Los dos hermanos que se salvaron milagrosamente.

En Europa no se retiraron

Desde luego, existen precedentes para la alarma. En los últimos diez años, Ikea ha retirado del mercado norteamericano millones de productos, muchos de ellos relacionados con los niños, como sillas altas, colchones para cunas, luces para habitaciones de niños, toldos, camas, columpios, una capa de disfraces y una carpa infantil, según publica Fast Company.

Pero este problema va más allá de la multinacional sueca. Otras compañías norteamericanas también han sacado del mercado cómodas de mala calidad, como Target, Wal-Mart y Amazon. Un informe de diciembre de 2018 de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor, la agencia federal que regula y supervisa las retiradas de productos de consumo, estima que 14.000 niños resultaron heridos por el vuelco de muebles, televisores y electrodomésticos, sólo entre 2015 y 2017. De ellos, 7.600 resultaron dañados por muebles. Además, un niño muere cada dos semanas en un accidente doméstico en los Estados Unidos.

Sin embargo, no deja de ser llamativo que en EEUU y Canadá, aunque las agencias reguladoras no siempre contenten al público por sus niveles de exigencia, al menos las compañías actúan ante el temor a fuertes demandas por parte de los clientes. En Europa, en cambio, la situación es otra. Ikea nunca retiró las estanterías Malm del mercado europeo. Tampoco en España. Curiosamente, sí lo hizo en China, donde las quejas de los consumidores tras saber lo ocurrido en Norteamérica obligaron a la multinacional a actuar.