Un crucero zarpa esta semana junto a la sede social del Real Club Náutico de La Coruña.

Un crucero zarpa esta semana junto a la sede social del Real Club Náutico de La Coruña. Quincemil

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Los barcos del Náutico de A Coruña divisan su centenario: repaso a casi un siglo de amor al mar

El Real Club Náutico de La Coruña cumplió 98 años este martes. Quincemil repasa con su vicepresidente, Jorge Etcheverría, los orígenes de la sociedad y sus años de auge, la vertiente formativa y su relevancia en la sociedad coruñesa

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En la calma de una fría tarde de primavera, desde el salón del Real Club Náutico de La Coruña (RCNC) en el muelle Almirante Vierna uno puede llegar a sentir que navega sobre un mar reposado. El suave viento que mece los barcos atracados confiere al momento una sensación real de contacto marítimo que experimentan los socios de este club, algunos presentes a diario en el elegante salón o en su terraza. En 24 meses será centenario: este martes 15 de abril cumplió 98 años.

El "fomento de la tradición náutica, especialmente la vela" es la razón de ser del Real Club Náutico de La Coruña, una sociedad que el 15 de abril de 1927 se constituyó formalmente bajo la presidencia de Miguel Feijóo Pardiñas pero que se había fundado nueve años antes en un local de la calle Panaderas llamado Casa del Consulado. Pardiñas y el arquitecto Antonio Tenreiro estaban entre los fundadores, un "pequeño grupo de deportistas interesados en el remo y la natación", practicada por algunos de ellos, aunque no en competiciones profesionales.

Repasa los orígenes del Náutico coruñés quien durante más de una década fue su comodoro, Jorge Etcheverría, ahora vicepresidente. Alrededor de la sede social del club descansan unos 300 barcos en la actualidad. Hay 353 plazas de atraque para propietarios con concesión, de alquiler y para transeúntes que hacen escala en la ciudad.

Un timón en la sede del Náutico.

Un timón en la sede del Náutico. Quincemil

En la sede deportiva del muelle de las Ánimas los trabajadores del RCNC cuidan las embarcaciones de la escuela de vela y los equipos de regatas, escenario en el que hasta el presente se han formado cerca de 40.000 regatistas, la mayoría desde la infancia y escalando categorías (optimist, 420, laser, snipe, J80). "Ver a 100 chavales navegando un sábado por la mañana es precioso", describe Etcheverría.

"El Náutico es patrimonio de la ciudad, indudablemente", enfatiza. "La historia del Náutico transcurrió en paralelo a la de la sociedad coruñesa, con sus crisis y sus momentos de auge". Destaca el antiguo comodoro que son todos sus antecesores en las juntas directivas un motivo de "orgullo" para el club por su empeño en mantenerlo activo con sus contribuciones, con formación y regatas, y por "promocionar la vela de generación en generación": "Haría falta un libro para difundir la educación náutica".

Un edificio reconocible

Dos años después de la creación oficial del Náutico y ante el aumento de socios se construye su primer edificio, frente a la Marina y con su fachada desarrollada hacia el mar, que lo baña por tres lados. Es obra del arquitecto Mario Páez Suárez, y la dirige uno de los mecenas del club, Antonio Tenreiro. Se inaugura en el verano de 1929.

"Los primeros barcos en atracar llegaron unos ocho años después de la fundación. Eran pequeños, balandras. El club fue ganando relevancia social, se le asociaba con la élite, muchos querían ser parte de él. Había una mentalidad liberal, con gente de distintas tendencias ideológicas, y llegó un momento, en 1946, en que se tuvo que poner límite a los socios, no más de 500", repasa Etcheverría. Hoy son en torno a 1.100 socios, "más de 3.000 si se contabilizan los familiares", y se dividen en socios de honor, fundadores, de mérito, de número, eventuales y transeúntes.

Imágenes antiguas del primer edificio del RCN de La Coruña.

Imágenes antiguas del primer edificio del RCN de La Coruña. RCNC

El jefe del Estado, Francisco Franco, visitó el RCNC por primera vez en 1940. Al año siguiente Pedro Barrié de la Maza, ya al frente del Banco Pastor, fue nombrado quinto presidente del club, cargo que mantuvo 30 años, hasta el día de su fallecimiento en marzo de 1971. Con el empresario, el edificio del muelle Almirante Vierna fue ampliado y remodelado a partir de 1948, para lo que eligió personalmente al arquitecto Jacobo Rodríguez-Losada Trulock.

La nueva sede ganó volumen respecto al palacete original, presentaba más ornamentación en las fachadas, un estilo más ecléctico en su planta baja y dos alturas, y durante los trabajos falleció un obrero. También se estrenó en verano, en 1950. Con el tiempo, los socios tendrían en la terraza un asiento de excepción para ver atracar y zarpar los transatlánticos.

Regatistas, grandes barcos y competiciones

La insignia del Real Club Náutico de La Coruña es un gallardete granate con el cuartel superior blanco, cruzado con banda azul, que simboliza el enlace del guion granate de la ciudad y el de la matrícula del puerto. Lleva una corona real sobre el paño granate y lo exhiben en un sitio preferente todas las embarcaciones propiedad del club que participan en competiciones.

Jóvenes en la escuela de vela del Náutico.

Jóvenes en la escuela de vela del Náutico. RCNC

Este escudo ha lucido el honor del RCNC desde la creación de la escuela de vela en la década de los setenta, en la que aprendieron campeones gallegos, nacionales, europeos y olímpicos, como Sofía Toro (oro en Londres 2012, clase Elliott 6m). Chuny Bermúdez de Castro, quien ha dado la vuelta al mundo más de una vez, también se formó en el Náutico, del que es socio de honor.

"Tenemos una ratio de un profesor por cada diez alumnos, y la escuela está abierta a todo el mundo. Quienes lo prueban, normalmente se quedan", explica el vicepresidente.

Durante parte del tiempo que fue comodoro se encargó de organizar todas las competiciones náuticas en las que participó el club, tanto para jóvenes como para profesionales. Etcheverría vivió uno de los momentos de mayor auge de la vela en la ciudad, cuando, además, las entidades financieras invertían en barcos que patrocinaban y contrataban a las mejores tripulaciones.

Aquella época de comienzos de siglo XXI, previa al estallido de la crisis financiera e inmobiliaria que se llevaría también por delante la fiebre náutica, citaba en A Coruña a lo mejor de la vela nacional, la Fórmula 1 del mar, con el rey Juan Carlos como regatista y "Caixa Galicia y Caixanova rivalizando" en la regata SM Infanta Elena, recuerda.

Fachada de A Coruña

"Navegar es solo el 10% de las horas que le dedicas a un barco. Si a un barco lo abandonas tiende a hundirse", resalta Jorge Etcheverría, que asegura haber "apretado al menos una vez los 20.000 tornillos" de su embarcación. Desde el Náutico entra en el mar cada verano para perfilar las costas gallegas, de Ribadeo a Baiona, con su familia y "durmiendo en el barco".

Pantalanes con embarcaciones del Naútico, con O Parrote al fondo.

Pantalanes con embarcaciones del Naútico, con O Parrote al fondo. Quincemil

En la terraza del piso superior, donde hay un comedor privado y una sala que los socios y socias usan para leer, ver la televisión o entretenerse, con el paisaje portuario alrededor como estampa reconocible de A Coruña, el antiguo comodoro, también arquitecto, reflexiona sobre la conexión del ser humano con el mar.

"Me gustaría que ahora que se habla de la fachada marítima, el borde litoral fuera más permeable al mar, que hubiera más puntos de conexión, más próximos y con menos barreras, con las barandillas más bajas...". Lo dice apelando a la "cultura de la náutica" que caracteriza a A Coruña: "Esta es la ciudad a la que más veces ha venido la Tall Ships Races, aquí en el Náutico, y a la que los barcos siempre quieren volver".

Quizá regresen para el centenario, dentro de dos años, mientras en el Náutico ya van pensando en la preparación de actividades y divulgación que ensalce su siglo de vida.