Queridos reyes magos:

Tras años de bipartidismo que nos han llevado a una situación de infumable partitocracia, de “democracia partida por dos”, los españoles tenemos este 20 de diciembre una situación nueva: cuatro partidos con posibilidades de acceso al poder.

La situación tiene detalles interesantes: de cuatro líderes que concurren a las elecciones, tres son jóvenes (43, 36 y 37 años), hablan idiomas a buen nivel, saben manejar un ordenador, y utilizan con soltura las redes sociales. El cuarto es el representante de “la vieja política”: 60 años, incapaz de hacer nada productivo en un entorno internacional sin intérprete o traducción simultánea, y completamente inútil en lo que a tecnología se refiere. En un artículo anterior lo llamé “el último de su especie”, y sinceramente así lo espero.

A la hora de votar, un factor muy importante para mí es la relación de candidatos y partidos con la red, la tecnología y la innovación. Cada vez somos más los que vemos la red como algo que nos acompaña todo el tiempo, que se superpone a la práctica totalidad de nuestras actividades. Nuestro desempeño profesional, nuestro ocio, la forma en que nos comunicamos, nuestro acceso a la información, nuestra participación en la vida pública. Prácticamente todo. Por eso, descarto opciones políticas que amenazan la red, que no la entienden o que tratan de detener su avance para proteger a negocios del pasado. Porque la gran verdad es que los negocios del pasado nunca deben ser protegidos: ya se protegen solos. Para todo lo demás, está el mercado.

Los protagonistas del bipartidismo ya han dicho suficiente a lo largo de años. Para mí, se han descartado ya demasiadas veces. Juntos, son autores de engendros jurídicos como la ley Sinde, el canon AEDE, barbaridades que urge eliminar de nuestro ordenamiento jurídico. Quien quiera mi voto, deberá comprometerse a hacerlo. Asegurarme que trabajará para eliminar la imagen de España como país rancio del que solo cabe esperar actitudes contra la tecnología y la innovación. Que no protegerá a lobbies que intentan que la tecnología no avance, que matan la neutralidad de la red o que pretenden que no desarrollemos la energía solar ni la generación distribuida. Que no verá la tecnología como una fuente de peligros o como algo que hay que censurar.

¿Es tanto pedir que un gobierno tenga una visión moderna, no rancia, de la tecnología y la innovación? Las próximas elecciones están muy cerca de la navidad... Se lo pediré a los reyes magos.