La Asamblea Nacional francesa durante la votación final sobre el proyecto de ley de presupuesto de la Seguridad Social para 2026, en París.

La Asamblea Nacional francesa durante la votación final sobre el proyecto de ley de presupuesto de la Seguridad Social para 2026, en París. EFE.

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La Asamblea Nacional francesa aprueba los presupuestos de la Seguridad Social para 2026: están pendientes los generales

El primer ministro, Sébastien Lecornu deberá ahora encontrar acuerdos para adoptar los presupuestos generales del Estado antes de que acabe el año.

Más información: Lecornu suspende la reforma de las pensiones de Macron en una votación sobre el presupuesto que da aire a su Gobierno

Cristina Muñiz | Agencias
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Las claves

La Asamblea Nacional francesa aprobó definitivamente los presupuestos de la Seguridad Social para 2026 con 247 votos a favor y 232 en contra.

El proyecto fue rechazado en el Senado, pero salió adelante gracias a concesiones a los socialistas, incluyendo la suspensión de la reforma de las pensiones.

Estas concesiones aumentan el gasto previsto en 5.000 millones de euros y ponen en riesgo el objetivo de déficit público acordado con Bruselas.

El Gobierno aún enfrenta el reto de aprobar los presupuestos generales del Estado antes de fin de año, con negociaciones parlamentarias difíciles y la posibilidad de recurrir a mecanismos constitucionales si no se alcanza un acuerdo.

Los diputados franceses adoptaron de forma definitiva los presupuestos de la Seguridad Social para 2026, lo que abre la puerta a la secuencia de adopción de los presupuestos generales para el año próximo que el Ejecutivo cuenta con aprobar antes del 31 de diciembre.

En total, votaron a favor del texto 247 diputados, frente a los 232 que lo hicieron en contra, un margen de quince votos, dos más de los que habían salvado el texto en primera lectura hace una semana.

El proyecto había sido masivamente rechazado en el Senado, donde la derecha y el centro-derecha tienen una amplia mayoría.

Con vistas en los presupuestos generales

Hasta el último momento se había mantenido el suspense sobre esta nueva votación, porque la izquierdista La Francia Insumisa había incrementado la presión sobre los ecologistas para que se opusieran al proyecto, tras haberse abstenido en primera lectura.

Pero finalmente mantuvieron su primera postura, lo que permitió al primer ministro, Sébastien Lecornu, confirmar un triunfo que le permite seguir en el puesto, pese a que su futuro inmediato sigue sujeto a muchas incertidumbres.

El jefe del Gobierno tuvo que hacer muchas concesiones a los socialistas, en particular la suspensión de la reforma de las pensiones adoptada en 2023 que retrasaba dos años la edad mínima de jubilación.

Esas medidas generaron división en el seno de la coalición macronista y elevaron el gasto previsto en unos 5.000 millones de euros, lo que pone en peligro el compromiso de situar el déficit público en el 5 % que París había adquirido con Bruselas para retornarlo al 3 % en 2029.

Lecornu deberá ahora encontrar acuerdos para adoptar los presupuestos generales del Estado antes de que acabe el año, una tarea que no parece sencilla.

Los diputados rechazaron en primera lectura el proyecto inicial, que, sin embargo, fue adoptado por el Senado. Una comisión mixta de ambas cámaras debe reunirse este viernes para acordar un texto que debería ser votado la semana siguiente.

Tan difícil parece que se logre un compromiso aceptable, que cada día son más las voces que piden a Lecornu que utilice el mecanismo constitucional que le permite adoptar los presupuestos sin voto parlamentario.

Algo a lo que el primer ministro se comprometió a renunciar para dar carta de naturaleza a la negociación parlamentaria, pero a lo que puede recurrir si de esta no sale un proyecto mayoritario.

En caso de adoptar las cuentas sin voto, la oposición puede presentar una moción de censura, cuyo resultado sería muy delicado para un Lecornu que carece de mayoría en la cámara baja.

Podría correr así la misma suerte que sus dos últimos antecesores, el conservador Michel Barnier, que perdió una moción de censura en diciembre de 2024 tras apenas tres meses en el cargo, y el centrista François Bayrou, que cayó en una moción de confianza en septiembre pasado.