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La vida con cáncer de mama triple negativo: "Me hizo perder mi vida y mi pelo, es mucho dolor"

La coruñesa Carolina López se ha aliado con ocho mujeres más para un proyecto en el que se da la vuelta al tradicional lazo rosa que representa esta enfermedad para dar visibilidad "a la otra cara del cáncer"
Carolina López.
CEDIDA
Carolina López.

En marzo de 2021, con 35 años, la vida de Carolina López ya nunca volvió a ser la misma tras la llegada del peor de los diagnósticos: un cáncer de mama triple negativo. Como ella misma cuenta, "es el tumor más agresivo que existe" y detalla que el año pasado se detectaron en España casi 35.000 casos de cáncer de mama, de los que únicamente el 15% son de este tipo. "Somos muy pocas, es el cáncer que menos estudio tiene y para el que hay pocos medicamentos", lamenta la coruñesa natural de Cambre (A Coruña).

Según datos oficiales, anualmente mueren 6.000 mujeres a nivel nacional por cáncer de mama, es decir, 17 mujeres al día, un dato especialmente relevante y sobre todo en este 19 de octubre, Día Mundial Contra el Cáncer de Mama. Para reivindicar a todas ellas y su situación personal, Carolina se ha aliado con ocho mujeres más para un proyecto en el que se da la vuelta al tradicional lazo rosa que representa esta enfermedad para dar visibilidad "a la otra cara del cáncer", siempre desde el más absoluto respeto.

La mayoría de este grupo de nueve mujeres son de Cataluña y la gallega las ha conocido por redes sociales, lo que no ha sido impedimento para crear este movimiento: "revienta el rosa". Todas padecen cáncer de mama y a las más jóvenes se lo detectaron con 22 y 24 años, a la vez que las más mayores están cerca de los 50. De ellas, tres (una de ellas Carolina) tienen cáncer triple negativo y varias se han tenido que someter a mastectomías. Desde que iniciaron la campaña el 1 de octubre reconocen que el feedback "ha sido muy notable" y que numerosas mujeres les han trasladado que se sienten representadas.

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"Queremos contar la realidad que muchas veces se disfraza en publicidades de mujeres sonrientes, pañuelos en la cabeza y melenas larguísimas", explica López, que apunta que a ellas les duele "porque esas cosas no nos identifican". "No tenemos esas melenas, de hecho me está creciendo el pelo. No queremos romantizar el cáncer bajo un color bonito, queremos decir las verdades que hay detrás de esta enfermedad", argumenta. Para transmitir sus sentimientos, han elaborado un vídeo en el que cada una dice lo que siente con el cáncer, como por ejemplo "juventud", dado que dos de las chicas tuvieron la enfermedad muy jóvenes, a la vez que Carolina ha manifestado que para ella la enfermedad es sinónimo de "infertilidad, mutación genética y metástasis".

Asimismo, reivindican la precariedad monetaria, porque explican que "el cáncer de mama está considerada enfermedad común y prácticamente no tienes derecho a nada, a casi ninguna ayuda". "Queremos decir la verdad que está debajo del lazo y por eso lo reivindicamos poniéndolo boca abajo", afirman.

Dos cirugías y posibilidad de cáncer de ovarios

Para Carolina, su realidad "es otra que no es rosa", porque la enfermedad le ha cambiado la vida y la rutina por completo. Trabajaba en el audiovisual haciendo trabajos para la Televisión de Galicia (TVG) y daba clases de baile, algo que ya nunca podrá volver a hacer porque se ha sometido a dos cirugías. Una para extirpar dos tumores en el pecho izquierdo, que conllevó un corte en la axila para comprobar que no estaban afectados los ganglios por metástasis, y una mastectomía. De su vida antes de estar enferma, a nivel laboral conserva el colaborar con una revista femenina para la que escribe online.

"El cáncer duele, te cambia la vida a ti, al enfermo, y a quien te rodea, mi pareja, mis padres...El cáncer de mama no es el bueno, no se cura siempre", advierte la coruñesa, que añade que la enfermedad le hizo perder muchas cosas, entre ellas "rutina, pelo (lucía una melena larga hasta la cintura), sus pechos, sus ovarios y la posibilidad de tener hijos". En su caso, la enfermedad está en remisión y controlada a día de hoy, aunque padece una mutación genética que aumenta sus probabilidades de padecer cáncer de ovarios en el futuro y se está tratando para evitarlo. En el caso de que no haya mejoras, la previsión es que en cuatro años, a los 40, tengan que quitárselos.

Acude a oncología mensualmente, la misma periodicidad con la que se hace analíticas, pero lamenta que sus revisiones cada seis meses solo se cumplen "si le dan la cita", algo que no está ocurriendo. "Mueren más de medio millón de mujeres y hombres al año en el mundo por esta enfermedad y en mi caso si un día en casa me duele algo o me mareo ya pienso que el cáncer ha vuelto, todo es dolor, miedo, incertidumbre, frustración...", manifiesta, mientras reivindica que "los pacientes oncológicos deberíamos de tener prioridad" en las atenciones médicas.

"Estoy esperando la cita desesperadamente", reconoce la paciente, que rememora que su doctora le dijo en marzo que la vería de nuevo en septiembre y en octubre eso aún no ha ocurrido. "Reclamo y sigo sin la cita", asegura. En su familia es la primera persona con cáncer de mama, pero sí existían antecedentes familiares de otro tipo de tumores por parte de madre.

Tras someterse a un test genético cuando le dieron el diagnóstico de su cáncer de mama (grado 3 con una rápida propagación), comprobó que su enfermedad tiene origen genético pero curiosamente, su padre dio positivo y su madre negativo, a pesar de que los allegados de ella han padecido la enfermedad. López no pierde la esperanza y su futuro próximo se centra en continuar con su tratamiento, en principio hasta marzo de 2023.

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