Mi infancia son recuerdos de la fritura de un vinilo tres segundos antes de que suene I Saw Her Standing There.

Este próximo sábado, 18 de junio, Paul McCartney cumplirá supuestamente 80 años. Redondos, como sus discos. Cuando grabó Yesterday estaba a punto de cumplir 23. No está mal para el hijo de una comadrona de una ciudad de provincias. Uno podría morirse tranquilo después de componer Yesterday.

"Ayer, todos mis problemas parecían tan lejos... Ayer, el amor era un juego fácil de jugar".  

La canción se salía tanto del estilo de los Beatles que sus compañeros se negaron a que fuera publicada como single. Creo que continúa en el Guinness como la más versionada de la historia.

No es mi favorita de Paul. Durante un par de veranos de mi adolescencia gasté mis monedas en la gramola de un garito para que sonara constantemente Penny Lane e imaginé cómo serían "los cielos azules de los suburbios" de Liverpool. Así que la elegiría por delante de Yesterday. Pero también Hey Jude, Let it Be, Get Back o Blackbird. Material suficiente para ganarse la inmortalidad.

De forma recurrente me pregunto cómo habrán sido las vidas de quienes vivieron la infancia y primera juventud cerca de Paul y sus tres colegas. Y no me refiero sólo a Pete Best, el batería que se quedó a un dedo de tocar la gloria, o a Dot, la primera novia de Paul, con quien llegó a fijar fecha para su boda a los 18 años.

Me pregunto qué habrá sido del tipo que derrotó a McCartney en el concurso de redacción del instituto. Seguro que a George le dieron más de una colleja en el patio por sus orejas de soplillo. Y si no era el último, Ringo debió ser el penúltimo de la clase, diana de burlas y cachondeo.

La carrera posterior del cuarteto, ¿hizo que quienes se quedaron en tierra percibieran sus vidas como más grises y mediocres? Eran sus vecinos, sus compañeros, con quienes jugaban en el recreo, chavales seguramente con las mismas ilusiones y ganas de ser alguien.

La nueva gira de los Rolling Stones me ha recordado el comentario que hizo Paul el año pasado, para disgusto de Mick Jagger, sobre la diferencia entre ambos grupos: "Nosotros teníamos un registro más amplio". 

Siempre hubo cierta rivalidad. A mediados de los 70, un día que Jagger llevó a su hija al colegio, oyó cómo a sus espaldas un chico decía a otros: "Mirad, es John Lennon". Le arruinó el día.

La realidad es que la banda londinense ha cumplido sesenta años y los Beatles no pasaron de la década, pero el lapso que va de Love Me Do a Two of Us muestra una evolución extraordinaria, tan absolutamente fabulosa como que la persona que alumbró Here, There and EverywhereWhen I'm Sixty FourThe Long and Winding Road sea la misma que hizo I'm DownHelter Skelter y Oh, Darling. Soplemos las velas de su inmortalidad.