La quinta guerra de Israel ¿y la tercera mundial?

Las atrocidades cometidas por los terroristas de Hamás sólo fueron la primera parte de algo mucho mayor que fue planeado entre Doha, Moscú y Teherán. La operación no pudo salir mejor, ya que a los 1.600 asesinatos cometidos por Hamás se le unieron las 240 personas que fueron secuestradas, y de las cuales 130 siguen en Gaza.

El hecho de que hubiera rehenes en poder de Hamás condicionó y retrasó la respuesta a la acción de Hamás, lo que a medio plazo ha enfangado a Israel en una guerra de la que sólo ha sacado desgaste y errores. En la actualidad, el gobierno de Israel está debilitado tanto en su apoyo interno como externo por la campaña en Gaza, lo que nos hace pensar que Hamás ha cumplido con la primera parte del plan. 

El sistema antimisiles de Israel en pleno funcionamiento para repeler el ataque de Irán. Reuters.

El ataque contra el consulado de Irán en Damasco ha sido la excusa que Irán necesitaba para lanzar la segunda parte del plan: un ataque con drones suicidas con destino a las principales ciudades israelíes, que lleva por nombre Operación Promesa Verdadera.

Dependiendo de si los drones fueron lanzados desde Tabriz, Hamadán o Dezful, la distancia que tienen que recorrer oscila entre los 1.000 o 1.200 kilómetros. Y, al tener que sobrevolar el espacio aéreo de Irak y probablemente de Siria o de Jordania, pierden el factor sorpresa. Lo que ha tenido como resultado la interceptación de estos.

Sin embargo, el ataque con drones y con misiles de crucero de la madrugada de ayer ha cumplido con su objetivo: el lanzamiento de la segunda fase del plan.

La respuesta de Israel puede tardar, pero seguro que llegará y por ello generará una escalada regional con consecuencias globales. A pesar de las críticas hacia la campaña en Gaza, Estados Unidos no dudará en ayudar a Israel, lo que sin duda provocará que sus socios regionales rompan su alianza con Washington, algo que ya han apuntado Qatar y Kuwait al advertir que no prestarán sus instalaciones militares para un ataque norteamericano sobre Irán.

Si bien es cierto que Arabia Saudí no se ha pronunciado sobre este asunto, desde el 7 de octubre sus relaciones con Israel se han enfriado al tiempo que -gracias a la inestimable ayuda de China- ha reducido la tensión con Irán, hasta el punto de haber restaurado sus relaciones diplomáticas. 

"El ataque sobre Israel forma parte de un plan que no se gestó el pasado 1 de abril, sino el 24 de febrero con la invasión rusa de Ucrania"

Debemos evitar ver los acontecimientos como compartimentos estancos. El ataque con drones sobre Israel forma parte de un plan que no se gestó el pasado 1 de abril con el asesinato de los Guardianes de la Revolución, sino el 24 de febrero con la invasión rusa de Ucrania.

Rusia e Irán llevan años ayudando y entrenando a los terroristas de Hamás y cada uno de ellos los ha utilizado para alcanzar sus fines regionales o globales.

Por un lado, gracias a la guerra en Gaza, Rusia ha logrado fragmentar la unidad de los europeos, quienes sorprendentemente se habían mostrado como una roca frente a su expansionismo.

Además, Moscú ha logrado debilitar la ayuda militar estadounidense hacia Ucrania. Washington ha tenido que dividir su asistencia militar entre Kiev y Tel Aviv.

Por otro lado, gracias a la guerra de Gaza, Irán ha conseguido que Israel esté lo suficientemente entretenido en Gaza como para tener que concentrar sus recursos en uno solo de sus frentes y ser más vulnerable. 

[Opinión: Hasta dónde puede llegar la escalada de la Guerra de Gaza]

Todo el trabajo de aislamiento internacional y regional que se había hecho contra Irán no ha servido para nada. Los Acuerdos de Abraham se convirtieron en papel mojado el 7 de octubre. Y la imposibilidad de extenderlos a Arabia Saudí echó al traste la estrategia israelí de llevar a los palestinos a la mesa de negociación para evitar el aislamiento. Irán ha conseguido frenar la pacificación de Oriente Medio y Hamás ha sido una pieza clave en la estrategia.

Ahora queda por ver cuál será la respuesta de Israel. Hasta el momento, se jugaba con la idea de que Israel no atacaría directamente Irán, pero las condiciones han cambiado sustancialmente.

El ataque del 7-O y, principalmente, la Operación Promesa Verdadera han llevado la guerra al corazón de Israel, lo que nos sitúa en escenarios como los vistos en 1967 con la Guerra de los Seis Días. Y sobre todo en 1973 con la Guerra del Yom Kippur.

A nivel internacional debemos entender que la Guerra en Ucrania, el ataque del 7 de octubre y la agresión con drones contra Israel forman parte de una estrategia revisionista cuyo fin no es otro que el de cambiar el orden internacional.

Por ello, aunque pensemos que la supervivencia de Ucrania es un asunto que nos es ajeno, o que los esfuerzos por asegurar la existencia de Israel nada tienen que ver con nuestra seguridad, todos ellos forman parte de un todo que es el mantenimiento de un orden internacional amenazado. Y cuya defensa puede llevarnos a superar la quinta guerra de Israel y adentrarnos en la Tercera Guerra Mundial.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.