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    El último rescate

    El 'Turia' tenía que localizar los restos del C-101 que pilotaba Francisco Marín, que se estrelló en La Manga el pasado lunes 26 de agosto. Nada más comenzar el rastro, la embarcación quedó encallada sufriendo graves daños.

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    Múltiples desperfectos

    La fuerte suma de dinero que se baraja para la reparación del cazaminas no solo se debe a la brecha y agujeros que presenta el casco, fruto de la colisión contra una formación rocosa del fondo marino de La Manga, también es consecuencia del extenso listado de desperfectos colaterales que causó el accidente.

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    Boquetes de más de un metro

    “Tiene boquetes de más de un metro en el casco; la sala de máquinas se inundó y había daños en los cuadros eléctricos y en los motores principales y auxiliares del sistema de propulsión; las hélices para que el buque gire sobre su propio eje se pulieron contra las piedras; la quilla central está arrancada; los estabilizadores de babor y estribor están rotos: uno se quedó en la playa y el otro se perdió cuando fue remolcado”.

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    En la base de Navantia

    Desde el 4 de septiembre el dragaminas ‘descansa’ sobre las denominadas camas del carenero de Navantia.

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    Secretismo en torno a la reparación

    El ‘Turia’ se ha convertido en una especie de expediente ‘X’ del que la Armada y Navantia no quieren que trasciendan datos sobre su estado, según asegura uno de los trabajadores del astillero.

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    Los audios del accidente

    EL ESPAÑOL ha tenido acceso al relato del accidente, a través de una grabación: "El comandante del barco ha dicho lo que está pasando, parece ser que en vez de las cartas náuticas que se utilizan continuamente, ellos están con un programa informático que no estaba bien implantado y las cartas náuticas no las ha interpretado bien".

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    El barco está muerto

    "Ha habido algún problema informático y el barco se ha quedado atrancado, pero atrancado quiere decir que el barco tiene una vía de agua y está hundido, no se hunde más porque está apoyado sobre las rocas. El barco está muerto”, prosigue la grabación. 

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    Un sinsentido

    "No tiene sentido lo que pasó, ese barco está hecho para radiografiar los fondos marinos porque tiene unos sensores muy grandes”, comenta un trabajador. 

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    Otra complicación

    "El cazaminas está equipado con un mini submarino no tripulado, al que llamamos ‘Pluto’, que soltaron en La Manga para buscar restos del avión, y el cableado de este robot se lió en las hélices, el barco se quedó sin propulsión y sin gobierno y el viento de levante lo arrastró hacia las rocas”, relata otro trabajador.

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    La Armada quiere recuperarlo

    “La situación ahora mismo es que la Armada desea recuperar el buque. Se está a la espera de la finalización de la estimación de los daños y consiguiente coste de reparación, por un lado del casco, y por otro de los equipos. Mientras esta evaluación no finalice, no se tomará ninguna decisión sobre el futuro del barco”, aseguran desde la Armada, pero no se hará a cualquier precio.

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    Entre 5 y 10 millones de euros

    Los trabajadores que han hablado con este diario estiman que la reparación oscilará entre 5 y 10 millones de euros.

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