China reabre sus fronteras pero más de un millón morirá de Covid en los próximos 100 días

Hospitales colapsados, farmacias desabastecidas y aviones llenos. La nueva política contra el Covid-19 del Ejecutivo de Pekín, que ha rebajado de forma notoria los controles a sus ciudadanos, junto la migración masiva que se prevé por el Año Nuevo Lunar -y sus correspondientes encuentros sociales- hacen presagiar que lo peor de esta ola de contagios que asola al país asiático desde el pasado mes de diciembre aún está por llegar. 

En cifras del semanario británico The Economist, que cuenta con un modelo predictivo propio, más de 1 millón de ciudadanos chinos, de hecho, cerca de 1,5 millones, morirá en los próximos 100 días a causa del virus. Las razones, según desglosa el medio, van desde la falta de camas en los hospitales o la baja tasa de vacunación en poblaciones de riesgo hasta, incluso, la falta de medicamentos en áreas remotas donde ya cotizan a precio de oro. 

La enfermedad deja de ser considerada por el gigante asiático como de "máximo peligro" -para cuya contención se exigen las medidas más severas- desde este mismo domingo. Lo que permite que as partir de ahora los viajeros que entren al país lo puedan hacer sin la cuarentena obligatoria en sus domicilios u hoteles pagados por los particulares, medida que estaba vigente desde marzo de 2020. El virus deja, por tanto, de estar considerada de 'tipo A' y pasa a ser de 'tipo B' a ojos de la Comisión Nacional de Sanidad china. 

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En las grandes ciudades, como son Pekín o Shanghái, no sería extraño ver cómo el 70% de su población se contagia, es decir: el país podría enfrentarse a 14 millones de personas con Covid en la capital y 18,2 en la gigantesca urbe de Shanghái. Dos megalópolis donde los centros de atención no pueden acoger más pacientes. Y donde las imágenes podrían recordarnos más a las de enero de 2020 que a las de este 2023.

A pesar de esta tesitura, las tasas de mortalidad de las ciudades 'superpobladas' apuntan a ser mucho menores que en otros enclaves. El mayor problema del sistema sanitario chino está en las áreas rurales, donde es muy deficiente y los medicamentos comienzan a escasear. Además, el Ejecutivo ha decidido reforzar el personal sanitario de las áreas periféricas de la capital con médicos procedentes de regiones poco pobladas. Lo que está provocando que en aldeas donde "nunca antes" se había tenido que tratar el Covid empiece a haber grandes colas de pacientes, según informan diversos medios internacionales.

Ciudadanos chinos en una estación de tren. Efe Efe

Por si fuera poco, el personal sanitario, a pesar de las importantes medidas que se les impone para acudir a trabajar, se está contagiando. Esto ha llevado al país a un menor ritmo en el calendario de vacunación, ya que en algunos centros no tienen capacidad suficiente como para atender al nivel que mantenían con anterioridad. 

En China más de 80 millones de personas forman parte de la población envejecida y tienen ya más de 65 años. Y es precisamente este escalón poblacional el más reticente a inocularse la dosis de refuerzo contra el virus. Pese a que cerca del 90% de la población está vacunada, menos del 70% se ha puesto la dosis de recuerdo.

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China, que ha desarrollado una amplia gama de vacunas, no cuenta con ninguna que sea eficaz para controlar Omicron, ni tampoco todas sus variantes. Las principales cepas que predominan ahora en Estados Unidos ya se han detectado en varias ciudades del país, entre ellas Shanghái. 

El Gobierno chino tuvo que poner fin a su política de 'Covid cero' a raíz de una serie de protestas que estallaron en noviembre. La población salió a la calle en varias ciudades contra las restricciones gubernamentales. Estas manifestaciones llegaron tras la muerte de 10 personas en el incendio en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (al noroeste del país). En Shanghái se escucharon entonces gritos contra el régimen: "Abajo el Partido Comunista, abajo Xi Jinping".

Primeros turistas

Dos meses después, China se reabre al mundo este domingo. Este cambio, desde el nivel de máximo peligro hasta aquel que contempla un control más laxo, permite que  los viajeros que entren al gigante asiático lo puedan hacer sin ser obligados a pasar cuarentena.

El primer vuelo que ha aprovechado el cambio de paradigma ha sido el CZ312 que unía la ciudad canadiense de Toronto con Cantón (sur).

Algunos de los primeros turistas que han llegado a la frontera de Lok Ma Chau. Reuters

El avión de la aerolínea China Southern Airlines tuvo un retraso de 3 horas y 26 minutos con respecto a su horario previsto de llegada, lo que le hizo aterrizar en la ciudad china a las 00.16 hora local del domingo (las 17.16 del sábado, hora peninsular española) según el portal de tráfico aéreo Flightaware.

Esta demora permitió a sus pasajeros ser los primeros en experimentar oficialmente las nuevas medidas implementadas y disfrutar de un ingreso al gigante asiático sin cuarentena.

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En Pekín, el vuelo que aterrizó a las 03.58 hora local (las 20.58 del sábado en la España peninsular) fue el primero en llegar al Aeropuerto Internacional de Pekín Capital, a una Terminal 3 que volvió a abrir la sección 3-E para poder hacer frente a todos los vuelos programados.

Desde el 10 de marzo de 2020, los pasajeros que llegaban a Pekín debían ingresar en la Terminal 3-D del aeropuerto para después pasar una cuarentena obligatoria de varios días en un hotel designado.

Fronteras terrestres

No sólo aquellos que llegan al país por vía aérea se benefician del cambio de paradigma en la política antipandémica de China. Los puestos fronterizos por tierra también han sido testigos este domingo del flujo de personas que han aprovechado el fin de las cuarentenas para ingresar en el gigante asiático.

En el punto de control de Hekou, que conecta a China con Vietnam, la frontera ve un retorno de la actividad comercial y muchas personas acudieron con flores al lugar para abrazar a familiares y amigos por primera vez desde 2020, informó el diario oficialista Global Times.

Las colas para entrar en China desde Hong Kong han sido multitudinarias. Reuters

Algunas personas llevaron flores para saludar personalmente y abrazar a sus familiares y amigos del otro lado por primera vez desde 2020 cuando el puerto cerró por el Covid-19.

En Erenhot (norte), ciudad china situada en el desierto del Gobi y fronteriza con Mongolia, pasó por el puesto de control terrestre más grande entre ambos países el primer grupo de ciudadanos tras 1.016 días desde que se implantara la férrea política de 'cero Covid'.

Igualmente, decenas de miles de hongkoneses aprovecharon la reapertura de fronteras para entrar a lo largo de este domingo en China a través de los diferentes métodos a su alcance, ya sea por mar, tierra o aire.

Decenas de miles de viajeros cruzaron los puestos fronterizos reabiertos hoy entre Hong Kong y China para volver a la parte continental del país tras tres años sin poder hacerlo por la estricta política 'cero Covid'.

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El puesto de control de Lok Ma Chau manejará a lo largo del día el 70% de los 50.000 viajeros que han podido cruzar a la parte continental desde las 6.30 hora local (las 23.30 del sábado en España), según el diario hongkonés South China Morning Post.

Además, también reanudarán sus operaciones el control de Man Kam To y las terminales de ferry de Sheung Wan, con destino Macao, y la de Tsim Sha Tsui para conectar con la parte continental.

Pero si bien los viajeros de ambos lados no requerirán de hacer cuarentena a la llegada a sus destinos a partir de hoy, para poder pasar los controles fronterizos tuvieron que registrarse con anticipación en unas plataformas en línea con tal fin.

Las autoridades recordaron al público que debían traer consigo el certificado de la cita, además del resultado de una prueba de ácido nucleico negativa dentro de las 48 horas anteriores al cruce de la frontera.