Nuevos reclutas de la Legión Georgiana de Ucrania, un cuerpo de Operaciones Especiales, durante su fase de entrenamiento en entornos cerrados

Nuevos reclutas de la Legión Georgiana de Ucrania, un cuerpo de Operaciones Especiales, durante su fase de entrenamiento en entornos cerrados María Senovilla

Europa

Cómo asaltar un edificio lleno de rusos y sobrevivir: así entrenan las Fuerzas Especiales de Ucrania

Perfeccionan tácticas de combate urbano, como el breaching, para poder realizar misiones extremas al otro lado de las líneas rusas

31 julio, 2023 02:55
Kiev

"¡Granada!", grita un combatiente cuando se disponen a asaltar una estancia del edificio. Justo después, y como si de una coreografía de baile se tratara, el soldado que ha arrojado la granada se agacha y cubre al compañero que va detrás, que entra –con el fusil en alto, casi apoyado en el rostro– en la habitación que acaban de "limpiar" con el explosivo. Lo sigue el tercero, y luego el cuarto. Una vez dentro se aseguran de que, si queda alguien vivo allí, se rinda en el acto.

Todo sucede muy deprisa, para aprovechar el factor sorpresa y evitar que los ocupantes del edificio tengan tiempo de coger sus armas y devolver de alguna manera el ataque. Y mientras estos cuatro hombres "limpian" la primera habitación, otro equipo hace lo mismo al fondo del pasillo. La coreografía está perfectamente sincronizada entre todos ellos.

Estamos en mitad de uno de los entrenamientos que realizan –a diario– los nuevos reclutas de la Legión Georgiana. Se trata del cuerpo de combatientes extranjeros más numeroso de Ucrania, y también uno de los que se ha granjeado más fama entre los partidarios de Zelenski –y más inquina entre los devotos de Putin–.

Un combatiente de origen japonés, recién alistado en la Legión Georgiana, practica las técnicas de asalto para combate urbano antes de ir al frente

Un combatiente de origen japonés, recién alistado en la Legión Georgiana, practica las técnicas de asalto para combate urbano antes de ir al frente María Senovilla

Los escuadrones georgianos trabajan habitualmente al otro lado de las líneas rusas, acometiendo misiones de inteligencia que requieren una minuciosa preparación. Forman parte de lo que se conoce como Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF) y han tenido un papel destacado desde el comienzo de la invasión a gran escala.

Por eso no dejan de recibir nuevos reclutas que quieren formar parte de sus filas, aún sabiendo que no todos pasarán con éxito la fase de adiestramiento. Esta etapa incluye aprender tácticas de combate urbano, como la que están realizando dentro del edificio: el breaching, una de las técnicas más complicadas y expuestas –y también una de las especialidades de la Legión Georgiana–.

El caos de la batalla

Pero el entrenamiento empieza mucho antes atravesar los angostos pasillos de hormigón y cal que deben conquistar –y que en el combate real estarán ocupados por tropas rusas fuertemente armadas–. Los reclutas aprenden primero cómo llegar hasta el objetivo sin ser detectados. Aprovechando los árboles y la maleza para deslizarse en silencio, de dos en dos, sin que cruja ni una sola rama bajo sus pies. Deben ser invisibles para el enemigo.

Se comunican con señales, mientras unos cubren el avance de los otros. Y ponen en práctica todo lo que les enseñan, también, sobre minas antipersona. Las tropas del Kremlin han minado el 30% de la superficie de Ucrania –con una densidad de explosivos sembrados por metro cuadrado nunca vista en ningún otro país en conflicto–, y ese es el primer escollo que los soldados deben salvar.

Tras de los reclutas, camina paciente el comandante Kusa. Su barba ya es blanca, pero es uno de los combatientes georgianos que ha participado en la defensa de Ucrania desde el primer día de la invasión rusa. Él marca el ritmo, les estudia y les corrige constantemente. "La mayoría son novatos, se alistaros hace una o dos semanas, y los que llevan más tiempo les ayudan", explica mientras muestra a uno de los hombres cómo sostener correctamente el fusil. 

Momento durante el asalto al interior de un edificio, en una de las fases del adestramiento que reciben las nuevas tropas de la Legión Georgiana en Ucrania

Momento durante el asalto al interior de un edificio, en una de las fases del adestramiento que reciben las nuevas tropas de la Legión Georgiana en Ucrania María Senovilla

La instrucción es muy minuciosa. Kusa les hace repetir varias veces el recorrido hasta llegar al edificio. "No les enseñamos teoría, les transmitimos nuestra experiencia en combate", añade el comandante. "El miedo que se siente, el caos de la batalla, lo que van a sentir cuando entren en combate".

El otro instructor, que va delante de los escuadrones, repite contantemente la palabra sniper. Kusa ofrece más detalles: "Habrá francotiradores, minas, trampas explosivas y artillería; pueden enfrentarse a todo en un segundo, y deben saber reaccionar". Sin embargo, el comandante reconoce que, por mucho que aprendan a reaccionar, no será ningún camino de rosas: "Por supuesto que habrá bajas, pero les adiestramos a conciencia para que sean las menos posibles", asegura.

A medida que se acercan al edificio, se dividen en dos grupos –el asalto será por dos lados para tener más posibilidades–. Continúan avanzando despacio, con sigilo absoluto, hasta que ponen un pie sobre el primer escalón de la entrada. Justo en ese momento, la película comienza a pasar a cámara rápida

No deberían morir aquí

En grupos formados por cadenas humanas de cuatro soldados, uno detrás de otro, comienzan a avanzar por el interior del edificio. Deben "limpiar" habitación por habitación. En este caso, practican la táctica de asalto con granada –aunque durante el entrenamiento no lanzan granadas de verdad, si no una piedra para marcar la acción–.

Y entonces empieza el baile. "¡Granada!", "¡Granada!", se escucha mientras los soldados se mueven deprisa por los pasillos. Sudan, los nervios les hacen cometer errores. La tensión es grande aunque se trate de un simulacro, porque saben que su vida puede depender de que se graben a fuego cómo se hace esta maniobra. Y los instructores de la Legión Georgiana son conscientes de ello.

"No les enviamos al frente hasta que no están completamente preparados, y nos da igual el tiempo y la contraofensiva", asegura tajante el comandante Kusa cuando le pregunto si ahora les instruyen más deprisa, ante la necesidad de cubrir las cuantiosas bajas que están teniendo las Fuerzas Armadas ucranianas.

Lo repiten una y otra vez, hasta que les dan una tregua. Algunos soldados se sientan en las escaleras y prenden un cigarrillo. Kusa aprovecha para hablar con dos de ellos y explicarles los movimientos que tienen que perfeccionar. El entrenamiento va más allá de las cuestiones físicas: también evalúan las condiciones psicológicas.

Un combatiente de la Legión Georgiana de Ucrania durante su fase de adiestramiento

Un combatiente de la Legión Georgiana de Ucrania durante su fase de adiestramiento María Senovilla

"Hay que entender quiénes son y ver cómo actúan para decidir si están capacitados o no para ir a la batalla", explica el comandante cuando nos alejamos del grupo de reclutas –que se secan el sudor de la cara, mientras apuran los cigarrillos–. "Algunos nunca estarán preparados para luchar, aunque tratemos de enseñarlos, y en ese caso les enviamos de vuelta a casa. Simplemente no deberían morir aquí", apostilla Kusa. 

La impotancia del combate urbano

Ahora que la contraofensiva empieza a dar resultados –en los últimos días el Ejército ucraniano lograba atravesar posiciones defensivas rusas importantes en la provincia de Zaporiyia– este tipo de operaciones de combate urbano serán cada vez más frecuentes.

En campo abierto, la guerra se hace principalmente con unidades de infantería mecanizada y artillería; pero en las áreas urbanas, son las tropas de asalto y los cuerpos de Operaciones Especiales los que llevan el peso de la ofensiva. Y si las Fuerzas Armadas ucranianas continúan avanzando por Zaporiyia, en dirección a Melitopol, se empezarán a topar con poblaciones en las que tendrán que combatir edificio a edificio para poder liberarlas.

Los combatientes de la Legión Georgiana en Ucrania no se incorporan al frente hasta que superan con éxito un exigente adiestramiento donde se evalúa también su resistencia psicológica

Los combatientes de la Legión Georgiana en Ucrania no se incorporan al frente hasta que superan con éxito un exigente adiestramiento donde se evalúa también su resistencia psicológica María Senovilla

Estas operaciones, que son prácticamente quirúrgicas, normalmente son la culminación de otros trabajos de inteligencia que pueden prolongarse durante semanas o incluso meses. En ese tiempo, la fuerza ofensiva intenta averiguar qué y a quién se van a encontrar en el interior del edificio que tienen que asaltar.

Se busca también el factor sorpresa, que en muchos casos la diferencia entre el éxito y el fracaso. Todo tiene que ser rápido y preciso. Una coreografía perfecta. Por eso los reclutas que van a formar parte de la Legión Georgiana, repiten el mismo baile una y otra vez, cada día. "Cada entrenamiento aquí, es una posibilidad más de supervivencia allí", reconoce el comandante Kusa.

El origen del 'breaching'

El breaching es una táctica que se ha perfeccionado a lo largo de las dos últimas décadas. La mayoría de los conflictos armados que han azotado el planeta en lo que llevamos de siglo XXI han sido conflictos asimétricos, en los que era frecuente que los grupos insurgentes en liza –como yihadistas u otras guerrillas– se camuflaran en entornos urbanos, entre las casas de la población civil. 

Combatientes de la Legión Georgina en Ucrania entrenan la técnica del breaching, una de las tácticas de combate urbano más complejas de realizar

Combatientes de la Legión Georgina en Ucrania entrenan la técnica del breaching, una de las tácticas de combate urbano más complejas de realizar María Senovilla

Algunos de los ejemplos más conocidos los encontramos en Afganistán o Irak, donde los ejércitos regulares del entorno OTAN se especializaron en este tipo de asaltos para darlos caza. Desde entonces, se han mejorado los equipos técnicos y la instrucción. Sin embargo, sigue siendo una de las tácticas más complejas de combate urbano a las que se enfrentan los combatientes.

Y es que es una maniobra en la que se lo juegan todo a una carta, y donde todo sucede además muy rápido. Si fallan en el primer intento, morirán o caerán prisioneros –algo que los combatientes ucranianos consideran peor que la muerte, conocedores de las torturas que suelen aplicarles las tropas rusas, y que incluyen la violación y mutilaciones varias en la mayoría de los casos–.

"¿Qué se hace con los rusos que están dentro del edificio cuando el asalto es real?", pregunto a Kusa antes de despedirme. "Los que se rindan de inmediato, serán hechos prisioneros; y los que no se rindan no sobrevivirán. Para mí lo más importante es que vivan mis muchachos", sentencia.