Costa, durante la campaña por las municipales en la ciudad de Almada.

Costa, durante la campaña por las municipales en la ciudad de Almada. EFE

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El Gobierno de Costa aprobará con nota su primer test en las urnas

  • Los sondeos indican que la oposición será la más castigada en las elecciones municipales del domingo.
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1 octubre, 2017 02:44

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Dos años después de haber tomado posesión, el Gobierno de António Costa – la coalición de izquierdas formada por el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PCP), el Bloco de Esquerda (BE) y Os Verdes- se enfrenta a su primer test en las urnas. Este domingo, los portugueses depositarán sus papeletas para votar en las elecciones municipales y elegir a los alcaldes que gobernarán los próximos 4 años.

Es la primera vez que los partidos se enfrentan al escrutinio popular después de las legislativas de 2015 y, según los sondeos, quien más tiene que temer el resultado es el Partido Social Demócrata (PSD), el principal partido de la oposición, liderado por el ex primer ministro, Pedro Passos Coelho.

“Es sorprendente, una vez que, tradicionalmente, las municipales son un momento de test al Gobierno y casi siempre el partido que está en el poder tiene malos resultados. Pero esta vez, las elecciones no serán una tarjeta amarilla al Gobierno sino que le fortalecerán y penalizarán la oposición”, vaticina el sociólogo y analista político, Pedro Adão e Silva.

Según los sondeos, de las 15 ciudades más pobladas del país, el PSD se hará sólo con dos, Braga y Cascais, y se prevén derrotas estrepitosas en Lisboa y Oporto: podrá quedar tercero en ambas. “Es muy difícil conseguir mayorías políticas si no se ganan los grandes centros urbanos. La elección de los candidatos influye mucho, y Passos Coelho no ha preparado estas elecciones de manera concienzuda, parece haber apostado todo a la posibilidad de unas elecciones legislativas anticipadas”, analiza Adão e Silva.

La crisis nunca llegó y Passos Coelho se ha quedado rehén de su propio discurso.

A lo largo de estos dos años, el ex primer ministro centró su discurso en predecir una crisis política y el fin de la coalición de izquierdas antes del final del mandato. Primero, sus palabras vaticinaron la no aprobación de los presupuestos generales, algo que no sucedió. En julio de 2016, Passos Coelho invitaba a los portugueses a “disfrutar de las vacaciones” porque en septiembre vendría “el diablo”, refiriéndose a sus augurios de una nueva crisis, otro rescate europeo y nuevas sanciones, acusando al nuevo Gobierno de desbaratar la herencia recibida del anterior Ejecutivo. Entremedias, la oposición ha tildado a la coalición de “geringonça” (chapuza, en español) un término que el propio Gobierno ha acuñado con sorna para referirse a sí mismo.

“¿Y qué pasó?”, pregunta Adão e Silva, “Que la crisis nunca llegó y Passos Coelho se ha quedado rehén de su propio discurso. Bajó tanto las expectativas ante este Gobierno, insistió tanto en decir que sería catastrófico, que no sería capaz de sacar la legislatura adelante, que cualquier resultado más allá del desastre sería positivo para el Gobierno.”

En la primera mitad del año, Portugal ha bajado su déficit público hasta el 1,9%, frente a los 3,1% en el mismo periodo de 2016 y, en el segundo trimestre del año, el PIB portugués creció un 3%. Además, la agencia de rating Standard & Poor retiró a Portugal del 'bono basura' por primera vez en seis años. Esto, sumado a la mayor caída del paro desde 2008, hasta los 8,9%, ha cimentado las bases de la coalición. “Los resultados en la economía y el paro son éxitos asociados al Gobierno”, señala el analista.

Portugal cumplía con las exigencias de Europa y, al mismo tiempo, hacía algunas reformas sociales acogidas con agrado por la población. Como ejemplo, el sueldo mínimo subió de 530 a 557 euros en 2017,con el horizonte de los 600 al final de la legislatura, subieron también las pensiones y los sueldos de los funcionarios públicos y se redujo la jornada laboral de éstos para 35 horas semanales. El IVA en la restauración bajó de los 23% al 13% y se paralizaron las privatizaciones de de los transportes públicos urbanos y de la compañía nacional de aviación TAP. Este mismo mes, el Financial Times, publicaba un artículo sobre la transformación económica del país, “la historia de éxito socialista de la eurozona”.

Todo quedará igual

António Costa, en una de sus apariciones públicas durante la campaña, enfatizó que el resultado del domingo va más allá de las municipales. “Es muy importante dar fuerza al PS en la mitad de una legislatura en la que prometimos y cumplimos”, ha considerado el primer ministro. Ya el líder de la oposición, Passos Coelho, garantizó que su liderazgo no peligra ante los resultados de las municipales: “Todos los líderes políticos analizarán los resultados de estas elecciones en clave nacional, pero mi liderazgo no está en duda, pase lo que pase el domingo”.

Passos Coelho en un momento de la campaña por las municipales. / EFE

Passos Coelho en un momento de la campaña por las municipales. / EFE

Los analistas creen que los dos políticos tiene razón. “No cambiará nada. Este Gobierno tendrá estabilidad para gobernar hasta el final de la legislatura y Passos Coelho, pese a los malos resultados que previsiblemente obtendrá, seguirá siendo el candidato del PSD a primer ministro en las elecciones de 2019”, dice el politólogo del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, Costa Pinto.

El PSD tiene un Consejo Nacional marcado para dos días después de las elecciones pero no parece posible que Passos Coelho pierda su posición al frente del partido. “Aunque hay alguna contestación interna, no hay una alternativa con la fuerza suficiente para desbancar a Passos Coelho y, además, no hay que olvidar que Passos Coelho fue primer ministro y, aunque no pudo gobernar, ganó las últimas legislativas. Todo eso suma internamente”, completa Adão e Silva.

Costa Pinto cree que Passos Coelho sólo saldrá de la dirección del partido si él mismo da el paso. “Si se confirman los malos resultados, podrá ensayar una dimisión para obtener la consecuente reelección y legitimarse, de esa manera, al frente del partido”, considera el analista.

Para los socios del Gobierno, dicen, el único problema sería que el Partido Comunista (el único con representación municipal, además del PS) perdiera muchos votos, explica Costa Pinto, algo que “le obligaría a repensar el apoyo a algunas medidas del PS y a reforzar su dinámica reivindicativa en los próximos Presupuestos Generales”. “Si el PS pierde alguna alcaldía para el PCP no será preocupante, sería hasta un refuerzo para la coalición”, concluye.