Las vacaciones de verano disuelven la cronología. Bien ejecutadas, eliminan las celdas de los días y acoplan la vida a la altura del sol en el cielo. Desayuno, paseo, baño, aperitivo, siesta, cena. A diferencia de las de Navidad, que requieren del calendario para celebrarse, las vacaciones estivales no vallan el tiempo. Lo desparraman.

La selección española durante su último entrenamiento antes de la final.

La selección española durante su último entrenamiento antes de la final. EFE

La agnosia temporal del verano, no obstante, no evapora consigo rutinas y tradiciones. En los telediarios se reproducen noticias que parecen sometidas a una maldición de reciclaje infinito y en los periódicos quienes son capaces de (¡Venga, dilo, Bart!) demonizar al papa en nombre de Dios hacen sus piruetitas sobre el teclado.

Sobre la arena, los cañonazos de cuero sintético se hacen eco unos a otros. Cada tres toallas, los balones de fútbol se disparan desde la orilla al rompeolas. Los grupitos de hombres se reparten la arena húmeda. Ocupan el suelo con sus saltitos; el agua, con sus porterías invisibles; y el aire, con sus disparos. Los paseantes calculan la trayectoria del balón antes de atravesar el campo de fútbol intermitente y fluido, que nadie sabe dónde empieza ni dónde acaba, en el que han convertido la playa.

Este manspreading no es cualquier manspreading. A estos napoleoncitos el borde del calzoncillo les asoma por el del bañador. Lucen la estética del futbolista sin la profesión. La conciencia sobre los límites personales en el espacio público no es sólo cuestión de género.

No son las mujeres las que dan balonazos en la arena. Este año ellas lo han hecho en el Mundial. Al fútbol femenino le han ampliado el espacio en los diarios y en las televisiones. Las revistas no solo hablan del bloke core, una tendencia que mezcla las camisetas de las equipaciones de fútbol con faldas de seda, sino que anuncian y celebran las victorias del equipo nacional de turno.

En Estados Unidos, la diseñadora Martine Rose ideó para Nike los trajes con que las futbolistas de su selección llegaban vestidas al estadio. En España, Panini lanzó su quinta colección de cromos de la Selección Femenina de Fútbol. A la final del campeonato asisten la reina Letizia y la infanta Sofía. Hace trece años, a la de Sudáfrica, a la masculina, acudieron los príncipes y la reina emérita.

Pese a la novedad del interés, la atención aún no es, claro, la misma. Habrá que empezar a pedirla dando brincos en la orilla.