La alarma por el coronavirus se ha disparado en España en las últimas horas como consecuencia de la acumulación de noticias negativas. Coincidiendo con el aislamiento forzoso de edificios enteros en la población riojana de Haro, con la detección de un caso en la base gaditana de Rota -donde conviven cerca de 8.000 militares- y con la confirmación del contagio de un alumno del colegio al que acuden la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, hemos sabido que el número de afectados crece ahora a un ritmo del 20% cada día. 

Si la progresión siguiera esa pauta habría 140.000 casos en un mes, una cifra estremecedora. Es verdad que, como hoy exponen varios expertos en epidemiología en las páginas de EL ESPAÑOL, la evolución de este tipo de enfermedades nunca es lineal. Ponen el ejemplo de China y Corea del Sur, donde tras el estallido de las primeras semanas, ha llegado la estabilización e incluso la bajada del número de infectados.

Aglomeraciones

Pero hay otras noticias del exterior que no son tan positivas, y ahí, el caso de Italia. En un solo día, el país ha llegado a registrar más de 130 fallecimientos a causa del virus, y las autoridades han decretado el aislamiento de una docena de provincias.

El desasosiego se ha instalado en la calle, donde muchos se preguntan por el contraste entre la rigidez de algunas medidas y la laxitud según qué casos. El capitán del Valencia, Dani Parejo, ha incidido en esa polémica al cuestionar en un comunicado que el partido de Champions contra el Atalanta italiano se vaya a disputar a puerta cerrada en Mestalla mientras en España se permiten "grandes aglomeraciones en las calles por diversos motivos".

Suministro y consumo

Pero el coronavirus también empieza a contagiar a la economía. En el caso de las Bolsas, los índices han retrocedido cuatro años en un visto y no visto. La cancelación de ferias, congresos y grandes acontecimientos no cesa. La paralización de las contrataciones turísticas es ahora casi total, y eso, en un país que depende tanto de esta industria podría resultar dramático si no se revierte la situación.

En una entrevista con EL ESPAÑOL, el presidente de los empresarios madrileños, Miguel Garrido, solicita que se busquen mecanismos para evitar despidos en las empresas. También alerta del riesgo de falta de suministro para las cadenas de montaje y de la caída del consumo.

La preocupación es cada vez mayor. El Gobierno ha avanzado por boca del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que el Consejo de Ministros de esta semana tomará "medidas extraordinarias" para tratar de contener la epidemia. Está claro que nos enfrentamos a un virus que no sólo mata a personas: también mata la confianza.