Sergio Massa y Javier Milei se juegan la presidencia argentina en el balotaje este domingo

Sergio Massa y Javier Milei se juegan la presidencia argentina en el balotaje este domingo José Ramón Pérez / Arte EE

América

La Argentina de la eterna crisis elige su futuro entre el peronismo de Massa y el populismo de Milei

Ahogados por una inflación desbocada, unos 35,8 millones de argentinos acuden este domingo a las urnas para elegir a su presidente para los próximos cuatro años. 

19 noviembre, 2023 03:06
Jara Atienza José Ramón Pérez

Lo que el fútbol significa para gran parte de la sociedad argentina podría resumirse en un solo sonido: el de los aficionados del Boca Juniors cuando se ponen a cantar. Al parecer, el nivel de ruido pasa a ser tan alto que el histórico estadio de la Bombonera, en Buenos Aires, vibra. Lo hace, además, literalmente; las grietas de las paredes se abren y se cierran al ritmo de los hinchas. 

A lo largo de los años, políticos de todo signo han aprovechado para capitalizar esa pasión desmedida que impregna al país que vio nacer a Messi y a Maradona, pero también, una crisis eterna que año tras año asfixia a la población. Javier Milei y Sergio Massa, que este domingo se disputan en segunda vuelta ocupar la Casa Rosada durante los próximos cuatro años, no han sido menos.

Por eso, cuando el pasado 22 de octubre se convirtieron en los finalistas a la Presidencia de Argentina, el ultraliberal populista Javier Milei celebró su victoria con un eufórico cántico futbolero. "Primera vuelta, la puta que nos parió", rezó el candidato de La Libertad Avanza. El candidato peronista de Unión Por la Patria –coalición de más 17 pequeños partidos que gobierna el país desde 2019– y actual ministro de Economía, Sergio Massa, fue más pragmático: comenzó promover una campaña del miedo con la que ha conseguido que la Asociación del Fútbol Argentino y los principales clubes del país respaldaran su candidatura en un comunicado. 

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Hoy por hoy, sin embargo, ya rueda la pelota, y el resultado del balotaje (como se conoce a la segunda vuelta electoral) sigue siendo una incógnita. Todas las encuestas, de hecho, hablan de un empate técnico. El promedio de las últimas 20 encuestas realizadas en Argentina tras la primera vuelta electoral da a Milei un 51,3% de los apoyos y un 48,7% a Massa. Pero la diferencia de 2,6 puntos porcentuales acostumbra a estar dentro de los márgenes de error de la mayoría de las encuestas. Así, en un país en el que el voto es obligatorio, todo parece estar en manos de los indecisos, que todavía representan un amplio porcentaje. 

Quizá porque estas son las elecciones más atípicas que recuerda Argentina. Entre otras cosas porque cuando el electorado –unas 35,8 millones de personas– acuda hoy a las urnas, no sólo tendrá que escoger entre un outsider ultraderechista o el candidato oficialista para sustituir a Alberto Fernández, actual presidente. También deberán escoger a la persona que tendrá que gestionar la peor crisis económica que ha vivido el país en los últimos 20 años. Y las propuestas de los dos candidatos no podían ser más dispares. 

Economía en caída libre

Hace ya tiempo que la economía de Argentina agoniza, pero este año la situación se ha vuelto totalmente asfixiante. La inflación se ha disparado hasta el 143% interanual, el Producto Interior Bruto (PIB) lleva meses estancado y el valor de la moneda nacional se hunde sin freno. Tanto, que si a principios de 2023 hacían falta 178 pesos para conseguir un dólar estadounidense, ahora son necesarios casi 353

Todo sin olvidar que las reservas brutas del Banco Central están en mínimos y que el Estado tiene una deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta frágil situación ha disparado aún más el hambre, la pobreza, que alcanza el 40%, y la indigencia, que está en un 10%, según los datos del segundo trimestre del año publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina. 

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Para aliviar la solución, Milei, que a sus 53 años se define como un "anarcocapitalista" y un "liberal libertario", propone reducir la intervención del Estado al mínimo y recortar los gastos. Desde su formación, La Libertad Avanza, este economista de profesión cree en el modelo del laissez-faire (dejar hacer al mercado) y apuesta por reducir al mínimo el gasto público. Esa no es, sin embargo, su idea más polémica. Una de las propuestas estrellas del ultraderechista es la de eliminar el Banco Central y abrir las puertas al dólar como moneda de curso legal. O lo que es lo mismo, dolarizar la economía. Una medida que numerosos expertos han calificado de peligrosa, entre otras cosas a finales de los 90 se intentó imponer un sistema similar que acabó con un corralito en 2001

Con todo, el objetivo de Milei es que "Argentina vuelva a ser una potencia mundial", según repite una y otra vez. Un mantra que hace referencia a hace más de un siglo, cuando Argentina, considerada "el gran granero del mundo" por sus recursos de trigo y maíz, se convirtió en un país con gran riqueza e influencia global gracias a su poderoso modelo agroexportador. Antes de la Primera Guerra Mundial, llegó incluso a tener un PIB per cápita más alto que el de Alemania, Francia o Italia. 

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No obstante, en los últimos 100 años, su economía ha ido perdiendo fuerza cada vez con mayor velocidad. En 2014, la revista The Economist publicaba La parábola argentina, un duro artículo en el que databa el inicio del declive de Argentina con la aparición del peronismo, el movimiento político fundado por Juan Domingo Perón, presidente de Argentina a finales de los 40. Según la publicación, el peronismo, que Perón llamó justicialismo, generó "una sucesión de populistas económicamente analfabetos" que han llevado a Argentina "a la ruina". 

En esta línea, el economista y vicepresidente de la Fundación Norte y Sur, Fausto Spotorno, explicó a la BBC que el problema fue que, desde Perón, todos los gobiernos siguieron con la tradición de gastar más de lo que tenían. Y para ello, las distintas expresiones del peronismo, que desde entonces han dominado prácticamente la política argentina, recurrieron a emitir más dinero o a pedir más deuda, convirtiendo así a Argentina en uno de los países con más inflación y más defaults (suspensión de pagos de la deuda) en el mundo.

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Massa, de 51 años, es actualmente el hombre fuerte del peronismo. Abogado de profesión, su propuesta pasa por defender un "Estado fuerte y protector" que reviva la maltrecha economía. Para ello, el líder de Unión por la Patria (UP) ha centrado su campaña en presentarse como un líder sereno y con experiencia, capaz de superar la grave crisis económica. 

Sin embargo, lo cierto es que desde mediados de 2022 Massa ha ejercido como ministro de Economía del actual Gobierno de Alberto Fernández. Y durante su gestión, la inflación mensual ha alcanzado los dos dígitos por primera vez desde 1991 y los índices de pobreza se han disparado. El Ejecutivo saliente culpa a una sequía histórica que ha dejado pérdidas millonarias y al crédito que pidió el expresidente Mauricio Macri al FMI en 2018.

De Macri a Milei, el voto protesta

Es cierto que Macri, fundador de los partidos liberales de derechas PRO-Argentina y Cambiemos, recibió de manos del FMI la desorbitada cifra de 44.000 millones de dólares en el que fue uno de los mayores créditos de la historia del organismo. Nunca fue capaz de devolverlo. Durante su mandato también se duplicó la inflación hasta alcanzar el 50%.

Sin embargo, cuando en noviembre de 2015 Macri, entonces un outsider para la clase política tradicional, llegó al poder, lo hizo gracias a los votos de quienes, algunos convencidos y otros no tanto, le votaron como señal de hartazgo a 12 años de kirchnerismo, una expresión del peronismo nacida de los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2015). Ésta última, actual vicepresidenta del Gobierno, carga a sus espaldas una condena por corrupción y tiene varios frentes abiertos con la Justicia.

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Ahora bien, la victoria de Macri no fue holgada. Ganó con apenas un 51,34% de los votos tras una ajustada batalla contra Daniel Scioli, entonces representante del kirchnerismo. Esa fue la primera vez que Argentina celebró un balotaje, al no conseguir el candidato más votado más del 45% de los votos o superar con un mínimo de 10 puntos al segundo candidato en la primera vuelta. Ese voto rebelde se disipó en 2019, cuando Alberto Fernández desbancó a Macri y devolvió el poder al oficialismo. El daño, sin embargo, ya estaba hecho. 

1º vuelta: se impone el peronismo

En esta ocasión ha sido Javier Milei, conocido antes de lanzarse a la política por sus polémicas apariciones en televisión, quien mejor ha sabido concentrar el voto protesta. Ese malestar acumulado por años de deterioro socioeconómico que le ha llevado a pelearse "con la casta" por ocupar la Casa Rosada.

Por su parte, Massa, que ha sido tanto un traidor como el hijo pródigo kirchnerismo, ha conseguido lo aparentemente imposible: resucitar a un peronismo magullado. Su victoria fue la gran sorpresa de la primera vuelta presidencial del pasado 23 de octubre. Y aunque la participación fue del 77,65% –la más baja desde 1983– Massa obtuvo el 36,7% de los votos frente al 30% de Milei. 

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No se impuso, sin embargo, por goleada, sino que perdió más de tres millones de votos respecto a hace cinco años. Pese a que representa el peor resultado del movimiento desde su fundación, el peronismo logró imponerse en 13 provincias, incluida en la de Buenos Aires, la más poblada de Argentina e histórico bastión del partido, y Corrientes, la segunda en número de habitantes. La provincia en la que más votos consiguió el oficialismo de Massa fue en Santiago del Estero, con el 65,5% de los votos frente al 22,98% de su contrincante, Milei.

Quien no puede alardear de éxitos es la candidata del macrismo, Patricia Bullrich, que se quedó fuera de la carrera presidencial después de conseguir sólo el 23,8% de las papeletas ha perdido. Además, la representante de Juntos por el Cambio, que ya ha apoyado públicamente a Milei en la segunda vuelta, únicamente consiguió colocarse como primera fuerza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En general, el apoyo a la coalición que ganó las elecciones hace nueve años, ha caído en picado en numerosas provincias. 

Porque si alguien ha irrumpido con fuerza en el mapa político de Argentina ha sido el líder de la formación morada, primero en una decena de distritos electorales, entre ellos Santa Fe y Córdoba (dos de los más poblados) y San Juan y Mendoza. El mayor apoyo lo ha encontrado en San Luis, donde se hizo con el 42% de los votos frente al 26,5% de Massa.