Trump y Putin en Helsinki en 2018.

Trump y Putin en Helsinki en 2018.

EEUU

La "humillante" reunión de Putin y Trump en 2018 aviva el miedo a que EEUU vuelva a caer en las trampas de Rusia

En la rueda de prensa posterior, Trump rechazó reconocer que Rusia hubiera interferido en las elecciones estadounidenses de 2016, afirmando que confiaba tanto en sus agencias de inteligencia como en la negativa de Putin.

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Este viernes, Alaska será escenario de un nuevo cara a cara entre Donald Trump y Vladimir Putin, el primero desde su regreso a la Casa Blanca.

La cita revive inevitablemente el recuerdo de la polémica cumbre de Helsinki un 16 de julio de 2018 en un encuentro que, lejos de sellar grandes acuerdos, quedó marcado por las acusaciones de complacencia de Trump hacia el líder ruso y por el vendaval político que provocó en Washington.

El encuentro, de alto nivel, fue organizado oficialmente por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, bajo el hashtag #HELSINKI2018.

 Formato y contenidos

La cumbre comenzó en el Palacio Presidencial con saludos protocolarios. A continuación, se celebró una reunión privada entre los dos mandatarios, inicialmente prevista para 90 minutos, pero que se extendió a dos horas, con sólo intérpretes presentes, sin asesores ni secretarios.

Después, siguió un almuerzo de trabajo en el Salón de los Espejos, acompañado de algunos miembros de sus equipos.

En la rueda de prensa posterior, Trump rechazó reconocer que Rusia hubiera interferido en las elecciones estadounidenses de 2016, afirmando que confiaba tanto en sus agencias de inteligencia como en la negativa de Putin.

Este comentario causó conmoción inmediata, ya que contradecía el consenso del entorno de seguridad estadounidense.

Indignación y fragmentación

La reacción en EEUU fue rotundamente negativa. Víctimas tanto de demócratas como de varios destacados dirigentes republicanos, los comentarios de Trump fueron tachados de “una humillación” o incluso de traición.

La prensa y figuras como Newt Gingrich, Mitt Romney o John McCain calificaron su postura como uno de los errores más graves de la presidencia.

Medios como The Economist describieron el encuentro como una “humillación de Trump”, con la percepción de que Putin lo redujo a un ingenuo: "El señor Trump parecía, en el mejor de los casos, un ingenuo".

Analistas y diplomáticos lo vieron como un desaire a la comunidad de inteligencia y un golpe a la credibilidad del presidente ante sus aliados.

Rusia: victoria simbólica

En contraste, el encuentro fue interpretado en Rusia como un triunfo político. La narrativa oficial rusa destacó el evento como una victoria simbólica, reforzando la imagen de Putin ante su población.

A nivel de logros concretos, la cumbre pasó sin acuerdos formales, más allá de vagos compromisos sobre temas como cooperación en Siria o la extensión del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START).

Incluso así, no hubo documentos oficiales o resultados tangibles anunciados. La falta de avances sustanciales, unida a la controversia política generada en EEUU, consolidó la percepción de fracaso.

Encuentro controvertido

La cumbre de Helsinki de 2018 resultó ser un evento sumamente polémico, caracterizado por una diplomacia centrada en el discurso más que en la sustancia.

De cara al público ruso, fue una victoria; desde la perspectiva estadounidense, un descalabro político interno que erosionó la confianza en su presidente y sacudió el consenso bipartidista sobre la seguridad nacional.

En definitiva, ampliamente considerada como un fracaso con consecuencias duraderas.