Dice Greta en la ONU: "Mi mensaje es que los estaremos vigilando… Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y sin embargo, soy de los afortunados. La gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?".

Me permito contestar a Greta: Existe una bobería generalizada que consiste en restringir la ecología a una actitud monjil de amor a la naturaleza. La tecnología y el dinero bien empleado es lo más ecológico que existe; por eso Suiza es un modelo medioambiental.

Gracias a los combustibles fósiles el planeta Tierra es ahora mucho más verde que hace cien años. En torno a las ciudades no había, hasta la llegada del gas ciudad, natural o butano, más que un pedregal. Ahora, el entorno de las ciudades es verde, arbolado. El consumo de leña para cocinas, chimeneas y calefacciones esquilmaba los montes y valles. No había incendios forestales porque los bosques, o lo que quedaba de ellos, eran explotados masivamente. Cualquiera que busque en el ordenador fotos antiguas de su ciudad o pueblo lo podrá comprobar.

Las ballenas, si pudieran, levantarían un monumento a Edwin L. Drake, quien perforó el primer pozo petrolero del mundo en 1859, en los Estados Unidos. Gracias a él se sustituyó el aceite de ballenas por el keroseno en las lámparas de iluminación. Las ballenas estuvieron en peligro de extinción en el siglo XIX por su caza descontrolada, de miles de ejemplares al año, en busca del preciado aceite. Eso sí que era "una extinción masiva" y las salvó el petróleo.

Hablar de dinero, tecnología y medio ambiente es dar en el clavo. Las sociedades desarrolladas son las más ecológicas por la sencilla razón de que el confort (calefacción, agua corriente, saneamientos, movilidad) se financia con altas inversiones para compaginar desarrollo y calidad medioambiental.

Un ejemplo: las incineradoras. Son mucho más caras por su construcción y tecnología que los vertederos de basuras, controlados o incontrolados. Pero las sociedades desarrolladas que generan recursos pueden financiar incineradoras, la mejor solución para tratar millones de toneladas de residuos diarios y encima generar electricidad con emisiones inocuas a la atmósfera. Todo ello, gracias a la tecnología y al "dinero".

Otro ejemplo: el tratamiento de aguas residuales e industriales. Tanto unas como otras requieren inversión para construir estaciones de tratamiento de aguas residuales y no contaminar ríos, lagos, suelos y vertidos al mar. Luego el "dinero", Greta, es muy importante en el medio ambiente.

Resulta ridículo pensar que hay sociedades enteras que no aman la naturaleza o que disfrutan contaminando. La contaminación requiere estudios rigurosos y aplicar tecnología que tiene que ser pagada (de nuevo el dinero) por los ciudadanos, bien directamente cuando adquieren un automóvil eficiente o bien por medio de los impuestos y tasas cuando el gasto lo realizan las administraciones públicas.
En otras palabras, las agresiones al medio ambiente más relevantes proceden de sociedades subdesarrolladas o en vías de desarrollo, precisamente, las que tienen menos "dinero".

Pero esos Estados (la mayor parte son crueles dictaduras) escapan a las preocupaciones de la joven Greta. Es mucho más rentable focalizar el problema en América y en Europa pues es el objetivo del nuevo intervencionismo de la izquierda política internacional, carente de proyectos.