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Julia Vilariño, sombrerera en Pontedeume (A Coruña): "Hay un sombrero para cada persona"

Desde su taller, en plena naturaleza, diseña y confecciona una media de 25 complementos al mes para clientes de todo el país. "Se está recuperando el uso diario de este complemento, sobre todo entre los jóvenes"
Julia Vilariño, en su taller de Pontedeume (A Coruña). Fotos de Rayonubesol Photo
Julia Vilariño, en su taller de Pontedeume (A Coruña). Fotos de Rayonubesol Photo
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Tiene 42 años y fue hace casi cuatro cuando lanzó su propia firma desde su acogedor taller, que se encuentra escondido en el corazón de una aldea de Pontedeume (A Coruña). Los sombreros que ella misma diseña y confecciona los solicitan desde Galicia y otros puntos de la península y tras años inmersa en este oficio reconoce que se ilusiona como el primer día cuando ve a alguien por la calle luciendo una de sus obras.

Julia Vilarino, trabajadora social de profesión, llegó a este mundo tras ejercer lo que había estudiado, atender una mercería durante seis años y dedicar otro más a un negocio de la localidad. "Descubrí este oficio, hice un primer curso de nociones básicas y me enamoré por completo de la sombrerería". Hasta hoy. No ha dejado de formarse y de sentirse plena por haber descubierto su verdadera pasión. "Soy muy afortunada porque trabajo en lo que me apasiona. La vida es corta y para mi tiene prioridad hacer lo que realmente te gusta".

Trabaja a diario desde un taller rodeado de naturaleza. "Este entorno es increíble, muy inspirador y perfecto para crear y preservar el oficio a un ritmo tranquilo. Este lugar ayuda a que todo tenga más coherencia".

Desde este entrañable rincón de la comarca se envían a varios puntos del país una media de 25 sombreros al mes para apasionados de este complemento. Confecciona tanto de verano, con un precio a partir de 170 euros, como para utilizar en invierno, desde los 250.

"Hay un sombrero para cada persona, es cuestión de estudiar las facciones del cliente y lograr un diseño que le haga sentir favorecido". Para ello es importante "el tipo de copa, de ala y que la talla sea la adecuada", explica.

En este tiempo se ha percatado de que "se está recuperando el uso diario de este complemento, sobre todo entre los jóvenes". "Quizá sea por influencers, que poco a poco lo están incorporando a su look diario, pero lo cierto es que cada vez es más común". Ella apuesta por tonos neutros y fibras naturales.

Julia pasa horas en su taller estudiando el rostro del cliente, los materiales que le pueden encajar y los puntos fuertes de quien lucirá su sombrero. "Es una experiencia que compartes con el cliente". Con mucho mimo y sosiego, esta sombrerera de la comarca dedica entre 4 y 5 días a confeccionar cada uno de sus complementos.

Aprendió la técnica y el uso de materiales, y cuando adquirió la destreza necesaria para crear sombreros puso su granito de arena con un particular estilo que nace de su afición al folclore. Julia forma parte desde los siete años de la Asociación Folclórica y Cultural Orballo de Pontedeume, otra de sus pasiones que traslada a sus sombreros a través del diseño, con bordados y materiales concretos. "Cada modelo de mi colección lleva el nombre de uno de los bailes del grupo", comenta orgullosa.

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