La iniciativa del PSOE de registrar en el Congreso la solicitud formal para crear una comisión de investigación sobre la corrupción y la financiación irregular del PP "y su cúpula" hace prever que ésta será la legislatura de Bárcenas. Hay que tener presente que la constitución de esa comisión es también una de las exigencias de Ciudadanos para apoyar la investidura de Rajoy.

Queda claro que, por activa o por pasiva, el fantasma de Bárcenas volverá al Parlamento si acaba habiendo gobierno. La única vez que la sombra del ex tesorero del PP puso a Rajoy contra las cuerdas en el Congreso fue en aquel pleno de agosto de 2013 en el que Rubalcaba le dijo al presidente que sólo por su famoso SMS debería haber dejado el cargo. Otras iniciativas parlamentarias encaminadas a investigar el asunto fueron torpedeadas por la mayoría absoluta del PP.

En minoría

Con un PP hoy en minoría, la intención del PSOE es que la comisión salga adelante y que se prolongue durante seis meses, para que puedan desfilar por ella los principales responsables del PP, desde Cospedal a Rajoy, y también el propio Bárcenas. La circunstancia de que esas intervenciones en el Congreso pudieran coincidir con las sesiones del juicio por el caso Gürtel -cuya vista comenzará en octubre- devolvería la corrupción de los populares al primer plano.

Se da la paradoja, y así lo advirtió Albert Rivera este viernes, que para que pueda haber comisión de investigación antes tiene que haber gobierno, y que la posición de los socialistas de bloquear la investidura aborta esa oportunidad. El líder de Ciudadanos animó por ello al PSOE a cambiar de posición.

Rajoy, la espoleta

En todo caso, lo que confirma esta situación es lo perjudicial que para el PP resulta el empeño de Rajoy por aferrarse a la Moncloa. Las minas del pasado le perseguirán hasta que abandone la política, porque él es la espoleta que las mantiene activadas.

Si dirigentes como Feijóo o Cristina Cifuentes, por poner por caso, le hubieran sustituido y cualquiera de ellos llegara a la Presidencia del Gobierno, el caso Bárcenas, con ser un escándalo, sería un problema mucho menor para el PP. Ocurre que Rajoy fue quien mandaba mensajes de ánimo al tesorero que le pagaba sobresueldos cuando ya se conocían sus actividades ilícitas. Por eso su fantasma está tan vivo.