Un militar ucraniano sostiene una escopeta mientras observa el cielo en busca de drones de combate rusos en la ciudad de Kostiantynivka.

Un militar ucraniano sostiene una escopeta mientras observa el cielo en busca de drones de combate rusos en la ciudad de Kostiantynivka. Inna Varenytsia Reuters

Europa

Ucrania es una picadora de carne para los soldados rusos: han muerto 15 veces más que en su larga guerra de Afganistán

Rusia registra unas 220.000 muertes de combatientes desde febrero de 2022. Un número que supera con creces las bajas de Estados Unidos en Vietnam o las de la URSS contra los talibanes.

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Jorge Raya Pons
Publicada

La invasión rusa de Ucrania iniciada en febrero de 2022 se ha convertido en uno de los conflictos más mortales de la historia reciente. Cálculos de los medios independientes Mediazona y Meduza, basados en registros judiciales, estiman que alrededor de 220.000 soldados rusos entre 18 y 55 años han perdido la vida.

El año 2024 alcanzó niveles récord de mortalidad para las tropas rusas. En algunas semanas se superaron las 2.000 bajas, y en total unos 93.000 militares murieron a lo largo del año, casi el doble que en 2023, cuando las cifras alcanzaron los 50.000.

Los tribunales han recibido cerca de 50.000 solicitudes para declarar a soldados desaparecidos o fallecidos, y actualmente emiten más de 250 resoluciones de este tipo al día. El número que coincide con las bajas diarias en el frente.

El recuento oficial continúa siendo limitado. El último anuncio público, realizado por el entonces ministro de Defensa Sergei Shoigu en septiembre de 2022, indicaba 5.937 bajas, una cifra muy inferior a la estimada por los registros independientes.

Las pérdidas en Ucrania superan con creces las de la intervención soviética en Afganistán entre 1979 y 1989, donde murieron aproximadamente 14.000 soldados, y también las bajas estadounidenses en Vietnam, que se cifraron en unas 58.000 y dejaron un trauma profundo en casa.

El Center for Strategic and International Studies (CSIS) de Washington calcula que las bajas rusas, entre muertos y heridos, rondan el millón. Ucrania, por su parte, ha sufrido alrededor de 400.000.

Rusia ya tuvo que recurrir a su primer reclutamiento desde la Segunda Guerra Mundial, incorporando presos, enfermos y deudores, y ofreciendo incentivos económicos a los nuevos reclutas. Incluso Corea del Norte envió decenas de miles de sus soldados para reforzar las posiciones rusas en la región de Kursk.

Los avances territoriales, sin embargo, han sido mínimos. Desde enero de 2024, las fuerzas de Moscú han capturado menos del 1% del territorio ucraniano, por lo que controlan casi el mismo territorio que en 2015. Esta situación lleva al CSIS a calificar la invasión rusa como una de las más lentas de la historia moderna, con progresos promedio de apenas 50 metros al día.

El elevado número de bajas y la falta de avances sitúan a Vladímir Putin ante la perspectiva de una guerra de desgaste prolongada. Y la situación económica del país es delicada. El Kremlin está subiendo los impuestos y recortando gastos sociales para destinar más del 40% de sus ingresos al esfuerzo militar.

El informe del CSIS concluye, por otra parte, que el ejército ruso ha sufrido dificultades para operar a gran escala, superar defensas preparadas o lograr avances significativos. Sus analistas advierten que, mientras persista el respaldo occidental a Ucrania, la posibilidad de una victoria rusa a corto plazo es muy limitada.